"Pinte gratis su BIC favorito”
Las sanciones por realizar garabatos en un Bien de Interés Cultural pueden ascender a 150.000 euros en Galicia. Sin embargo, Ourense es un mural al aire libre para los vándalos, que se ceban especialmente con el patrimonio catalogado
El patrimonio catalogado de la ciudad no se libra de las pintadas, el vandalismo contra el que no hay ningún plan del Concello de Ourense, al contrario de lo que ocurre en el resto de urbes gallegas. La ciudad tiene 12 Bienes de Interés Cultural y la mayoría tiene garabatos, si no es en el monumento es en su entorno. La limpieza de este tipo de acciones es mucho más compleja que en el mobiliario urbano: en primer lugar, se necesita una autorización de Patrimonio para proceder. En segundo, es mucho más costoso porque hay que contratar a restauradores y expertos. Por último, las sanciones para el infractor (en caso de ser identificado) son mucho más altas: tras la pintada que apareció en Platerías (Santiago) en 2018, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció un endurecimiento de la ley que protege el patrimonio: los vándalos se pueden enfrentar a sanciones que van de los 6.000 a los 150.000 euros si actúan sobre un BIC. Sin embargo, Ourense, con 12 bienes catalogados, parece un mural al aire libre gratuito para los autores de garabatos.
La Catedral de San Martiño (1) sufrió pintadas durante años. En 2008 incluso aparecieron en uno de los patios interiores. Ahora hay garabatos en uno de los muros -al menos desde 2015 están ahí- y las puertas metálicas son el blanco perfecto para los vándalos. El Pazo Episcopal de Ourense (2), declarado BIC en 1931, también sufre las pintadas. De hecho, el Museo Arqueolóxico (3) y el antiguo Arquivo Histórico Provincial de Ourense (4), que se ubicaron en este pazo, aún conservan garabatos. Hay que recordar que el Arqueolóxico está en plenas obras de reforma tras dos décadas de espera y las pintadas son nuevas, de hace un año. El Arquivo Histórico, que tiene nueva sede en el complejo de San Francisco, llegó a sufrir la huella de los vándalos hace apenas cuatro años y una pintada de dos metros en sus paredes costó 2.000 euros de limpieza. En la nueva ubicación no se observan pintadas, mucho menos en el Claustro del Convento de San Francisco (5), el primer BIC declarado en la ciudad en 1923. Con todo, el entorno de San Francisco también sufre la huella de los vándalos. De hecho, en la nueva sede de la Biblioteca Pública de Ourense (6) -declarada BIC en 1985 y ahora situada en San Francisco- ya nota la presencia del espray en su entorno: las escaleras de acceso están repletas de pintadas.
El Puente Romano (7) recibe al visitante con una oficina de turismo antigua llena de garabatos. Lo mismo con la fuente de As Burgas (8), cuyo entorno está rodeado de garabatos. Otro BIC, la iglesia de San Francisco (9), en el San Lázaro, tiene pintadas en el cartel de acceso. El Pazo dos Oca Valladares (10), catalogado como BIC en 2002, el penúltimo que se declaró en la ciudad, tiene garabatos en la piedra, en la sede del Liceo. Hasta el cementerio de San Francisco (11) llegan los vándalos para grafitear. Por último, el Conjunto histórico de Ourense es BIC (12), aunque basta un paseo por Vinos para ver que la “protección” frente al vándalo brilla por su ausencia.
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