Biografía | Gómez Gayoso y el Che: dos historias en común
José Gómez Gayoso nació el 28 de abril de 1909 en Maceda, (Orense). Fueron sus padres José Gómez Capo y Socorro Gayoso. En aquella aldea de las Tierras de Arnoia, de la Orense profunda, también nació su hermana Clotilde
Si uno es glorioso, en glorioso
Al otro no hay quien le gane.
Si digo Gómez Gayoso, ya estoy diciendo Seoane.
Rafael Alberti
José Gómez Gayoso nació el 28 de abril de 1909 en Maceda (Orense). Fueron sus padres José Gómez Capo y Socorro Gayoso. En aquella aldea de las Tierras de Arnoia, de la Orense profunda, también nació su hermana Clotilde. El señor José, como le llamaban en la aldea, se trasladó a Vigo con sus hijos. En esta ciudad volverá a contraer matrimonio, donde tendrá 2 hijos más, Antonia y Luis.
En la ciudad olívica trabaja como zapatero artesanal, luego en la Compañía de Tranvías, en la Aduana y por ultimo en la compañía de electricidad FENOSA. Como complemento la familia tenia una casa de comidas y pensión, llamada “Bar Estación”, (al lado de la estación de trenes de RENFE); posteriormente se trasladaron a la calle Luis Taboada, para luego radicarse en Montero Ríos, muy cerca de donde salían los barcos transatlánticos.
Los clientes de la pensión, en su gran mayoría eran personas que esperaban la llegada del barco, para poder emigrar. Era muy común por aquellos tiempos que se produjera algún retraso en la llegada del buque, fundamentalmente por las malas condiciones del mar y esto favorecía el negocio de las pensiones, los restaurante, los negocios de venta de maletas etc. Así Vigo se convirtió en un ciudad pujante.
Sus dos primeros hijos, José y Clotilde, estudiaron para maestros. Mientras realizaba la carrera, José trabajaba como administrativo, en la empresa de maquinas de coser Singer. Posteriormente empezó a trabajar como maestro en el Concello de Lavadores, (Vigo). En esta ciudad se casó con Carmen Díaz Brunet, trabajadora de la conserva, con la que tuvieron dos hijas, Socorro y Pilar. Durante la campaña electoral del Frente Popular o en los actos por el Estatuto de la Autonomía, sus dos hijas salían por las calles de Vigo a vender Mundo Obrero, que era el órgano del PCE.
José Gómez comenzó a vincularse con la actividad sindical, luego pasó a afiliarse a las juventudes socialistas, y posteriormente ingresó en el Partido Comunista, llegando a ser el secretario político de Vigo. Por su actividad sindical y política tuvo una relación muy estrecha con Víctor Fraiz, dirigente comunista y líder de los maestros gallegos.
El 18 de julio, cuando estalla la guerra, se encontraba en Madrid, a donde había ido a realizar un curso de marxismo, que había empezado el 3 de junio. Este acontecimiento le salvó la vida. La mayoría de sus compañeros y amigos fueron fusilados. Muchas familias fueron masacradas: los Fraiz, Moreda, Bilbatúa etc. Otras sufrieron cárceles y persecuciones, como María Araujo, Flora de Dios y Agustín Leira, (mis abuelos, que fueron compañeros de militancia de Gómez Gayoso). A los pocos días de la sublevación fascista, su hermana Clotilde es detenida y asesinada, convirtiéndose en una de las mujeres mártires de Galicia.
Durante la Guerra fue colaborador del dirigente Pedro Checa. Fue Comisario de Guerra del 5º Regimiento, e impulsor de las Milicias Gallegas. En 1938 viaja en una delegación junto con Alfonso Castelao a la URSS, para participar del 1 de mayo, y a su regreso es nombrado Comisario de Batallón.
Ángeles Callejo, quien fuera mujer de Luis Delage, Comisario General del Ejercito del Ebro y amiga de la familia, nos cuenta aspectos de la vida de Gómez Gayoso: “Pepe era muy campechano, muy alegre. Brotaba de él, a cada instante, su gran calidad humana. Ah, y era muy gallego… Fue varias veces con un equipo de altavoces hasta muy cerca de las líneas del frente enemigo, en los barrios de Usera, Casa de Campo y otros lugares. Explicaba la justicia de la causa republicana y los objetivos de los fascistas. En un momento dado, el enemigo reforzó las tropas en Madrid con contingentes de soldados reclutados de Galicia. Pepe, junto con Santiago Álvarez, se dirigía a ellos día a día y les explicaba, en gallego, la situación, al tiempo que los invitaba a pasarse a las filas republicanas. Lograron que algunos se pasaran. Les hablaba siempre en gallego. En la 11ª división del 5º Cuerpo de Ejército había muchos gallegos, (el jefe de la división era Enrique Lister); Pepe mantenía relación con ellos, se les acercaba, conversaba animadamente con cada uno. La gran afinidad que Pepe tenia con la 11ª División era precisamente la causa de los muchos gallegos que en ella había. Santiago Álvarez era el Comisario Político de esa División. Hay que decir que Pepe hablaba siempre en gallego con los paisanos…”.
