Una ourensana vela por las mujeres de la Amazonia

La ourensana Mari Carmen Gómez Calleja coordina la presencia que las Siervas de San José mantienen en Perú y Bolivia desde hace más de 75 años. Su ayuda sobrevive al narco y al terrorismo

55 años de amor y entrega en la selva amazónica

Mari Carmen, como las demás religiosas que han renunciado a todo por su fe y entrega incondicional a los más desfavorecidos, están hechas de otra pasta. Con apariencia frágil y figuras menudas, se presentan humildemente y, con insignificancia, cuentan como han sobrevivido a las amenazas, al terrorismo, o al narcotráfico, y como para ellas no existen distancias, ni enfermedad, ni cerro que les impida llegar y sobrevivir en condiciones extremas y entornos que parecen imposibles, de película, para dar muestra de su vocación de amor y esperanza.

De las siete presencias que la orden religiosa desarrolla en estos dos países, el de la Misión Chiriaco-Wachapea de Perú es el que agrupa al mayor número de personas en sus 15 hectáreas de instalaciones. Más de 430 alumnos, en su inmensa mayoría mujeres, reciben a diario formación, sustento y dormitorio en la selva amazónica. Pero por encima de todo, amor; amor con mayúsculas.

Almuerzo en un día lectivo
Almuerzo en un día lectivo

La misión fue fundada en 1968. La primera escuela de primaria empezó con siete alumnas internas. Sus vecinos jesuitas les nutrieron de sus primeros alumnos varones cuando se trasladaron a Yamakaientsa (lugar donde permanecieron hasta 2019, tras el asesinato de su promotor Carlos Ruidavets SJ). Desde la niñez hasta la adolescencia, proporcionan a la mujer Awajún-Wampis, dos de los más de 50 pueblos indígenas que habitan la selva amazónica peruana, herramientas para defender su dignidad e independencia, abriéndoles los ojos en su despertar a sus verdaderos valores de mujer.

Limpieza de enseres en el río
Limpieza de enseres en el río

El Perú es un país con tres áreas geográficas bien diferentes: la franja litoral, la sierra y la selva. La realidad de esta última es particularmente compleja, y el arribo de lo peor de occidente la hacen especialmente vulnerable. La venta irregular de terrenos comunales, el narcotráfico, la extracción ilegal de oro y madera, el tráfico de seres humanos y la ambición sin escrúpulos de grupos que persiguen los recursos milenarios de los pueblos nativos, amenazan gravemente la infancia de miles de niños y niñas. Todos, ya en inevitable contacto con las redes sociales, que les presentan una ilusoria y contaminante realidad, tal como contaminan sus ríos los derrames del oleoducto que la compañía Petroperú ha embutido en su territorio.

De camino a sus clases
De camino a sus clases

De esa realidad es de la que intenta separarles el proyecto Chiriaco-Wachapea. De esa, de la extrema pobreza, de la desnutrición, y de la ancestral cultura machista que impera en la selva, donde los matrimonios de conveniencia a los doce años, el maltrato, los abusos, los embarazos prematuros, el suicidio, o el abandono paterno, han sido el día a día con el que las monjas Siervas de San José han tenido que lidiar desde que llegaron al territorio.

Aprendiendo costura y confección
Aprendiendo costura y confección

Las niñas se levantan a las 5:45. Después de asearse, contribuyen al mantenimiento y limpieza de las instalaciones que las albergan. Ya uniformadas, van a desayunar, lavan sus platos en el río, y se van ordenadamente a sus correspondientes aulas. Todo funciona extraordinariamente, sin estridencias y con una organización admirable. Después del almuerzo, se bañan alegremente en el río y lavan sus prendas, para luego acudir a las clases y actividades de tarde, cenar, y acostarse en las literas de dos impresionantes dormitorios donde las niñas descansan hasta la siguiente jornada.

Vuelta del aseo y baño diario en el río
Vuelta del aseo y baño diario en el río

Asunta, Roge y Elvira, la actual promotora del centro, trabajan sobre el terreno para que todo esto se haga realidad. Pero, sobre todo, son receptoras de las confidencias de las niñas que, espontáneamente, van pasando por la casa a contarles sus inquietudes, sus anhelos y zozobras, y unas realidades familiares que estremecerían al corazón más impasible.

Una clase de primaria
Una clase de primaria

Muchas lo logran. Logran ampliar su etapa adolescente para dedicarla a su formación y alejarse del mundo adulto, disfrutando de su juventud, sin sometimientos, y mejor valoradas. Consiguen finalizar los estudios y ocuparse en tareas de costura, como educadoras o enfermeras; incluso, abogadas. El propio alcalde de Chiriaco es ex alumno del centro. Solo por las que llegan, habrá merecido la pena.

Decorando sus propias creaciones en cerámica
Decorando sus propias creaciones en cerámica

Las donaciones son la base de su financiación, algunas de las cuales les permiten disfrutar de la “fiesta” de comer carne un día a la semana, la compra del resto de alimentos perecederos y el mantenimiento de todas las instalaciones.

Internet les abre los ojos al mundo
Internet les abre los ojos al mundo

Las hermanas tienen fuerza suficiente para continuar, pero necesitan más apoyo y el refuerzo de nuevas vocaciones, cada día más escasas, que puedan desplazarse a un lugar maravilloso, aunque tremendamente aislado y caluroso, a veces demasiado exigente y hostil. No podrán acabar con todas las injusticias, ni con todas las dramáticas realidades de las que son testigos, pero ahí están, haciendo su labor.

Cada día lavan su ropa en el río Chiriaco
Cada día lavan su ropa en el río Chiriaco

Contacto para información y colaboraciones maccagc@yahoo.com

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