Las manos que tejen el Entroido de Ourense

A CHISPA DO ENTROIDO

Algunos de los personajes más reconocibles de la provincia, como la Pantalla, el Peliqueiro, la Mázcara o los Boteiros, cobran vida cada año en estas fechas gracias al trabajo, a menudo invisible, de mujeres que diseñan, tejen y cosen coloridos trajes

Publicado: 02 mar 2025 - 05:45 Actualizado: 03 mar 2025 - 11:36

Carmen García González posa orgullosa con uno de los últimos trajes de peliqueiro que ha realizado.
Carmen García González posa orgullosa con uno de los últimos trajes de peliqueiro que ha realizado.

El Entroido ourensano, plagado de celebraciones únicas cuya tradición se remonta a siglos atrás, se encuentra a escasos días de ser finalmente reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC). El conselleiro de Cultura, Lingua e Xuventude, José López Campos, lo anunció el pasado jueves en el Museo Galego do Entroido, ubicado en Xinzo de Limia, uno de los vértices del conocido como Triángulo Máxico junto a Verín y Laza.

La tramitación del expediente para obtener la consideración de BIC dio comienzo el año pasado, debido al interés etnológico, riqueza patrimonial y función social que cumplen los entroidos.

De entre todos los aspectos que los hacen únicos en cada lugar del territorio, los personajes singulares de cada una de las localidades son sin duda su mayor exponente, y los que de alguna manera ponen “rostro” a este patrimonio cultural popular.

Colorido y detalle

Más allá de las caretas, las diferentes máscaras que en muchos casos se convierten en iconos que resumen su identidad, cada personaje viste una indumentaria propia, única y diferenciada, cuyos elementos comunes suelen ser la abundancia de colores y atención por los detalles, pero que en cada caso encierra ciertas particularidades.

Ninguno de ellos podría lucirse sin el trabajo laborioso y artesano, transmitido de generación en generación, de infinidad de mujeres que dan vida con sus manos a los trajes que portan con orgullo la Pantalla, los Boteiros, la Mázcara, el Peliqueiro o el Cigarrón.

Una labor no siempre reconocida pero que identifica a la provincia allá donde estos personajes lucen sus trajes, encarnando el propio espíritu del Entroido.

Medio siglo dando forma a los trajes de los peliqueiros

Carmen García González posa orgullosa con uno de los últimos trajes de peliqueiro que ha realizado.
Carmen García González posa orgullosa con uno de los últimos trajes de peliqueiro que ha realizado. | C.L.M

Carmen García es natural de Laza de pura cepa y, como acostumbran todos sus vecinos, se siente muy “orgullosa” de su Entroido y de la figura que lo protagoniza, el Peliqueiro. Pese a su arraigo, no se puso a coser uno de sus trajes “ata que llo fixen a meu fillo, con apenas tres anos. Antes só lavaba e cosía os dos meus irmáns”. Cincuenta años después, sigue cosiendo tanto para adultos como para los más pequeños, que vestirán el peliqueiro por primera vez: “Encántanme os nenos , os seus traxes dan moito traballo pero son preciosos”.

El trabajo es laborioso y costoso, ya que aunque hay muchas partes que se pueden coser a máquina, los pompones o el ganchillo del pantalón, así como ciertos elementos de la chaqueta, “só se poden facer a man”. Para Carmen, ver a los peliqueiros con sus creaciones el Domingo de Estrea es una sensación “indescriptible, pónseme a pel de galiña só de pensar niso”.

45 años haciendo trajes de pantalla para el entroido de Xinzo de Limia

Carme Gómez muestra una chaquetilla del Cigarrón en su taller de confección.
Carme Gómez muestra una chaquetilla del Cigarrón en su taller de confección. | C.L.M

Rosa Fernández Borrajo, “Rosi” para todo el mundo, lleva cosiendo 45 años y es una de las costureras de trajes de pantalla más conocidas de Xinzo. Para hacer un traje de pantalla, comenta que “o máis importante é a elección dos materiais”. Además, para la capa, Rosi quiso remarcar lo fundamental del corte de la pieza, que tiene que tener una buena caída y mucho vuelo para que el fleco luzca con los movimientos de las pantallas. Nos comentó que este año triunfaron las capas rojas y los flecos dorados o plateados. El lino del traje también tiene que ser más “gordito”, como dijo Rosi, y por supuesto las polainas de paño de lana.

