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165 ANIVERSARIO
La decana de las aguas minerales de Galicia, Sousas, acaba de cumplir 165 años desde su declaración de utilidad pública. Su historia, sin embargo, arranca hace más de dos siglos, en medio de las guerras napoleónicas cuando el general portugués Francisco da Silveira Pinto da Fonseca Teixeira, entre batalla y batalla acude a un manantial situado entonces en las afueras de Verín para aliviar sus dolorosos cólicos nefríticos, probablemente ocasionados por cálculos renales.
Finalizadas las campañas y reconocidos sus méritos con el título de conde de Amarante y teniente general del ejército portugués, Silveira fija su residencia en Chaves, en su calidad de gobernador militar de Tras-os-Montes y en 1815, en gratitud a la curación de sus molestias, erige un pabellón de bebida hecho con enrejado de hierro con cubierta de teja y fuente de piedra para que aquella agua tan salutífera pudiera aliviar la vida a otros dolientes. La fama de sus propiedades curativas va en aumento así como el número de usuarios, lo que mueve al ayuntamiento de Verín a levantar un pabellón en mejores condiciones, más sólido y a adecentar el camino desde la villa hasta el lugar en el que se encuentra, de aquella a un cuarto de hora caminando, en 1854. Cinco años después, en 1859 se logra su declaración de utilidad pública y como establecimiento balneario cuenta con un médico que será quien prescriba los tratamientos a los agüistas y verifica la evolución de sus enfermedades mientras permanecen allí.
Los manantiales de Sousas, entonces conocidos como “las aguas de Verín” porque eran los únicos conocidos, se convierten en el motor del desarrollo de la villa, dando impulso a su hostelería y a numerosos negocios que prosperaban gracias a la presencia de personas que acudían cuando se abría la temporada.
En la memoria de 1893, el médico titular Felipe Isla Gómez, registra agüistas procedentes de todas las provincias gallegas, Zamora, León, Madrid, Andalucía, Extremadura y, por supuesto, de Portugal que, después de la provincia de Ourense es el origen de mayor número de usuarios. Pero también anota enfermos procedentes de Cuba, Buenos Aires, Asunción y Puerto Rico. La mayoría de los naturales del centro, norte y sur de la península, llegaban en tren hasta Ourense y allí tomaban un carruaje o una diligencia hasta Verín. No era un camino fácil y solo lo realizaban animados por una esperada curación o, cuando menos, alivio de sus dolencias.
Durante más de un siglo la historia de Sousas y del balneario de Caldeliñas son paralelas. Comparten médico director que distribuye según la tipología de tratamiento los pacientes a uno u a otro: para los baños medicinales, Caldeliñas. Para los tratamientos mediante bebida, Sousas. La declaración de utilidad pública, además de asegurarle asistencia médica especializada en hidrología a los agüistas, ofrecía la posibilidad de atención gratuita a los pobres. Eso explica, por ejemplo, que en todas las memorias redactadas por los médicos en los que se documenta el número de pacientes, su origen y la tipología de su enfermedad, hubiese casos para los que no estaba indicada el agua y que no obtienen ni cura ni alivio con ella. Pero en cambio, sí salían de allí con un diagnóstico y, muy probablemente, con las indicaciones para su tratamiento si es que la enfermedad lo tenía.
El servicio médico continuó activo durante la temporada de aguas, de junio a septiembre, hasta 1960, el año que cerraron también la mayoría de los otros balnearios de Verín que serían inaugurados décadas después. Pero el agua de Sousas ya se había hecho una reputación, especialmente en el tratamiento de cálculos renales, gracias a su mineralización de aguas bicarbonatado sódicas. La primera planta de embotellado, entra en servicio en 1892, lo que permitirá empezar a distribuirla, primero por la provincia, luego por toda Galicia y, finalmente por toda España. Ese mismo año se realizan mejoras en las instalaciones del balneario y en el paseo desde la villa.
