Sabú, Cristel y María do Ceo

animales

La cantante presenta a sus dos mascotas

Redacción | Vida

Publicado: 02 jun 2019 - 19:18

María do Ceo presenta a sus mascotas.
María do Ceo presenta a sus mascotas.

María do Ceo confiesa que siempre le dieron mucho miedo los perros, "no sé muy bien porque, pero yo tenia un trauma con ellos. Igual viene de cuando era pequeña. Tenía un perro y fue atropellado por un coche y murió. Igual era el dolor que me quedó por haberlo perdido. El caso es que durante años, no podía acercarme a ningún perro sin sufrir un terror horroroso, hasta el punto de muchas veces faltarme la respiración". El cambio vino con el tiempo y así cuenta su historia:

Llevo casada con Pepe 40 años, y Pepe es un amante de todos los animales desde un ratoncito hasta los perros. Y, por mi culpa, no podíamos tener ningún perro en casa. Un día me armé de valor porque lo pille a el mirando en un escaparate a un cachorro de labrador, y le dije "Pepe si lo quieres lo compramos". Así que sin dudarlo entré y se lo compré de regalo. Es un labrador negro y, de camino a casa, mientras Pepe conducía, el perrito cachorro que venía en una cajita abierta, asomaba la cabeza y quería saltar a mí colo. Desde esas empecé a perder el pánico.

Le pusimos de nombre Sabú, en memoria de aquel que me atropellaron de pequeña que también se llamaba así.

Sabú, estuvo solo unos 4 años, hasta que adoptamos en la perrera a un perrito muy traumatizado porque le había pegado mucho, un grifón blanco que se llamaba Clarín. Él y Sabú se hicieron amigos al instante, pero Clarín era mucho más mayor, y ya hace dos años que murió.

Un día después de un concierto en Bueu, nos quedamos a dormir en una casa de Turismo Rural. Por la mañana, desayunando, vi que había muchos perritos pequeños correteando por allí y pregunté a la dueña porque tanto perrito. Me respondió que su perra había tenido 11 perritos y que los machos ya tenían casa, pero que las hembras no las quería nadie y que se iba a deshacer de ellas. Yo no quería ese triste final y no pude evitar llevarme una a casa e intentar que mis amigos acogiesen a las demás. Estaba con nosotros una amiga que había venido de Alemania a despedirse de sus amigos porque estaba desahuciada de un cáncer y me dijo "María, coge esa esa, la de la mancha blanca en la frente, es la más dócil y la más parecida a la madre" (porque allí estaba la madre viendo como cogíamos los hijitos y ni se inmutaba).

Mi amiga me pidió, "ponle mi nombre porque así mientras ella esté aquí, me recordareis en ella". A mí eso me dio mucha pena y le dije "mira Cristel, esta perrita te va a dar vida ya lo verás". Esto hace ya 6 años y mi amiga está bien gracias a Dios, con sus achaques y su cáncer pero aquí sigue, y nosotros encantados con nuestras Cristel y nuestro Sabú.

Son muy obedientes y cariñosos, aunque en el paseo, Sabú te pasea el a ti por la fuerza que tiene. Cristel es mas tranquila para andar y va a tu lado sin inmutarse.

Antes de acabar, tengo que quejarme del maltrato animal. Clarín falleció sin llegar a superar las palizas tan grandes que sufrió a manos de los desalmados que lo torturaron hasta ponerlo tan mal que se orinaba si te acercabas, que se escondía y se envolvía en una pelotita; que no podía verte con una escoba ni un palo, porque ya se orinaba de nuevo y se escondía dentro de la caseta donde no lo pudieras alcanzar; si salíamos a caminar el siempre detrás de ti; le asustaba los sonidos fuertes... Hicimos todo lo que pudimos para quitarle ese trauma, pero sabemos que se murió sin haber superado tanto dolor y maltrato. Escribo esto y las lagrimas me caen porque no puedo concebir ese daño a alguien tan inocente como un animal sea cual sea.

La compañía, las alegrías y las satisfacciones que te dan estos animales es impagable.

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