Durante la guerra conoce en Barcelona a Concha Abad, de origen valenciano y militante comunista, con la que forma pareja. José escribe en Nueva Galicia, El Combatiente, colaboraba con la Radio que emitía desde Madrid el Partido Galeguista, y en distintos periódicos destinados a los combatientes. En esos momentos es un colaborador directo del secretariado del PCE en temas de propaganda. En la primera etapa se desempeño como secretario de Francisco Antón.
EL EXILIO
Con el Ejército del Ebro pasa la frontera de Francia y es internado en el campo de concentración de Saint Ciprian, donde logra escaparse. Mientras tanto, Concha, a disposición del Partido, se traslada hasta Figueras, donde están unos días y luego se trasladan hacia Francia. “Caminamos 18 kilómetros, nos cuenta Concha, hasta la frontera, y de allí después de una noche a la intemperie, nos metieron en trenes llevándonos a los campos de concentración. En uno de ellos estuve 5 meses”.
Primero Pepe llega a Toulouse y posteriormente logra que Concha se fugue del campo de concentración. En Toulouse estaba el aparato organizativo del partido. Su primera misión fue contactar con los compañeros que estaban en los campos de concentración, para facilitarle su salida para América. Estando en esta ciudad estalla la segunda guerra mundial y pasa a la clandestinidad. Para ganarse el sustento diario trabaja de carbonero, repartiendo al hombro sacos de carbón vegetal, en reparto domiciliario.
Junto a otros compañeros se traslada exiliado a la República Dominicana, partiendo del puerto de Burdeos, el 30 de noviembre de 1939, en el vapor francés Lasalle. En los primeros tiempos, Rafael Leónidas Trujillo se había manifestado partidario del bando republicano, pero esta posición la fue virando, para terminar persiguiendo a los comunistas y a todos los que pensaran distinto. En este país José y Concha viven una temporada en la capital y luego se fueron a trabajar al campo, a una zona llamada San Pedro de Marcorís, donde fueron a organizar una colonia agrícola que se llamaba Pedro Sánchez, en Santiago de los Caballeros. Durante tres meses trabajaron en esta colonia, haciendo carbón. La inseguridad política los lleva tanto a ellos, como a otros exiliado de buscar refugio en otro país. Por aquel entonces estaban como exiliados Ramón Suárez Picallo, José Almoina Mateos, y los artistas Ángel Botello, Francisco Vázquez Díaz, “Compostela”, y Eugenio Fernández Granell, entre otros. La actividad anticomunista de Trujillo los lleva a trasladarse a Cuba, llegando a La Habana el 14 de marzo de 1940.
Tanto José como Concha comienzan una nueva vida en Cuba. Se hospedan en La Habana en el modesto Hotel Comercio de la calle Prado. Luego pasan a vivir en un edificio que había pertenecido a las monjas ursulinas, convertido en edificio de modestas viviendas muy pequeñas. Allí vivían también otros exiliados españoles, como Vicente Uribe, Julián Grimau, Juan Chabás y el actor Francisco Martínez Allende entre otros. El edificio quedaba en La Habana Antigua, en el cruce de la calle Ejido y Sol. Luego se mudaron todos a una casa de pensión, que era más económica, y que quedaba en Refugio Nº 10. Mientras Gómez Gayoso se dedica de pleno a la actividad del partido, Concha en la primera etapa se suma a la Asociación de las Víctimas de la Guerra en España, de la que era presidenta la periodista Sara Pascual.
Al poco de llegar, Concha Abad quedo embarazada y la pareja se fue a vivir a un apartamento muy pequeño, que quedaba en la calle Estévez, cerca de Monte. Dadas las condiciones de Cuba, José vivía en la clandestinidad; sus relaciones más estrechas las tenía con Julián Grimau y Vicente Uribe. También mantenía un estrecho vinculo con destacados militantes del PSP como eran Blas Roca, secretario general del P.S.P., (comunista), Juan Marinello, Fabio Grobart, Ramón Nicolau, (Monguito), Carlos Rafael Rodríguez, y Víctor Pina, entre otros.
Un año después de llegar a Cuba, el 14 de marzo de 1941 nace el primer hijo del matrimonio que le pondrá el nombre de José.
A pesar de la alegría del nacimiento de su hijo, Pepe tenía en su mente regresar a Galicia, para continuar la lucha. Creía que era posible revertir la situación, si triunfaban las fuerzas aliadas. Confiaba en el triunfo del ejército soviético. Por ello era imprescindible organizar la resistencia armada. El partido, sabiendo de su valor, disciplina y entrega, le encomienda la responsabilidad más importante de su vida, regresar a España, para reorganizar con otros compañeros la estructura del partido comunista y darle forma política y militar a la guerrilla, que por aquellos años le faltaba coordinación y una dirección más férrea.
