La víctima del asalto de O Cumial sufrió dos ataques de asma mientras registraban su casa

'Estaba aspirando en una habitación, oí ruidos y paré. Eran las fiestas en Reboredo y pensé que eran las bombas, así que seguí aspirando. Luego ya noté que venía alguien por detrás y me apuntaba con una pistola'. Así explicaba ayer la víctima del asalto a un chalé de O Cumial cómo había comenzado todo. La mujer, que entró en la sala de vistas con gafas de sol para no ser identificada, se mostró muy afectada durante su declaración en el juicio, rompiendo a llorar en varias ocasiones. Explicó que los cuatro asaltantes iban tapados con gorros y guantes y 'me preguntaron dónde estaba la caja fuerte y que, si se lo decía, no me harían daño. Les dije que no tenía caja fuerte y dijeron que si venía gente también los iban a matar'.

La víctima relató, además, que los asaltantes la condujeron por la vivienda mientras buscaban objetos de valor y que ella sufrió dos ataques de asma. 'Uno de los chicos me dio agua y me dijo que no me separara de él, que era el más bueno y no me iba a pasar nada', relató. Contó que los atracadores hablaban en castellano, sin acento portugués ni gallego, y que la dejaron en una bodega de la vivienda, al oír el teléfono dos veces. Aunque ella no lo relató ayer, los atracadores la 'tranquilizaron' diciéndole 'no te preocupes, no somos violadores, no te va a pasar nada'.

Tras su testimonio y el de otros testigos, las partes expusieron sus conclusiones. La fiscal elevó a definitiva su petición de condena para Helder O.G., Roberto M.M. y Eduardo G.B. En contra de la tesis de la acusación particular y las defensas de ambos acusados, no cree que los dos primeros actuaran 'por miedo insuperable (a Eduardo G.B.)'. Insistió en que, a pesar de la exculpación realizada por sus compañeros de banquillo, hay indicios contra Eduardo G.B., entre otros, el hecho de que no hubiera interferencias biológicas en los rastros de ADN suyos hallados en un gorro de los supuestamente empleados en el atraco. Mientras, la defensa de éste resaltó que no hay pruebas concluyentes contra él. Los abogados de los otros dos imputados pidieron la atenuante de drogadicción y aseguraron que ambos actuaron debido a la necesidad de dinero para droga. Alegaron también que la intimidación a la víctima no fue grave al no apuntarle con las pistolas ni amenazarla. Cuestionaron la imputación por detención ilegal, ya que creen que dejar a la mujer encerrada formaba parte de la huída tras el robo.