Carlos Risco en el Foro La Región: “Tu vida acaba en dos puntos: cementerio y mercadillo”

FORO LA REGIÓN

El periodista, músico y escritor reflexionó en el Foro La Región sobre las relaciones establecidas con los objetos cotidianos

Carlos Risco, con la vela encendida, y Luis Carlos de la Peña, que introdujo al invitado del Foro.
Carlos Risco, con la vela encendida, y Luis Carlos de la Peña, que introdujo al invitado del Foro.

El periodista, músico y escritor Carlos Risco pasó ayer por el Foro La Región para presentar su libro “Objetos a los que acompaño”, donde reflexionó sobre su relación con las cosas que le rodean. El encuentro fue presentado por el economista y exalcalde de Baiona Luis Carlos de la Peña, quien destacó que “conocí a Carlos Risco por los artículos que escribía. Unos artículos muy trabajados”. De la Peña añadía que “conseguí su teléfono no sé muy bien cómo, y ahora contamos con una buena amistad”. El economista definía como “espectacular” la forma de contar la relación con los objetos que se trata en el libro, y calificaba al autor como “un gran literato y un profundo intelectual” antes de cederle la palabra.

Risco empezó su ponencia relatando que había venido acompañado por cinco objetos, e invitó al público a “hablar y reflexionar sin entrar en peroratas”. Prendió una cerilla de madera, con la que encendió un papel de Armenia y una vela, con el fin de crear ambiente para que discurra “una conversación que no sea una chapa”.

Risco contaba la intrahistoria del libro explicando que “empecé escribiendo algunas cosas sobre mi bicicleta, o un reloj que uso, y en un momento pensé que podría publicar aquello que había escrito. Óscar (Outeiriño) los leyó, y empezó así mi colaboración con La Región”, periódico al que definió como “la voz de esta ciudad, donde publicaba Vicente Risco, y el periódico que siempre lee mi madre”. Para el escritor “tener una columna en La Región es un orgullo”.

"Metidos en el pozo día a día, a todos los pasa que tenemos la visión más corta", reflexionó el autor durante la charla

La ponencia discurrió en forma de diálogo entre Carlos Risco y Luis Carlos de la Peña, quien comentaba las semejanzas entre el escritor y su tío abuelo, Vicente Risco, algo que rechazó su descendiente. Sí que aceptó el paralelismo con el ilustre literato en el hecho de que no le gustan demasiado las personas. “La gente como masa me parece horrible”, reconocía, “y lo mejor que me ha podido pasar es vivir sin vecinos”, aseguraba a modo de chanza. “Creo que el no tener vecinos y buscar el silencio es bueno para el sistema nervioso”, concluía sobre el particular.

Convivencia

Reflexionando sobre la relación con los objetos cotidianos, Risco decía que “insisto mucho a lo largo del libro en que convivir con los objetos es en realidad convivir con una comunidad de muertos, y hay que estar pendientes de todas las presencias anteriores que han estado allí antes que tú, y que tú estás trasladando a los objetos tu propia humanidad, y tú la trasladarás por ósmosis al siguiente”, antes de sentenciar que “tu vida acaba en dos puntos: en el cementerio y en el mercadillo”, en referencia a esa parte de tu personalidad que aún reside en los objetos cuando estos se ponen en venta de segunda mano. Durante la lectura de su libro, Carlos Risco comentaba que “nosotros asistimos al último momento donde se cerraba la piedra, pero mi padre aún pudo vivir un poco la decadencia de la Galicia rural”, antes de definirlo como “un sabio en la medida de sus posibilidades”.

Los asistentes al Foro La Región.
Los asistentes al Foro La Región.

Es un poco abrumador ver lo que dicen de ti como escritor”, comentaba también sobre la recepción del libro. “Me sigo viendo como un tipo que escribe en lo pequeño, aunque mola ver que has sido capaz de hacer todas esas páginas, y presentarlo es algo superfeliz”, aseguraba. “El libro se escribe para entender, pero hay una parte de ti que desea que se publique”, continuaba relatando Risco, quien también reconoció que “no me veía dando entrevistas y defendiendo el libro, pero lo sigo viendo y creo que los textos están vivos y lo estarán mucho tiempo”. Al mismo tiempo “me reconozco en lo que he escrito”, afirmaba Carlos Risco, “y creo que este libro no me va a avergonzar en el tiempo, sino todo lo contrario”.

“A través de estos objetos, hablo un poco de la vida”, seguía relatando el autor. “Creo que es difícil encontrar un sitio desde el que hablar, y cuando hice los primeros textos sobre objetos, descubrí que era un lugar bonito”. Lo comparaba con descubrir “un rincón con una puesta de sol chula. Quieres volver allí”, aseguraba Carlos Risco. “Por azar, o lo que sea, he encontrado una esquinita donde salen pensamientos chulos”, terminaba su reflexión sobre el libro.

La vida durante un año lejos de la civilización

Luis Carlos Peña preguntó a Risco por dos fotografías que el autor guarda en su casa de escritores que pasaron largas estancias aislados de la sociedad. “Es un panteón de héroes privados”, comentaba el autor, “la lectura de sus obras me impactó”. Unas lecturas que le llevaron a pasar un año en una caravana en la sierra de Guadarrama a siete kilómetros de la casa más cercana, lo que definió como “una experiencia arrolladora”. “Si damos un paso fuera de esta civilización del ruido, y escuchamos un poquito todo lo que hay allí, muchos cambiarían”, dijo Carlos Risco.

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