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Reportaje
Conchita Rodríguez tiene 91 años, vivía sola antes de la pandemia y habla con toda su familia por WhatsApp y videollamada. Una de sus hijas, María del Mar Canal, se mudó desde el extranjero a Ourense para pasar el confinamiento con ella. Ahora son una unidad familiar. "Pasaremos la Navidad solas. Mi otra hija vive en el portal de al lado, pero no se debe uno juntar. El año pasado éramos 17 en Nochebuena, este año vamos a ser dos, pero es lo que toca", explica la mujer, que sale a dar uno de sus paseos matutinos por el barrio de O Couto.
"El año pasado éramos 17 a la mesa, esta vez seremos mi hija y yo. Pero es lo que toca, la salud es lo primero"
"Tengo otros familiares en Santiago que los vi dos segundos en julio. Nietos solo tengo 10, 3 bisnietos y otros 2 que vienen en camino", sonríe. Dice que "hay que adaptarse a las circunstancias", que la salud "es lo primero y lo demás no importa".
"En 91 años que tengo, será la Navidad más rara. La peor en el sentido del número de gente", dice esta vecina de O Couto. María del Mar, la hija que volvió a casa después de veinte años fuera, le quita hierro al asunto: "Viví fuera y no será ningún trauma porque soy poco de Navidad, la pasé siempre sola. Ahora, bien porque la pasaremos juntas".
Conchita Rodríguez lleva más de 30 años sintiéndose menos sola gracias a las actividades de las Aulas de la Tercera Edad de Ourense (Ategal). Es lo que más echa de menos de la época anterior a la pandemia. "Últimamente iba a literatura y a gallego, antes iba a otras cosas pero con la edad no se puede. También a memoria. Aprendemos y no olvidamos lo que sabemos. Y, sobre todo, te relacionas y no estás aislada. Van pasando los años y van desapareciendo las personas más allegadas. La soledad es difícil de llevar. Viene bien distraerse y estar con personas que tienen los mismos problemas que tú".
El manejo de las nuevas tecnologías de esta nonagenaria salva las distancias con su familia numerosa. "Siempre me gustó saber de todo, nunca fui de estar metida en casa", confiesa. La hija asiente: "Siempre fue muy adelantada, tuvo internet antes que yo". La tablet no faltará a la cena de Nochebuena de Conchita y María del Mar.
En el Centro de Desenvolvemento Rural O Viso (Lodoselo, Sarreaus) están como siempre pegados al territorio para evitar problemas, por supuesto, también en Navidad. El último proyecto que están poniendo en marcha es Radio Lodoselo, "porque con isto dos podcast, todos podemos facer unha radio", explica Toño Rodríguez Corbal.
"É unha maneira de que a xente que está soa poida escoitar os seus seres queridos!", valora. A raíz de las restricciones en el municipio no pueden acercar a los usuarios al centro. Y claro, si Mahoma no va al a montaña, la montaña va a Mahoma. "Estamos recollendo cousas de todas estas persoas que viven soas para poñerllo no Nadal e que uns escoiten aos outros e así estean menos sós".
Aparte de esto, están en pleno reparto de comidas como hacen habitualmente, pero, a mayores, en Navidad, y gracias al Parlamento de Galicia, está enviando comida para repartir esta Navidad. Cordero, ternera y "como temos moita poboación marroquí, tamén carne halal, para que estea adaptado para o consumo da poboación musulmá". "Tamén nos mandan máis de 40 menús feitos por un chef para entregar ás persoas con menos recursos", añade Corbal".
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