Ourense de dos velocidades: la brecha laboral y formativa se dispara
El centro urbano de Ourense roza el pleno empleo mientras el barrio con menor renta, Covadonga, llega al 35% de desempleados
La ciudad de Ourense camina a dos velocidades distintas. Las diferencias entre barrios, especialmente entre el centro urbano y la periferia, son cada vez más notorias. El censo de población y viviendas 2021 que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace unos días -se elabora cada 10 años- pone negro sobre blanco la multiplicidad de perfiles de la población ourensana según el lugar donde vive. El porcentaje de parados, el envejecimiento de la población, la distribución de la población extranjera y, con la mayor diferencia de todas, el nivel de estudios de la población muestran a las claras que Ourense tiene realidades muy distintas.
Empleo
La mayor parte de las calles que conforman el centro de la ciudad rozan el pleno empleo, mientras zonas más deprimidas y con las rentas más bajas de la urbe, como Covadonga, alcanzan alarmantes cifras, con el porcentaje de desempleados disparado al 35%. Los datos del censo también destacan el caso de Barrocás, donde se acometieron las últimas grandes urbanizaciones de la ciudad, y que es el barrio más joven (40,3 años de media) y también el que presenta la tasa de paro más baja (6,9%).
El porcentaje de parados muestra una de las mayores brechas entre las diferentes zonas de la ciudad y pone de relieve la necesidad de que la ciudad acometa un plan de reequilibrio territorial. Además de Covadonga, zonas tradicionalmente más pobres de la urbe como A Cuña, As Camelias y O Polvorín superan también el umbral del 20% de desempleados, al igual que zonas rurales como Rairo y Santa Mariña.
Por el contrario, en todas las secciones censales del centro de la ciudad, las tasas de paro son inferiores al 10% y en muchas calles se roza ya el pleno empleo, un concepto asociado a una tasa de desempleo del entorno del 5%. Eso sucede en Barrocás, pero también en las calles Paz Nóvoa, Concejo, Concordia, Paseo, Ramón Cabanillas o Bedoya.
Edad
En cuanto a la edad de sus moradores, hay diferencias de hasta 18 años entre la zona más envejecida, O Polvorín (58,6 años de edad media) y Novo Barrocás (40,3 años). En general, la población más envejecida se concentra en la periferia y núcleos rurales, mientras que la más joven está nucleada, además de en Barrocás, en algunas partes de O Vinteún o Mariñamansa.
Estudios
Pero, sin duda, el dato que más diferencias muestra entre la población ourensana según el lugar donde vive es el del porcentaje de población que tiene estudios superiores. El nivel formativo es la principal brecha abierta en la urbe. En todas las calles del centro de la ciudad, más del 50% de la población tiene estudios universitarios o superiores, una tasa que se derrumba al 10% en el caso de Covadonga o la periferia rural del municipio.
Nacionalidad
La distribución de la población procedente de otros países es otro de los puntos más destacados de los datos del censo. Mientras en zonas de la ciudad como Doctor Fleming/Portocarreiro y el entorno del parque Barbaña casi un tercio de los residentes procede del extranjero, en la mayoría de calles del centro apenas se mueven entre el 3 y el 10%.
15.000 euros de diferencia de la renta entre barrios
La renta es otro de los indicadores que muestra una brecha más pronunciada entre las distintas zonas de la urbe. Las restricciones ejecutadas durante la pandemia ahondaron en la diferencia entre los barrios más ricos y más pobres de la ciudad, incrementando hasta 14.617 euros la diferencia, la cifra más alta de la historia, entre aquellos que residen en las calles del centro del entorno del parque de San Lázaro, Paseo y Paz Nóvoa, y los residentes en el barrio de Covadonga. Los vecinos con más ingresos se aglutinan en el centro, principalmente en el eje Paz Nóvoa-Concejo-parque de San Lázaro, con una percepción de 22.560 euros por persona.
En el lado contrario, el barrio tradicionalmente a la cola, Covadonga, sigue siendo incapaz de alcanzar el umbral de los 8.000 euros por persona, perdiendo capacidad económica tras la pandemia, bajando un 0,5% su renta entre 2019 y 2020. Con estos datos, la diferencia entre la “milla de oro” y el barrio más empobrecido se situó en 14.617 euros. En 2015, la brecha era de 12.316 entre los más ricos y más pobres, casi 2.300 euros menos que los últimos datos conocidos.
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