Puxedo, en Lobios, rehabilita el 40% de todos sus inmuebles

El pueblo de Puxedo, en la parroquia de San Paio de Araúxo (Lobios), ha logrado rehabilitar el 40% de los inmuebles de su núcleo urbano en los últimos siete años, situándose como referente en la recuperación del patrimonio rural. Este proceso de transformación, impulsado por la Asociación de Veciños de Puxedo, creada en 2008, ha supuesto la ejecución de casi un centenar de actuaciones, entre reformas parciales y rehabilitaciones integrales, logrando cambiar radicalmente la estética del pueblo.

Si bien el colectivo vecinal comenzó hace quince años centrando sus esfuerzos en los espacios públicos y el patrimonio cultural, hace siete años lo ampliaron a las propiedades privadas. La premisa es que la humanización del entorno público resulta insuficiente si no se acompaña de un plan de recuperación de las viviendas particulares que impulse la vida socioeconómica. Para ello, crearon un censo de inmuebles abandonados susceptibles de ser habitados. La labor de la asociación fue desde localizar a los propietarios y regularizar situaciones catastrales o herencias sin adjudicar, hasta asesorar en la redacción de escrituras y buscar compradores.

El apoyo del colectivo continuó durante el proceso de adecuación de las viviendas. Los nuevos propietarios recibieron asistencia para tramitar el alta de suministros, mejorar los accesos, elaborar proyectos técnicos y solicitar las licencias necesarias. Una vez regularizada la documentación, se gestionaron diversas ayudas públicas que han sido fundamentales para la financiación de las obras.

95 intervenciones

Desde 2019, se han ejecutado 95 actuaciones. De ellas, 70 fueron correcciones de impactos paisajísticos, apoyadas por las ayudas al “fermosismo” de la Consellería de Medio Ambiente, que permitieron revestir fachadas de ladrillo y sustituir tejados de fibrocemento por teja cerámica. Además, se llevaron a cabo 10 reformas de mejora de habitabilidad y eficiencia energética con fondos del Instituto Galego da Vivenda e Solo, y 15 rehabilitaciones integrales de viviendas en ruinas, utilizando madera en su estructura gracias a la financiación de la Axencia Galega da Industria Forestal.

La recuperación de materiales y técnicas tradicionales ha atraído a una docena de nuevos vecinos y ha permitido la apertura de 5 alojamientos turísticos que suman 32 plazas. De cara al futuro, la asociación trabaja en recuperar una decena de inmuebles aún abandonados y en la creación de una bolsa de alquiler para nómadas digitales y jóvenes teletrabajadores. Este último objetivo se enfrenta a un obstáculo técnico: la deficiente cobertura móvil y de internet. Por ello, los vecinos llevan dos años reclamando el despliegue total de la fibra óptica en el núcleo, una infraestructura que consideran vital.