CORRUPCIÓN EN EL PSOE
Cargos de Deloitte declaran por la cátedra de Begoña Gómez
La dana arrasó con múltiples localidades valencianas llevándose consigo casas, coches y colegios, entre otras. Massanassa y Benetúser, en Valencia, se trata de recuperar del temporal con la solidaridad de los vecinos y voluntarios. Lucía Otero, fotoperiodista de La Región, se traslada a la zona afectada para capturar los detalles del desastre y relatar así su viaje personal y fotográfico.
No sé con qué nos vamos a encontrar al llegar a Valencia. Hasta ayer he estado en piloto automático y no he pensado demasiado lo que voy a presenciar. Me escriben varias personas para avisarme del temporal que se prevé para el miércoles y ahora me estoy empezando a asustar.
Mamá me dice que tengo que estar psicológicamente preparada para lo que me voy a encontrar, mi abuela me pregunta que cómo es que me atrevo a ir y mi padre me llama y me dice que no sabe si ir es la decisión correcta. Pienso en esto último y llego a la conclusión de que todo lo que me salga de dentro será la decisión correcta.
Llevo desde que ha pasado todo esto en Galicia, pero pensando todo el rato lo que estaba ocurriendo en la otra punta. Cuestionándome qué hacía en mi casa, sentí la necesidad de ir y ver con mis propios ojos lo que está ocurriendo.
La nueva normalidad en los pueblos de Benetússer y Massanassa me ha dejado impactada. Nada más llegar a La Torre una señora me pregunta si soy de prensa y me suplica, con lágrimas en los ojos, que cuente la realidad. Me dice que no se está mostrando ni una pequeña parte de lo que realmente está ocurriendo y me cuestiono si todo lo que estamos aportando les está llegando.
Me recorro esos pueblos y siento que estoy en un decorado de una película de guerra. Todo se ha teñido de marrón y me abruma pensar que todo lo haya hecho el agua. Casas destrozadas, muebles en las calles llenas ya de barro seco y los vecinos con ganas de hablar y expresarse. Hablo con ellos y tengo ganas de llorar.
Una fuerza admirable
Conforme ando más y me acerco al barranco la situación está peor. Pienso en cómo han cambiado las vidas de todas estas personas tan rápido y admiro la fuerza que están teniendo para sobrellevar todo esto.
Juan Antonio, al que se le inundó la casa en la que solo llevaba viviendo un año, nos dice que no es capaz de conciliar el sueño y que en su cabeza sigue escuchando los gritos de ayuda.
Yolanda, que vive entre Alfafar y Benetússer, me dice: “Yo vivo aquí, no puedo dejar la tierra. Ahora que me necesitan no me voy”. Reflexiono sobre lo que me acaba de decir y pienso que no debemos olvidarnos de esto nunca.
Fotos: Lucía Otero
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último