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📊 Resultados: Resultados elecciones en Ourense 23J
🤝🏻 Pactómetro: Las alternativas de gobierno del 23J Con cuatro mayorías absolutas a sus espaldas en Galicia, Núñez Feijóo estaba convencido antes de ayer de que será presidente del Gobierno, y aún ayer tras las elecciones mantenía su discurso.
En su debut como candidato del PP a las generales el de Os Peares ha versionado su primer lema electoral -de “Chegou o momento” a “Es el momento”- para superar a las encuestas, que en 2009 no anticiparon su primera mayoría absoluta y ahora ponían en duda su meta de una “mayoría suficiente”.
Hace un año dejó la Xunta para ir al rescate de su partido, hace dos meses se apuntó la victoria de las elecciones autonómicas y municipales y ante el 23J pedía que los españoles se unieran bajo las siglas del PP para poner a un “chaval nacido en una aldea” en La Moncloa.
En Madrid se ha tenido que enfrentar a las expectativas que desde Galicia había despertado en la política nacional -expectativas que no han sido de momento suficientes- y a un PSOE que ha buscado desmontar su imagen de gestor, reformista y de centro subrayando sus equivocaciones y contradicciones.
En su etapa como líder de la oposición, con escaño en el Senado, Feijóo ha desplegado un juego de equilibrios. Ha recuperado la relación con Vox -se abstuvo en su moción de censura- y pide entenderse con el PSOE, con el que no ha logrado ningún pacto. En lo programático, combina el aval a la ley de plazos del aborto y a la reforma laboral -ambas rechazadas por el PP- con la promesa de derogar el sanchismo.
En su afán por conquistar a todo el espectro político ha confesado que votó a Felipe González, cuyo cambio político en 1982 llama a emular desde el campo contrario.
Al frente del PP, Feijóo ha dado acomodo a los discursos más moderados, como el de Juanma Moreno, y los más ideológicos, como el de Isabel Díaz Ayuso, y ha reunido a las dos almas de partido, José María Aznar y Mariano Rajoy, en un mismo escenario.
Y lo ha hecho con una autoridad indiscutida, su mismo núcleo duro; y un control férreo de la información sobre sus decisiones. Con él los barones han recuperado su autonomía, y en esa autonomía ayer mostraron sus primeras dudas.
Licenciado en Derecho, Feijóo abandonó su sueño de ser juez por el despido de su padre y opositó al cuerpo superior de funcionarios de Galicia, donde ascendió de la mano del popular José Manuel Romay Beccaría hasta lograr un puesto técnico de designación política en la sanidad gallega.
Desde ahí dio el salto al Gobierno de Aznar, para dirigir el Insalud y Correos. A Galicia regresó con la crisis del Prestige, y tras ser conselleiro de Infraestructuras y vicepresidente primero, sucedió a Fraga al frente del PP gallego en 2006. Y con una oposición dura contra el bipartito del PSdG y el BNG devolvió al PP al poder.
A su primera mayoría absoluta, en 2009, le sumó otras tres, en la intención de que por segunda vez un gallego gobierne España. Para lograrlo, Feijóo se ha presentado ante los españoles como alguien que “no es perfecto”, pero sí “normal”.
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