Eduardo Fernández García: “Los expolíticos siempre pensamos que somos mejores que los actuales”

LICENCIADO EN DERECHO Y EXDIPUTADO EN EL CONGRESO

Eduardo Fernández García (León, 1966) viene a Foro La Región a hablar de Winston Churchill, uno de los políticos que ha dejado una huella más profunda en la historia política contemporánea europea.

Publicado: 24 feb 2025 - 08:15 Actualizado: 07 jul 2025 - 20:03

Eduardo Fernández García.
Eduardo Fernández García.

Eduardo Fernández García hablará en el Foro La Región de la historia política contemporánea europea a través del libro del que es coautor “Winston Churchill. Ideas y acción política en sus discursos”. Licenciado en Derecho y doctor en Historia de las Ideas Políticas, fue diputado en el Congreso de 2003 a 2011. En la actualidad es profesor del Instituto de Ciencias Aplicadas a la Ciberseguridad (RIASC) de la Universidad de León.

Pregunta.¿Qué lleva a un político a escribir sobre otro político?

Respuesta.Principalmente, mi especialización, que es la cultura política. Yo soy profesor de Historia de las Ideas y creo que la cultura política tiene que ver con lo que los ciudadanos sienten hacia la política, con la parte menos racional. Todos tenemos políticos que nos caen bien o mal antes de que empiecen a hablar o tenemos afinidades por razones familiares. En este sentido, uno no puede estudiar la cultura política y no acercarse a la figura de Winston Churchill. Además de que este año se celebra el 150 aniversario de su nacimiento.

P.Es, por tanto, un libro más de ideas que de hechos de Churchill.

R.Sí, lo que hacemos es presentar las ideas principales, sacándolas de sus discursos. Claro, Churchill es durante casi seis décadas parlamentario, o sea que tiene dos mil discursos parlamentarios. Hay que seleccionar aquellos que manifiestan más sus ideas políticas a medida que va cambiando el panorama europeo y británico. Entonces buscamos especialmente no atender a los hechos concretos de su vida, ya que ese campo está más que explotado por muchos otros historiadores.

P.Si hablamos de ideas, ¿podemos decir que Churchill traicionó sus principios cuando se cambió al partido liberal y finalmente volvió a los conservadores?

R.Bueno, como siempre pasa cuando hay movimientos de esa índole en la política, hay razones personales. Churchill consideraba que sus méritos no tenían el suficiente reconocimiento por parte del Partido Conservador. También hay que decir, que entre la facción más liberal del Partido Conservador o la más conservadora del Partido Liberal hay apenas un paso. En la mentalidad de Churchill, él no traicionó su ideología con ese cambio de partido y la posterior vuelta. Por tradición familiar, su abuelo y su padre habían sido diputados en los comunes por el Partido Conservador. Él estaba casi predestinado a ser parlamentario conservador, pero tenía esa sensación de que no se reconocía toda su capacidad. Y no podemos olvidar que muchas veces por encima de las ideas, está la ambición en una carrera política. 

P.En esa carrera política, ¿cuáles fueron sus principales aciertos y sus principales errores?

R.Creo que en el conjunto pesan más sus aciertos que sus errores, teniendo por supuesto muchos claroscuros a lo largo de tantos años de trayectoria. El mayor acierto es describir claramente las consecuencias negativas de los totalitarismos en Europa y su firme oposición al fascismo y al nazismo. En este sentido, también hay que recordar que se opondrá con la misma firmeza a Stalin y al comunismo. Y entre los errores, nos encontramos su visión demasiado apegada a la cultura británica, incluso a veces se le ha tildado de racista por su visión preeminente de los europeos y de los anglosajones blancos.

P.También se la ha llegado a acusar de prepotente, prevaricador y borracho…

R.Es verdad que en algunos aspectos como el trato a sus subordinados llegó a rozar el acoso laboral, pero eso iba intrínseco con su personalidad arrolladora. Era una persona muy irascible y mostraba mucha incapacidad para escuchar las opiniones de los demás. 

P.¿Estamos hablando de la figura más influyente en la historia británica?

R.Desde luego en el imaginario popular es con diferencia el primero. Si hablamos de Churchill en la cultura política, no lo es menos en la cultura popular. Solo tenemos que ver la cantidad ingente de películas, series y documentales sobre su figura. Esto sería imposible de entender si no se tuviera presente que es una figura reconocible más allá de las fronteras del Reino Unido y más allá del tiempo. Por eso yo creo que en relación con la pregunta indiscutiblemente es el más reconocible y es el que deja una impronta más clara.

P.Entiendo que como figura política es imposible encontrar una similar en la actualidad, pero si hablamos de ideario político, ¿qué figura se le podría asemejar en la actualidad?

R.Ninguna. El mismo Boris Johnson puso de manifiesto que en el conservadurismo británico actual apenas queda nada del conservadurismo de Churchill. Aunque algunos de sus postulados, por ejemplo, en materia económica o en la cuestión social podrían tener algún pequeño reflejo en el actual ideario conservador británico, lo que les aleja por completo es la visión de Europa. A Winston Churchill no le hubiera gustado nada el Brexit que ha promovido su partido, ya que era bastante europeísta. 

P.¿En su pensamiento político abogaba más por la patria o el individuo?

R.Churchill hablaba muchas veces de nación. Lo que pasa es que utilizaba la nación como un término superador y en un contexto de conflicto bélico y luego de posguerra. Cuando hablaba de nación lo hacía no para referirse a un pueblo, sino para ligarlo a la potenciación del individualismo. 

P.Cambiemos de asunto, como exparlamentario, ¿qué visión tiene de la política y del Congreso actual?

R.Uno tiene siempre la tentación de creer que los políticos de su generación eran mejores que los de la generación actual. Yo creo que, primero, en los gobernantes en general, no solo en los parlamentarios, hay una menor preparación y, por tanto, una cierta dificultad para entender conceptualmente la marcha de la sociedad actual, que va a una velocidad tremenda. Por otro lado, lo de la polarización es muy significativo. Hace unos años escribíamos de desafección, del hartazgo de la gente respecto a los políticos y la política, del alejamiento que se enunciaba en términos de abstención electoral, y ahora lo que estamos hablando es de polarización, de extremos. Y ese cambio de la desafección por la polarización indica que la gente se acerca más a la política, pero lo hace con muy poca capacidad de consenso y de diálogo, que es lo que caracteriza la polarización. Esto no se debe solo a la actividad de los políticos en el Parlamento, pero ahí se refleja enormemente toda esa diversidad, toda esa polarización, todo ese enfrentamiento, esa falta de diálogo y esa incapacidad para alcanzar consensos, que a veces son absolutamente necesarios.

P.No nos augura un buen futuro esto…

R.Bueno, yo diría que este momento es apasionante para analizarlo desde el punto de vista de la politología, pero mucho peor para vivirlo desde dentro de la política. No habíamos vivido en España nunca la necesidad de gobiernos de coalición o de apoyos parlamentarios duraderos, y parece que eso se va a instalar durante bastante tiempo, y en ese contexto la polarización es un disolvente de la participación democrática, y eso me parece preocupante para el futuro.

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