Ha transmitido a su hija su arte y conocimiento sobre el Cigarrón

Rosa Fernández en su taller de Xinzo junto a una capa de pantalla.
Rosa Fernández en su taller de Xinzo junto a una capa de pantalla. | La Región

La costurera verinense Carme Gómez lleva más de tres décadas haciendo trajes del Cigarrón, tantos que pierde la cuenta de los que han pasado en sus manos. No obstante, al año no hace más de “entre oito e doce por encarga, do contrario non me podería dedicar a nada máis”. Pese a ser “neta de xastre”, primero fue autodidacta y, posteriormente, aprendió de manos de Paco Añel, el costurero de Castro que creó el patrón más difundido.

A diferencia de otras artesanas, Gómez le ha pasado el testigo a su hija, que además estudió patronaje y se dedica profesionalmente al diseño de moda, y que también crea trajes para cigarrones.

Un millar de metros de cinta y horas de costura

Anita García junto a camisas de boteiro.
Anita García junto a camisas de boteiro. | La Región

Muchas horas de trabajo, más de 800 metros de cintas de colores y una enorme paciencia son la receta para la elaboración de la camisa del boteiro vianés. Así lo explica Anita García, una vecina del lugar que lleva más de tres décadas cosiendo las vestimentas que luce este representativo personaje del Entroido en las calles del lugar.

Una ardua tarea que se inicia con la decisión del diseño del dibujo y que continúa con el plisado de las cintas, una a una, para luego colocarlas y coserlas según lo escogido. “Meses pode levar facer unha camisa, vaise ós ratos, pero da moito traballo”, afirma. Y es que, esta camisa no es cosa menor y su elaboración tampoco.

El boteiro ha sido inspiración de nada más y nada menos que Dolce&Gabbana y de una marca de bolsos de lujo. Ponerle precio es una tarea complicada porque lo que hay que ponerle para tenerla “son moitas ganas e tempo para adicarlle”.

El tiempo que se dedica a coser “é incalculable”

Magdalena Alonso, costurera de Vilariño de Conso.
Magdalena Alonso, costurera de Vilariño de Conso. | La Región

Magdalena Alonso Núñez lleva más de tres décadas elaborando los trajes de boteiro de Vilariño de Conso. Afirma que es una tarea para la que son necesarias “horas e horas de traballo”, siendo casi imposible calcular el tiempo total dedicado.

La parte superior lleva en torno a 400 metros de cintas que, tras ser plisadas, son cosidas formando figuras geométricas sobre una camisa blanca. Magdalena explica que los hombros van adornados con una flor de la que cuelgan cintas a lo largo del brazo. El pantalón está elaborado a partir de tela de raso y varios flecos cosidos. “A ambas prendas póñenselle decoracións plateadas ou douradas”, declara. Decenas de trajes que lucen los boteiros de las tierras del Cenza en su sábado de Entroido han sido elaborados por sus manos.

Alrededor de 40 años haciendo lucir las mázcaras

Manzaneda
Manzaneda

El traje de mázcara de Manzaneda, una de las vestimentas más llamativas del entroido ourensano, requiere tiempo, paciencia y mucha habilidad para ser confeccionado. Paquita Blanco Arias lleva más de 40 años dedicándose a esta labor, puntada a puntada, manteniendo viva una tradición única. “O primeiro que fixen foi para meu sobriño cando era pequeniño e xa ten máis de 40 anos”, cuenta Paquita mientras termina unos pololos para una nueva mázcara. Solo este carnaval, la costurera ha elaborado alrededor de una docena de trajes, mostrando su compromiso con la tradición.

El traje antes era en lino grueso, ahora eligen también telas más finas, y adornado con cintas de colores, encajes y entredoses. Vestirse con él es todo un ritual: camisa blanca con lazos de raso y un mantón cruzado sobre el hombro izquierdo, calzón largo blanco y, por encima, los pololos con puntillas y más lazos. Dependiendo de la zona, se añade una braga, que “sempre vai por riba”, y sobre esta, una combinación. Tal vez los hombres querían imitar a las mujeres vistiendo, pero en la actualidad hay casi tantas mujeres como hombres de mázcaras. Paquita, entre hilos y tijeras, explica que la confección de un traje puede llevarle hasta de una semana, dependiendo de los adornos. “Ás veces a camisa xa está feita e eu só a decoro, e o mantón mércase á parte”, dice. El precio varía en función de la calidad de las telas, pudiendo ir desde los 100 hasta superar los 600 o 700 euros si contamos las “legues”, una especie de polaina de cuero.

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