Kiara Latchman, un lugar en el mundo para un corazón sudafricano en Ourense

LA NUEVA OURENSANÍA

El deseo de ir más allá de sus fronteras trajo a Kiara Latchman de Durban a este rincón del planeta. Como cuidadora de un niño, en una familia de Barrocás, fue creando lazos y se estableció en A Carballeira. Hoy se dedica a la educación y pinta que un rato más se queda por esta tierra.

Miriam Blanco y Marta Vázquez

Publicado: 28 dic 2024 - 05:00 Actualizado: 28 dic 2024 - 07:33

Kiara Latchman, un lugar en el mundo para un corazón sudafricano en Ourense

Presenta dos rostros Kiara Latchman (Durban, Sudáfrica) según hable en inglés o castellano. En dos encuentros pudimos escrutarla, uno más formal en un correctísimo español, y una segunda vuelta en inglés bromeando. “Si hubiese sabido que me entendéis en mi idioma no me esfuerzo tanto”, reconoce sobre el primero de los momentos.

LA NUEVA OURENSANÍA (10)
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Su reflejo en nuestro espejo se traduce en la hermosa naturaleza que desprende el ojo de una jirafa. Una mirada límpida que contrasta con su boca, atareada con la ingente cantidad de preposiciones que requiere nuestro lenguaje.

Joven y un poco desvalida versus mujer de ideas claras. El primer día arreciaba y ella en gabardina “me muero de frío”, tiritaba palabras Kiara. Suelta y divertida después como el pincho de pollo que ondea, un fuego a la espalda, botella de Amarula en mano. “Es un licor a base de crema y una fruta africana”, explica, a la par que muestra un elefante en la etiqueta plateado.

Aurpair destino Ourense

Tiene Kiara veintiséis años y lleva siete años rondando este lado. “Soy una persona que quiere saber un poco más del mundo y salir de su burbuja”, aclara. Aquí llegó porque la solicitó como ‘aupair’ una familia de Barrocás. Contaba diecinueve años, y antes de comenzar sus estudios universitarios “buscaba unos anfitriones”, revela. “Más que un trabajo es un intercambio cultural”, aclara. “Hasta hoy, cinco años después, son como mi familia de aquí”, comenta sobre sus hospedadores. “Ellos fueron mi primera impresión de las personas ourensanas”, añade. Ejerció de niñera para ellos ocho meses, y luego conoció a un amor que le hizo quedarse. “Volví a Sudáfrica y me inscribí en Gestión ambiental, una carrera a distancia”, comenta. Eso y dar clases de inglés le permitió volver durante esos años. “Sentí que aún no había acabado la historia entre Galicia y yo, tiene un encanto que me cuesta definir”, aclara.

Para contraste Durban, “la tercera ciudad más grande de Sudáfrica, multicultural, emocionante, caótica, pero a la vez relajada”, nos cuenta. Habrá quien prefiera ubicarla a través del fútbol, pues en allí se jugaron en 2010 las semifinales entre España y Alemania. No vamos a criticar al deporte rey, si ayuda a poner lugares en el mapa. Charlamos con ella sobre los ‘Big Five’, los cinco grandes de África. “El elefante, el búfalo, el rinoceronte, el león y… no es un leopard, es un cheetah”, aclara. Ilustra Kiara sobre falsos amigos en ambas lenguas, que sepa el mundo que en esta clasificación no pinta nada el leopardo. “El guepardo es el animal más rápido que existe”, añade tras la debida traducción al castellano.

Pasamos de hablar de la asombrosa reserva natural de Kruger al no menos interesante barrio de A Carballeira. “Vivo sola”, comenta sobre su estancia en el vecindario. “En estos momentos trabajo de auxiliar de conversación en lengua inglesa, en el colegio de la Purísima y el Santo Ángel”, aclara. “La educación de momento me gusta mucho”, concluye sobre esa oportunidad que se le presentó, un poco de rebote, en España.

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Deja entre Durban y Johannesburgo a sus padres y dos hermanas mayores. “Todos mis tatarabuelos eran de la India”, aclara sobre sus facciones, que no son ni mestizas, ni negras ni de raza blanca. “Sudáfrica era parte de la colonia británica, y en la costa este había plantaciones de caña de azúcar para la que necesitaban mano de obra”, aclara. “Estas personas vivían en la pobreza y se hacían voluntarios, como mis abuelos”, explica Kiara, que ya es la cuarta generación de los suyos en Durban. “Específicamente en mi ciudad, somos la comunidad más grande con raíces indias fuera del país”, añade. Sabemos por lo que nos explica, que por el momento su estirpe se ha mantenido intacta. “Hasta hace treinta años hubo segregación racial muy estricta”, añade. Unos segundos de silencio por esos líderes como Mahatma Gandhi o Nelson Mandela que lucharon contra el apartheid en Sudáfrica. Si hoy levantaran la cabeza, volvían al sueño eterno de Morfeo por lo que está sucediendo en Gaza.

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Rompe Kiara esta progenie hindú en muchos aspectos, no solo por su vertiente ourensana. “El hinduismo es una religión colorida, divertida y extravagante, forma parte de mi cultura y mi identidad, pero espiritualmente tengo mis propias opiniones”, aclara. Caramba con Kiara y esas frases tan bien dichas, que suenan casi oficiales. Ahí va otra, que pone fin a una entrevista, porque de linda que es, nos deja sin palabras. “Lo que sí que tengo de mis tatarabuelos es el deseo de crear mi propio camino en el mundo, que, aunque no sepa hacia donde voy, o lo que me espera, lo abrazo”.

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