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ENTREVISTA
Miguel Ángel Delgado (Valdepeñas, 1977) presentó este jueves en el OUFF su película “San Simón”, sobre el uso de la isla como campo de concentración entre 1936 y 1943.
Pregunta. ¿Cómo surge el proyecto?
Respuesta.El motor de “San Simón” tiene que ver con la contradicción. Encontrar un lugar muy especial que, al mismo tiempo, guarda una historia terrible. Eso te hace plantearte muchas preguntas.
P.Vienes del cine experimental. ¿Por qué decides ahora hacer algo más, digamos, comercial?
R.Cuando avancé en la investigación reuní tanta información que necesitaba darle forma, articular un relato. La película se volvió más narrativa de lo que había imaginado al principio.
P.Se suele decir que hay muchas películas de la Guerra Civil, aunque yo creo que no tantas.
R.Estoy de acuerdo. Hay películas ambientadas en ella, pero que no tratan realmente del tema. “San Simón” se sitúa en ese marco, pero toca algo casi inédito en nuestro cine. Los campos de concentración, que sí aparecen en otras filmografías europeas o estadounidenses.
P.¿Por qué cuesta tanto hablar de estos temas en España?
R.Por los 40 años de dictadura, con el miedo y el terror que impidieron hablar. Además, durante la Transición, se optó por la idea de que mejor no abrir heridas, cuando lo cierto es que lo contrario habría ayudado. Aparte, todavía no hemos hecho un ejercicio democrático pleno de reconocer que vivimos bajo un régimen dictatorial. Existe una tendencia a justificarlo con la idea de dos bandos, cuando bando solo hubo uno y lo leyeron los militares.
P.A veces existe una frontalidad contra cualquier cosa que se llame memoria histórica.
R.Sí. Hay una instrumentalización política que resulta dolorosa, porque veo el trabajo de familias y asociaciones, y lo dificulta aún más.
P.Volvamos a la película. A nivel formal eliges el blanco y negro.
R.Necesitaba que quedara claro que el relato es una construcción. Tenemos los hechos históricos y después la lectura que hacemos de ellos. Mostrar que la memoria también es un relato construido. No es una recreación histórica exacta.
P. La dirección de fotografía es a cargo de Lucía C. Pan, una de las grandes referentes en este campo del país.
R.Fue un gran descubrimiento. No habíamos trabajado juntos, pero nos entendimos muy bien. Su calidad artística es enorme. Hicimos una buena preparación, pero el rodaje fue un reto: solo cuatro semanas después de cinco años de trabajo. El resultado es maravilloso. A veces veo la imagen y todavía me pierdo en mi propia película.
P. Hay pasajes que me recuerdan a películas sobre el nazismo. ¿Fueron una referencia visual?
R.Sí, sobre todo en el punto de vista, sobre cómo nos situamos ante lo narrado. Otras cinematografías trabajaron su posguerra inmediatamente, nosotros tuvimos que esperar 40 años para filmar la represión franquista. Eso inevitablemente genera distancia.
P. Hay mucha violencia en la película, pero no siempre física.
R.Exacto. La violencia no es solo la explícita. Estar encerrado, escuchar disparos en la noche o cómo arrastran a alguien fuera sabiendo que lo han asesinado. Necesitamos recuperar la sensibilidad ante ese tipo de violencia.
P. Actualmente hay debate sobre el uso de la isla de San Simón. ¿Cómo lo ves?
R.Las asociaciones de memoria democrática reclaman un plan de usos adecuado. Creo que en ese debate deben participar también las familias. Personalmente, pienso que hay lugares preciosos en Galicia que no fueron campos de concentración, y que la isla debe adecuarse a su pasado. No le encuentro sentido a actividades que ignoren su historia.
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