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Miguel Conde-Lobato (Caracas, Venezuela, 1963) sacrifica horas de sueño por la literatura. El director creativo y fundador de la agencia BAP&Conde, con sede en A Coruña, está detrás del lema “Vivamos como galegos”, reconocible en cualquier rincón de Galicia y que, enseguida, se asocia a la marca Gadis. Este hijo de emigrantes popularizó, junto a su equipo, ese sentimiento que convirtió la campaña en una de las más premiadas de España. Sin embargo, Conde-Lobato estará de visita en Ourense en su otra faceta, la de escritor. Mañana a las 19,30 horas presentará su tercer libro, en un evento que podrá seguirse en página web de La Región: “Palabras malditas” (Penguin Random House). El escritor ourensano Luis González Tosar presentará el encuentro con el autor.
Dice que concibe sus novelas desde la galleguidad. Ya lo había hecho en sus anteriores libros, “Los lobos no piden perdón” y “La congregación”. ¿En esta entrega se repite esa idea?
Sí, para mí Galicia es una obsesión. Tengo con Galicia la gratitud, la conexion vital, todo. Miro el mundo desde una perspectiva muy gallega. Incluso en la forma de usar el idioma, a pesar de estar escrito en castellano. Dicho esto, me interesan también los temas universales. El que lea esta novela en California o Helsinki, que capte la historia exactamente igual. Son guiños locales, pero tiene que leerse exactamente igual en Portland.
Le ha cogido gusto al thriller.
El thriller tiene una magia especial, primero porque se asoma a la sombra que todos llevamos dentro, a lo más negativo del ser humano, como es el crimen. Por otro lado, aflora lo más positivo del ser humano, que es perseguirlo. De alguna forma, el pacto que hago con mis lectores es: “Este es un criminal repulsivo, pero vamos a cogerlo”. Intento engancharme a esa novela negra, donde siempre hay un telón social de fondo, donde los personajes no son ajenos a lo que pasa en el mundo. También estoy obsesionado con el ritmo de la narración, porque hoy tienes que acostumbrarte a que el lector va a tener un guasap que mirar, un Instagram… Hace pausas, y eso te condiciona a utilizar frases y capítulos cortos, que sea fácil volver a la historia.
¿Cómo son los personajes de “Palabras malditas”?
Son mis primeras protagonistas femeninas y después de cientos de lectoras creo que han salido bien paradas. Edén, la protagonista, es una policía que se enfrenta a los asesinatos. Edén nos puede reflejar a todos, pero además tiene mucha conexión con una perspectiva puramente femenina. He intentado trabajar esa perspectiva femenina para no caer en tópicos y territorios facilones. Es una persona fuerte que fue muy débil y que no es perfecta. Es un personaje muy complejo pero a su vez muy cotidiano.
¿Se documenta en casos reales?
Tengo una colección de todo lo que publicáis en los periódicos, voy recortándolo. Es verdad que la realidad supera la ficción. Prácticamente, todos los crímenes de la novela están inspirados en hechos reales.
La ciudad es imaginaria, pero recuerda a Galicia.
Estela, en A Costa da Morte. Es una mezcolanza de muchas ciudades. Tiene un poco de Vigo, Ourense, Santiago, Oviedo… Es el arquetipo de ciudad pequeña que, de alguna manera, hace que lo que sufren las víctimas es el estigma, y eso solo tiene sentido en una ciudad que le da importancia a esas cosas. La ciudad, de hecho, es uno de los protagonistas de la historia.
¿Se parecen en algo sus anuncios a sus novelas?
No. Es inevitable que están preparados para la síntesis, pero en un anuncio lo que está en el centro es el anunciante y el producto. En la novela, el lector. El escritor está solo, en la publicidad tienes un equipo. Un anuncio es una milhoja de un montón de capas. Pero cuando escribes, estás solo frente a un lector prototipo inexistente -porque yo me lo imagino así-. Sí que tiene ingredientes comunes como la imaginación y la fábula, el lenguaje... pero son procesos muy distintos. El anuncio es como hacer una paella entre todos y lo otro es como hacer un chuletón, que es algo individual. La publicidad tiene un ritual colectivo.
¿Le reconocen por creativo de anuncios tan emblemáticos como el de Gadis o por escritor?
Siempre con los anuncios he intentado que el protagonismo sea del anunciante. Intento ser comedido por coherencia y por agradecimiento en esa faceta. En los círculos profesionales, la campaña más descargada de la historia de la publicidad española la hemos hecho nosotros con Gadis. Eso es un fenómeno social. Ahí lo que quiero es que se conozca la campaña. Pero como escritor, poco a poco se me va viendo. Cuando publiqué mi primera novela estaba todo cheo, uno no se ve escritor hasta que es publicado. Y Juan Gómez Jurado, que me hizo la presentación me dijo: “No tan deprisa”. Uno no puede considerarse escritor hasta que tiene publicadas, al menos, tres novelas.
Vamos, que le aterrizaron…
Sí, y me jodió (ríe). Ahora le he pedido a Gómez Jurado que me cambie en la agenda y me ponga “escritor” en el cargo. Pero tenía razón. La primera novela es un estornudo, te pones y la haces. Pero para escribir profesionalmente, cambia tu vida. Yo me levanto a las cinco de la mañana todos los días teniendo en cuenta que mi trabajo es absorbente y exigente. Quedas menos veces con los amigos, si antes ibas de carallada ahora vas una o dos veces. Te cambia la vida.
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