Las batas de las abuelas toman la pasarela en un homenaje a la tradición

En tiempos de prisa e individualismo, Miuccia Prada ha querido lanzar un claro mensaje en apoyo a la vida lenta y de comunidad a través de las características batas de las mujeres del rural de los países mediterráneos, rindiendo homenaje a las abuelas a través de una prenda que han convertido en su uniforme más popular

Batas Miu Miu
Batas Miu Miu

En la historia de la humanidad, el pueblo ha ido adoptando costumbres y rutinas que, sin pretenderlo, acaban erigiéndose como símbolos de la cultura popular. No hay que rascar demasiado en el imaginario colectivo para nombrar a la de tres todos juntos la prenda por antonomasia de las mujeres mediterráneas. Uno, dos tres… ¡La bata!

En algún punto de nuestra evolución, esta prenda se colgó en el perchero de entrada y salida de todas las casas de pueblo para confeccionar el uniforme sempiterno de las abuelas bajo el que dar cobijo a las comidas familiares, el orden en la casa y unificar bajo su mando y sabiduría el paso de las generaciones. Así, la bata no es sólo una prenda con la que cubrir la ropa y evitar que se manche durante las tareas domésticas, sino que ejerce de armadura con la que proteger el castillo de su hogar.

Tal es el protagonismo de la bata en la cultura popular que son muchos los homenajes que se le han rendido a través de la fotografía o el arte urbano. Como pruebas, los conocidos murales de superheroínas en bata con los que Yoseba MP cubre edificios enteros o la serie de imágenes con las que la fotógrafa Lucía Herrero rindió homenaje a estas mujeres. Ahora ha sido el turno de la moda.

Confeccionadas habitualmente en algodón con diferentes estampados; en Galicia, los cuadros son el favorito, pero en regiones más cálidas suelen predominar pequeñas flores. Cubren hasta la rodilla y no tienen mangas. Tienen que dejar libres las extremidades para moverse con soltura, listas para ponerse en cualquier momento y con marcas que cuentan historias como las muescas de un revólver. Este mismo patrón es el que ha seguido Miu Miu en su desfile en París, uno de los más comentados de la Semana de la Moda.

A la pasarela, la casa italiana subió todo tipo de delantales, batas y mandilones con los que cubrió los diseños, elevándo estas prendas de andar por casa a la categoría de lujo. Todo ello adornado con volantes en las asas, decoración floral y colores vivos pensados para la primavera-verano del próximo año. Mandiles de jardinero, de aficionado al bricolaje, de cocinar en casa…, pero, sobre todas las cosas, la bata, han sido las apuestas de Miu Miu con las que no ha pasado desapercibida. La estética de la abuela mediterránea se ha trasladado también a los peinados y maquillajes con los que ha presentado la colección.

Y es en este punto donde la frase “no dar puntada sin hilo” adquiere su connotación más literal. No obstante, tan importante es el poder de Miuccia Prada a nivel estético como todo el trasfondo que caracteriza cada una de sus colecciones. La nieta del fundador de la firma que porta en su apellido estudió Ciencias Políticas antes de sumergirse de lleno en el mundo de la moda y, no sólo convertirse en la cabeza creativa de su legado familiar, sino también de fundar su propia marca, Miu Miu, que muchos consideran la “hermana pequeña” de Prada pero que para ella constituye una extensión del buque insignia con el que dialoga desde una perspectiva más juvenil.

Por eso, en pleno auge y polémica del movimiento “trad wife”, que ensalza el rol más tradicional de las esposas y en el que muchos han viso el escaparate estético del giro a la derecha de la sociedad norteamericana, Miuccia Prada ha decidido utilizar esa caricatura de la mujer como encargada de las tareas domésticas para elevar a la categoría de prêt-à-porter el símbolo de las abuelas de la cultura latina. Así, la heredera del imperio Prada opta por valerse de ese debate a medio camino entre el feminismo y los cánones más conservadores de la esposa modelo para reivindicar el empoderamiento de unas mujeres que, ataviadas con sus batas, son el sinónimo mismo de la pura esencia de un hogar.

Las batas de Miu Miu encierran más mensajes. Porque la suya es una mirada que se dirige a la tradición y el mundo rural en una época en la que cada día se cuestiona más la masificación de las grandes urbes. Vestir una bata es revivir la vida lenta, sencilla y de comunidad en una era en la que imperan la prisa, la complejidad y el individualismo.

Está por ver ahora cómo se trasladará esta tendencia a las calles. Si es que lo hace. O simplemente ha contribuido a dignificar la prenda que las mujeres de los países mediterráneos han convertido sin pretenderlo en el uniforme que mejor representa a la infancia, los valores, la familia y el hogar.

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