Las presas ourensanas dispararon su producción de energía hidroeléctrica por encima del 200%

Ourense fue la provincia española que más energía hidroeléctrica produjo en los meses de enero y febrero de este año

Así estaba la presa de Velle el primer día del año. MARTIÑO PINAL
Así estaba la presa de Velle el primer día del año. MARTIÑO PINAL

El inicio de año 2023 ha sido realmente positivo para la provincia en materia de producción hidroeléctrica. El carácter de productor energético excedentario se consolida en Ourense, que sigue siendo la encargada de abastecer a grandes territorios con presencia industrial a base de explotar sus recursos naturales. La energía hidráulica, principalmente, pero también la eólica, colocan a Ourense entre las provincias españolas más “exportadoras” de electricidad generada con sus recursos naturales, aunque esto no genere ningún beneficio directo en el territorio.

En los dos primeros meses del año, el conjunto de presas de la provincia dedicadas a la producción hidroeléctrica generaron un total de 1.335 gigavatios por hora (GWh), según los datos recogidos y facilitados por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), lo que la sitúa como la primera de toda España en esta materia. Además, en comparación con otros inicios de año, las cifras también son positivas. Sin ir más lejos, la producción hidráulica provincial se catapultó por encima del 200%, esto es, se produjo tres veces más energía que en los dos primeros meses del año pasado. Eso sí, se generaron en torno a 200 GWh menos que en 2021, cuando se superaron los 1.500 GWh netos producidos por las presas.

Según los datos del Miteco, Ourense fue, con diferencia, la provincia española con más producción eléctrica a partir del agua de sus presas. En segundo lugar, se encuentra la máxima productora en el conjunto de 2022, Salamanca, que produjo en el mismo tiempo 1.066 GHh, siendo ambas las dos únicas provincias que superaron la barrera de los 1.000 GWh. Además, desglosando por meses, Ourense lideró el conjunto de España en ambos, con una producción neta de 826,7 GWh en el mes de enero y 508,2 GWh en el de febrero.

La principal razón para esta meteórica recuperación de la generación de la energía hidráulica es que 2023 está siendo un año “normal” a nivel hidrológico. El 2022, especialmente la primera mitad, estuvo marcado por una alarmante sequía que mostró su peor cara en verano y que obligó a las empresas concesionarias de los pantanos a reducir la producción en aras de mejorar las reservas hídricas.

Un ejemplo es la situación actual en la que se encuentran el conjunto de los embalses ourensanos, que, según los últimos datos, correspondientes al día 22 de mayo, están al 72% de su capacidad. Lo habitual en estas fechas es que contengan el 75%, por lo que se podría decir que están en la media. Una situación que nada tiene que ver con la de 2022, cuando en la misma semana las presas ya estaban por debajo del 50% de su capacidad y las autoridades intensificaban los mensajes de precaución en el empleo del agua.

Un gran alivio tras las severas restricciones sufridas en muchos concellos durante 2022

Ourense acabó 2022 con 2.843 gigavatios por hora (GWh) generados, cifras muy por debajo de los 5.120 de 2021 o los 5.713 de 2020 según los mismos datos proporcionados por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. En todo caso, la provincia volvió a ser la segunda de toda España con mayor producción hidroeléctrica, con 2.134 GWh, solo por detrás de Salamanca, que rozó los 3.000 GWh. En energía eólica, aunque la producción en 2022 sigue contenida respecto a hace años y al revés de lo que sucede con la hidráulica, aumentó respecto a 2021.

La provincia vio cómo la sequía que la azotó durante buena parte del año pasado reducía a la mitad la producción eléctrica, al verse obligadas las empresas que explotan los embalses ourensanos a cerrar el grifo ante las bajas reservas hídricas acumuladas especialmente en los primeros nueve meses del año, en los que no fueron pocas las poblaciones que se quedaron sin agua corriente para poder beber. Nombrado caso fue el de la villa de Ribadavia, que tuvo que cambiar su captación de agua desde el regato Maquiáns, que solía proporcionar este recurso a la villa, hasta poder hacer captaciones en el Avia, un río de mucho mayor caudal.

Otras medidas tomadas ante la falta de agua del pasado año, que limitó la producción de los pantanos ourensanos, fue la de vigilar el llenado de piscinas. En Vilar de Barrio se realizaban vigilancias del uso del agua a través de drones, ya que solo podía emplearse para actividades de primera necesidad y no para otros usos como el llenado de piscinas o lavar el coche.

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