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El análisis de la semana en Ourense, de la mano de Antonio Nespereira
Esta ha sido la semana del turismo. Bueno, al menos de la cita ferial Fitur en Madrid, que aún es capaz de captar el interés de miles de personas. Muchas empresas e instituciones creen que ir cada año al recinto ferial de Ifema surte el mismo efecto que peregrinar a La Meca. Del análisis del producto que se ha promocionado este año se ponderan aseados deseos institucionales como el de sublimar el agua y su cultura. No de la de fregar, que en eso se quedan algunas apuestas balnearias. Al primer golpe de vista saltan importantes carencias: ¿dónde está el turismo de enchentas? Fitur arrancó solo cuatro días después de la Festa do Botelo en O Barco, en cuyo pabellón deportivo se sentaron cientos de personas no para hacer deporte, sino a deglutir como si expirasen en horas. ¿Qué mejor embajador que un rubicundo comedor del embutido local paseándose por el recinto ferial de Ifema como si fuese Obélix, con un collar de botelos al cuello? Levantaría la lógica expectación. Hay que girar la promoción hacia este tipo de eventos porque en Ourense hambre no se pasa, al menos en semejantes bodas de Caná. ¿Por qué perder el tiempo en promocionar la espiritualidad, esencias y experiencias, como rezan casi todos los lemas publicitarios hoy en día? En vez de “Ourense, provincia termal” podríamos elegir como eslogan “Ourense, que ben me senta a súa enchenta”. Se puede mejorar, pero ahí queda la sugerencia.
Los datos difundidos por el INE certifican que Ourense supera registros de visitantes y pernoctaciones, sin que se determine el papel de Fitur en los guarismos. Quede este evento para justificar que nuestros diputados, senadores y resto de cargos se citen en el stand en eso tan ourensano: las autoridades se convocan a sí mismos para escuchar desde el atril a cualquier cargo hablar de Ourense a los ourensanos, que son la mayoría en esos auditorios. Está bien que por aquí rule el visitante, aunque los ourensanos todo lo llenamos, todo lo consumimos en un turismo endogámico y entripado como demuestran las citas gastronómicas de cada fin de semana. En invierno porque es invierno. En verano, porque comemos como en invierno. El culto al bandullo nos viene en los genes, como el minifundismo o los miles de significados de la palabra carallo.
La promoción de este año ha tenido como madrina a Nieves Álvarez, que hace nada desfiló en la Semana de Alta Costura en París y que apareció por Fitur para ser la abanderada del turismo ourensano. El video que se difundió sobre la nueva campaña rezuma buen gusto y la estética es muy de ensalzar los dones de los que puede presumir esta tierra. No hay anuncio turístico feo, la verdad. Lo mismo incluya una favela brasileira que el bellísimo Lago Moraine, en Canadá. De nuevo Ourense apuesta por el termalismo, en vez de hacerlo por el botelo, la androlla, el cabrito, el cocido, el carneiro ao espeto o tantos otros valores seguros, tangibles, nutritivos… Y que tienen la presencia asegurada. Nada, a seguir con el Ourense provincia termal, cuya capital reniega del sector y lo ha reducido a cero. Con dos de los tres balnearios cerrados estacionalmente en la empresa más importante del sector. Con un proyecto de hacer un balneario en la Diputación viviendo en un paréntesis. Con un conjunto termal histórico como Baños de Molgas cerrado y subastado. Pero si ese es el futuro, nada que objetar.
Plausibles los desvelos para promocionar el turismo. Ojalá las autoridades pusiesen el mismo afán en otras urgencias. Imagínense a los vendedores del humo termal fajándose para conseguir inversiones potentes, en proyectos industriales sin ir más lejos. Ya se sabe que no tienen que ser incompatibles, pero aquí parecen serlo. Vigo no se ha perdido el escaparate de Fitur, pero no descuidó otras cosas: esta semana trascendió que la multinacional Borgwarner avanzaba en la producción de piezas para vehículos eléctricos en la parroquia de Zamáns, creando 60 empleos más. Bueno, que trabaje Vigo, sobre todo con gente de Ourense, como siempre. Luego pueden venir a Ourense los fines de semana. Aquí se come bien y hasta reventar si se quiere. Será por enchentas.
Manuel Reigosa es el rector de la Universidad de Vigo, como seguro que muchos de ustedes saben. Una decisión de la institución provocó un pequeño susto en las dotaciones formativas locales. Trascendió que el máster de Enfermería se va a implantar, finalmente, en Pontevedra. Por exclusión, no en Ourense. Un día después de conocida la noticia la propia Universidad dijo que era provisional. La institución académica también se está contagiando de la forma de cantinflear que tiene ya la política, que hoy solemniza una declaración y la modula o desmiente en cuestión de horas. Así pasó en casa Reigosa estos días. Ya hemos dicho aquí que la cuestión universitaria ourensana es un desiderátum permanente, siempre encogidos cada vez que se toma una decisión que, en honor a la verdad, a la mayoría de la sociedad ourensana se las trae el pairo, como casi todo. Y ese desapego incluye a muchas togas y birretes. El rector tendrá tiempo, él o cualquiera del equipo, en solemnizar que perdiendo esto Ourense siempre gana. Por cierto, les invito a que metan en Google la frase “Ourense pierde…” Los resultados no son solo de deportes, advierto. Señor Reigosa y equipo, apúntense al juego. Hay muchos significados que le atañen.
Llegó el primer plenilunio del 2024, dejando imágenes de sfumato sobre la ciudad. Es la luna del lobo y varias fuentes le dan diversos significados. Por un lado, que si la intensidad de la luz favorecía la salida del animal a cazar; por otro, que si su influjo le provocaba un subidón de la líbido y quería emparejarse. Por Ourense es raro ver lobos, ya no es tierra de depredadores para cazar, tampoco para aparearse dadas las cifras demográficas. Aquí la luna, aparte de melancólicas situaciones, apenas altera otros biorritmos. Mis antepasados miraban el calendario lunar para arrancar las cebollas o para podar. Tengo un vecino, al que le rarea el pelo, que estudia las fases del satélite para pedir cita en la peluquería y recortarse las entradas, y también un amigo médico que cuestiona el influjo lunar en los partos. Mientras el debate sigue abierto nadie cuestionará la belleza de las imágenes que proyecta, con lobo o sin lobo. Pocos quedan para aullar en Ourense, a lo sumo maullar.
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