LOTERÍA DE NAVIDAD
El Gordo, el 79432

Ciclos Vicent sigue rodando en Catarroja tras la dana

JOSÉ ESTÁ AL FRENTE A SUS 82 AÑOS

La dana se lo llevó todo, pero no la ilusión y las ganas de seguir trabajando de José Vicent, quien a sus 82 continúa al frente de Ciclos Vicent, un taller de bicicletas en Catarroja arrasado por el temporal. Hoy solicita ayuda para seguir con su negocio.

José Vicent Ramón realiza tareas de limpieza en su taller.
José Vicent Ramón realiza tareas de limpieza en su taller.

Fausto Coppi al aparato”. Así responden al teléfono en el taller Ciclos Vicent, en el municipio de Catarroja (Valencia). Y no, no es que el ciclista italiano, apodado el Campionissimo, considerado uno de los más grandes de todos los tiempos y fallecido en 1960, haya resucitado. Quien así contesta es Jose Vicent Ramón, “Pepito”, quien se declara un gran admirador de Coppi.

A sus 82 años, este hombre sigue al frente del negocio familiar que fundó su padre, José Vicent Serrano “Vicent”, en la década de los 40. Un taller que asegura “lo significa todo para mí. Desde mi infancia con mi padre, cuando tenía 13 años, a los 82 que tengo ahora. Toda una vida arreglando bicicletas, practicando ciclismo y sirviendo al ciclismo. Los clientes se han convertido en amigos. Este lugar era un punto de encuentro para comentar y hablar de ciclismo. Yo daba consejos a la gente joven para que no se pasaran de kilómetros y ponía a las bicicletas sus medidas para que el esfuerzo fuese más efectivo. Tenía mucha experiencia porque competí”. Recuerda que su padre corrió con los Hermanos Rodríguez Barros, reconocidos ciclistas gallegos de los año 40 y nombra a Álvaro Pino y Óscar Pereiro como referentes más recientes. Pero llegó la dana y su destrucción y el negocio de Jose Vicent fue completamente arrasado por el agua y el barro.

Los daños producidos por la dana han sido muy cuantiosos.
Los daños producidos por la dana han sido muy cuantiosos.

“Esto me ha afectado totalmente, porque aquí tenía una leyenda de material antiguo, de coleccionista e histórico. Piezas que mi padre había comprado y yo tenía guardadas. Y todo eso está perdido. Una lástima. Había sillines históricos de la época de Merckx, manillares, frenos y cosas que ahora ya han pasado a la historia, porque ya no se fabrican. Tenía ruedas de hace 50 años. Todo estaba guardado y ahora ha desaparecido”, afirma con tristeza.

Pero Vicent no se rinde: “Los sueños son sueños, yo quiero la realidad, continuar. Hasta que las fuerzas me abandonen, como mi padre, que tenía 85 años y aún estaba aquí, porque es nuestra vida”. Tampoco se rinde su hija Ana. “Le he prometido que el taller se abrirá de nuevo y que habrá una tercera generación, si todo es posible. Yo no sé de mecánica, pero llevaré la gestión con alguien de confianza que pueda dar buen servicio y mantener el espíritu de mi abuelo y mi padre”.

Y siguiendo el lema bajo el que corría su admirado Campionissimo, “la gesta más loca es la gesta más bella”, se han puesto manos a la obra para intentar abrir de nuevo, tal vez en enero, Ciclos Vicent.

“Más que ayuda económica, que también, para emplearla en la reforma, necesitamos gente que se ofrezca de forma voluntaria para la recuperación. Pintores, fontaneros, electricistas, albañiles, no sé, mano de obra en ese aspecto. Incluso algún proveedor que nos pueda facilitar un mínimo de material para poder arrancar. La última compra la hicimos en octubre y desapareció todo”, explica Ana Vicent.

“Es una tristeza ver todo lo que se ha destruido. El objetivo de este llamamiento para la reconstrucción es que mi padre no vea que ha perdido su taller y todo lo que significa para él, sino que va a continuar”, señala la tercera generación de este negocio. Insiste en que “las pérdidas son de piezas históricas que ya mi abuelo compró en aquella época. Había materiales que eran edición limitada. Todo lo que tocó el agua está dañado, tanto piezas antiguas como actuales. Como mucho se ha recuperado un 10% de lo que había”.

Un sueño, una pasión

Pero para Ana Vicent lo más importante es que este lugar era el sueño, la pasión y el amor de su abuelo y su padre. “Somos una familia humilde. Mi padre cuando llegó la fecha de jubilación, aunque la actividad ya no era de venta a lo grande, si no que se centraba en mantener y reparar bicicletas, no lo dudó, quería continuar. Y estaba toda la semana en su puesto de trabajo. Es una persona activa, física y mentalmente, en buenas condiciones tanto para el trabajo como para seguir andando en bici, porque no ha perdido esta afición. Los domingos los reservo para ir juntos a hacer ciclismo de carretera. Él reniega de la eléctrica, lo hace a pierna, a pleno pulmón, a pesar de la edad”.

Quien quiera contribuir a que Vicent recupere su taller y pueda seguir ayudando y aconsejando a los amantes del ciclismo, “hasta que las fuerzas fallen”, como él mismo dice, en la página www.ciclosvicent.com encontrará las indicaciones de cómo hacerlo.

Contenido patrocinado

stats