Josep Borrell: “Si Europa no se integra más, no va a ser capaz de resistir en este mundo”

El ex alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, lanzó ayer en el Foro La Región una cruda advertencia sobre el precario lugar que ocupa Europa en un nuevo tablero mundial “bipolar”, dominado por Estados Unidos y China. Durante su conferencia, Borrell analizó las “grandes incógnitas existenciales” que afronta la Unión Europea: la guerra en Ucrania, la fractura moral en Gaza y la necesidad de asumir su propia defensa ante la posible retirada de Estados Unidos de territorio europeo bajo el mandato de Donald Trump.

El veterano político español dibujó un panorama sombrío, un mundo con “más actores” y “menos reglas” que el de las últimas décadas. En este nuevo escenario, Borrell fue tajante: la supervivencia de los valores europeos no está garantizada.

Guerra de Ucrania

Borrell centró la primera gran “pregunta existencial” en el futuro de Ucrania. Recordó el momento inicial de la invasión, cuando Europa “decidió hacer lo que nunca se había hecho, sacar dinero del presupuesto para enviar armas a Ucrania”.

Destacó que, contra la creencia popular y la propaganda de Trump, Europa ha aportado más ayuda militar que Estados Unidos: “Ellos han dado en armas unos 65.000 millones y nosotros unos 70.000”, afirmó, aludiendo a la nueva política de Trump de sustituir las donaciones por ventas. Pese a que Europa no tiene la capacidad de sustituir la inteligencia militar estadounidense, la verdadera cuestión ahora es política: “¿estamos dispuestos a continuar haciéndolo? (...) Es una pregunta fundamental que los europeos tendrán que contestar y determinará el curso de la historia”.

Conflicto en Gaza

Su análisis más duro fue al abordar el conflicto en Oriente Medio. “Después nos vino la guerra en Gaza. Y allí Europa no ha estado a la altura. Estamos muy divididos”. “Un horror no justifica otro horror”, sentenció, antes de comparar las cifras de víctimas (más de 65.000 palestinos muertos frente a los 1.200 israelíes del ataque inicial). Denunció la parálisis de la UE y su pérdida de credibilidad global: “El mundo cree que los europeos no valoramos igual la vida de un palestino que la vida de un ucraniano. Y, desgraciadamente, tienen razón”. Señaló directamente al “complejo de culpabilidad” , especialmente alemán, como la causa de la división interna, que ha impedido poner de acuerdo a países como Alemania, que defiende que Israel “pudiese ir haciendo lo que quisiera”, y España, que pide “parar esto”. Sobre la actualidad apuntó: “La llamada paz de Trump no es tal, ni siquiera es un alto el fuego”, sentencia. Por tal motivo, prevé que “esa guerra va a seguir”.

El futuro de Europa

La tercera gran incógnita es la defensa de Europa, un debate reabierto por la victoria de Trump, quien “ha puesto la economía y la política mundial de patas arriba” , utilizando los aranceles “como un arma de guerra”.

Borrell advirtió que Europa ha vivido cómodamente como un “protectorado militar americano”, describiendo a los europeos como “vasallos felices” que pagan a otro por su protección. El problema es que el protector puede decidir marcharse. “Si se fueran, Europa se quedaría indefensa”. Por ello, reclamó un rearme inmediato: “España tiene que gastar más, notablemente más en su defensa”. Advirtió que reconstruir esa capacidad militar no es algo inmediato, sino “la tarea de una generación”. Calculó que a Europa le costaría “un billón de euros, más o menos”, dejar de depender militarmente de Estados Unidos. Y para ello cifra en el 3,5% del PIB el gasto militar de los países miembros como España, no en el 5% que reclama Trump en la OTAN.

Ante este panorama, Borrell concluyó que la única solución es la unidad real. “¿Europa está muy integrada? No. Está muy poco integrada”. Y lanzó su advertencia final: “La civilización europea no va a subsistir si los europeos no se integran más”. Los europeos solo suponen el 5% de la población mundial y sufre problemas de natalidad, por lo que “dentro de poco” será “una fracción mínima de la humanidad”. Para finalizar, reafirmó su polémica metáfora del “jardín” y la “jungla”, asegurando que “Europa es un jardín” gracias a sus tres pilares (libertad política, prosperidad económica y cohesión social). Pero ese jardín, advirtió, no tiene muchos aliados: “No tenemos muchos amigos en el mundo”.