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Mira, ten cero auga, e nunca pasara na vida. Nunca estivo seco!”, señala un sorprendido vecino de la aldea de Distriz, en la parroquia de Albarellos (Boborás). La sequía en este pueblo de la ribera del embalse de Albarellos (que sobrevive con apenas un 30% de agua almacenada) ha alcanzado puntos tan dramáticos como secar por completo la “fonte do Quinteiro”, que ninguno de los vecinos de la zona recuerda ver así. Es el último ejemplo de una situación que se repite con mucha frecuencia en las últimas semanas en distintos puntos de la provincia: manantiales que se secan, ríos, como el Arenteiro, bajo mínimos… Y sin lluvia en el horizonte. Se espera, según Meteogalicia, un poco de agua en la noche de hoy domingo y primeras horas del lunes, pero enseguida regresará la influencia de las altas presiones el martes, con tiempo seco y temperaturas “altas para esta época del año”, al menos hasta el próximo fin de semana.
La sequía prolongada se ceba con toda la provincia y, tras un verano de quebraderos de cabeza, sigue sin tranquilizar a los gestores de la cosa pública, que tienen que mantener la vigilancia y las restricciones. “Las predicciones a medio plazo hacen prever que la situación de sequía persista y es fundamental que los concellos mantengan las medidas de ahorro y continúen con las labores de concienciación a la población hacia el uso racional y responsable del agua”, señala el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, José Antonio Quiroga.
En Ribadavia, el río Maquiáns del que se abastecieron siempre (y que causó tantos problemas de escasez este verano) sigue seco, por lo que el Concello de Ribadavia sigue con el estado de emergencia activado, aunque sigue funcionando la medida provisional que tomó el Concello con una captación provisional en el Avia. Sin embargo, este río también está muy bajo actualmente y de seguir esta situación el siguiente paso podría ser intentar captar agua del Miño, río del que ha pasado a abastecerse, por ejemplo, la ciudad, al tener que dejar de beber del Loña, por su bajo caudal.
Mientras, en Castrelo de Miño la sequía hace que cuatro pueblos (Reigoso, Traveso, Cuqueira y Meiz) lleven tres meses recibiendo agua potable con cisternas que habilita el Concello, y ya ha pedido ayuda a la Xunta. Todo son quebraderos de cabeza.
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