Sousas cuenta con un total de ocho manantiales. El agua que hoy se bebe bajo esta marca es muy diferente de la que se embotellaba hace tan solo medio siglo. “Debido al alto contenido mineral del agua medicinal, su consumo no es adecuado para un uso doméstico diario y continuado en el tiempo, además de presentar un fuerte sabor y olor por su alta mineralización. Es por esto que Aguas de Sousas embotella agua procedente del manantial Sousas II, localizado a escasos metros del manantial original, manteniendo las mejores cualidades y los beneficios para la salud pero con un contenido de minerales más moderado que la sitúan en la categoría de agua mineral natural, favoreciendo el buen funcionamiento del sistema digestivo, facilitando la eliminación de toxinas y lípidos y contribuyendo a un equilibrio generalizado del organismo, mejorando el rendimiento del sistema”, explica Manuel Vázquez, gerente del grupo Bodegas Gallegas. Su padre, Manuel Vázquez Pérez había incorporado al grupo la planta de embotellado Sousas en la década de 1980, época en la que se inició su transformación.
El consumo de agua mineral natural crece entre la población. Actualmente, según datos de la publicación especializada “Alimarket” el consumo per cápita es de 133 litros anuales, siendo así la bebida más consumida, con diferencia. “El agua natural sigue siendo la gran mayoritaria, con un 99,7 por ciento, frente a un 0.3 de aguas saborizadas, motivo por el que, de momento desde Sousas no hemos contemplado ese mercado”, señala Vázquez. Reconoce, eso sí, la apuesta por el agua con gas, “ya que, pese a que en España solo supone el 4% del total del agua envasada, sin embargo, es un segmento que cobra cada vez más fuerza en ciertas zonas del territorio español debido a la afluencia de turistas extranjeros, más acostumbrados a su consumo, o como una alternativa más a los refrescos”, añade.
Una de las líneas sobre las que más ha invertido en los últimos tiempos el grupo Bodegas Gallegas en Sousas es en la de dotarla de una mayor sostenibilidad en todo su proceso. “Nuestro objetivo en materia de sostenibilidad y reducción de la huella de carbono se ha materializado con un plan de transición energética que se ponía en marcha en 2021 instalando un total de 1.000 metros cuadrados de placas solares, proyecto que en 2022 ya se encontraba a pleno rendimiento, para abastecer a través del autoconsumo y con energía 100 por cien limpia los procesos productivos. Esta instalación supone una reducción de 150 toneladas anuales en su huella de carbono equiparándose a una plantación similar de unos 900 nuevos árboles. Además, dentro de nuestra oferta de productos el 80 por ciento de los envases de vidrio que utilizamos anualmente son recuperados y reutilizados, suponiendo alrededor de millón y medio de botellas menos en ser destruidas y hemos alcanzado el cien por cien de material reciclado en todos nuestros formatos PET”, concreta Manuel Vázquez.
El padre de Manuel Vázquez fue un pionero a la hora de aunar bajo el mismo grupo empresarial distintas bodegas y una planta de embotellado de agua mineral. Décadas después seguirían su ejemplo otros grupos de bebidas. “A la hora de la comercialización de vinos, contar con un agua entre sus productos para satisfacer las necesidades de la hostelería dentro de la misma red comercial, suponía una herramienta de venta y un valor añadido para unir sinergias entre Sousas y Bodegas Gallegas”, explica Manuel Vázquez.
El grupo ourensano Bodegas Gallegas cuenta en la actualidad con cinco bodegas, tres de ellas en otras tantas denominaciones de origen: Rectoral de Amandi, en Ribeira Sacra, Rectoral do Umia en Rías Baixas y Alanís en Ribeiro. Sousas, con 165 años de declaración de utilidad pública y más de dos siglos de historia es una de las marcas emblemáticas, no solo de Ourense, sino también de toda Galicia.
El manantial primigenio de Sousas, aquel que tanto veneró el conde de Amarante en 1810 por haber curado sus males se encuentra en las inmediaciones de la planta de embotellado y es de uso público y de acceso libre bajo la gestión del Concello de Verín.
Los vecinos de la zona lo utilizan asiduamente por sus propiedades beneficiosas para los cálculos renales y trastornos intestinales entre otras indicaciones terapéuticas. Una tradición derivada de aquellos agüistas que acudían para beber el agua del manantial durante varios días para aliviar sus dolencias.
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