Pepe asume el compromiso con alegría, a pesar de saber, que le podía costar la vida. Antes de darle una respuesta al partido lo conversa con Concha, quien entiende la gran responsabilidad y sacrificio que le pide el partido. Ambos coinciden que era necesario realizar esta tarea. No fue fácil. El niño recién había nacido. A pesar de ello, los ideales y los deseos de luchar contra el franquismo eran muy grandes. Es así como en 1941 fue enviado clandestinamente a España. Después de pasar por varios países latinoamericanos, llega hasta la Argentina, desde donde embarca para Bilbao. En la capital argentina, otro joven también gallego, aunque criado en Buenos Aires, Antonio Seoane, fue el encargado de acompañar a Pepe en las distintas tareas revolucionarias. A fines de 1943 logran viajar a la península con documentación falsa.
Después de distintas actividades por varias ciudades del estado español, Gayoso es nombrado secretario general del Partido Comunista en Galicia y Seoane, jefe del Ejército Guerrillero.
LA DETENCIÓN
Durante varios años desarrollan una titánica labor conspirativa, reorganizando los contactos existentes, sumando nuevos militantes y dotando al partido y a la guerrilla de mayor disciplina y organización. Las acciones contra el gobierno fascista eran cada vez más contundentes. La Guardia Civil llevaba mucho tiempo intentando detener a los cabecillas para descabezar la resistencia armada.
Un chivatazo pone a la policía sobre las pistas de Gayoso y Seoane. Este es el informe de la propia Guardia Civil:
“Sobre las veinte horas treinta minutos, el comandante instructor que se encontraba en el interior del Bar Barlovento, observó que un individuo del brazo de una mujer se aproximaba al citado bar; las señas personales coincidían con las que ya se tenían de “Julián” y la mujer. Acto seguido el comandante y la fuerza que le acompañaba dieron la orden detención de la citada pareja, la cual sometida a interrogatorio sobre su personalidad, negó en principio ser el conocido “Julián” y su acompañante, pero más tarde confesó militar en las partidas de bandoleros que actuaban en esta región militar. Efectivamente empleaba el nombre de “Julián” como seudónimo”.
Tanto Antonio Seoane como Josefina González fueron salvajemente torturados para sacarles información. Tenían la consigna de aguantar todo lo posible para que sus compañeros se dieran cuenta que habían sido detenidos. En los primeros momentos dan información equivocada. Intentan confundir a los guardias civiles. Pero es inútil: la Guardia Civil se traslada a la casa de estos, a la espera de que fueran visitados por otros compañeros. Es así como el día posterior, donde Pepe tenia una cita, son detenidos Gayoso y su compañera María Blázquez del Pozo, con quien mantenía una relación de pareja durante la etapa clandestina. María en el momento de la detención esperaba un hijo de Pepe que nació en la prisión.
El propio Gómez Gayoso es su primer carta a su compañera Concha Abad le cuenta lo sucedido con mucho dramatismo:
¡Y no me doblaron!
A Coruña, 6 de septiembre, 1948.
Querida Concha:
Hoy después de más de cinco años, te escribo. Por cierto que en situación poco envidiable. Lo hago con un esfuerzo sobrehumano, pues tengo las manos deshechas. Llevo en España cuatro años y medio, los mejores de mi vida. Desde que la dirección del Partido me concedió el honor de venir a luchar al interior, mi mayor anhelo era ver llegado el momento en que pisara tierra española. En estos cuatro años y medio hice de todo lo que a mi alcance estaba por cumplir con mis deberes comunistas. Los dos últimos años he dirigido la organización de Galicia. En este puesto he caído el 11 de julio en A Coruña.
Ello fue consecuencia de la traición de un canalla que era ayudante del camarada Antonio Seoane, jefe del Ejército Guerrillero de Galicia. Tenía que verme con él en su casa el 11 y al llegar me abrió la puerta la policía, que me encañonaba. Pude lanzarme escaleras abajo y largarles dos disparos, pero después se encasquilló la pistola, y en ese momento, por los huecos de la escalera, me dispararon, entrándome la bala por la sien y saliéndome por un ojo. Aún así logré escapar, pero a las 12 del día y con la ropa empapada de sangre, lograron darme caza casi una hora después. Mi desgracia fue que al recibir el tiro rodé por las escaleras y al recobrarme no pude encontrar la pistola, si no, no me cogen vivo. Me llevaron al cuartel de la Guardia Civil, pero como al cogerme les di el escándalo en la calle y miles de personas presenciaron el hecho, y visto mi estado, temieron que me muriera en el cuartel. Poco después me trasladaron al Hospital de Caridad. En el hospital, nada más llegar, aun sin hacer la primera cura sobre la mesa de operaciones, empezaron a interrogarme los de la Brigadilla de la Guardia Civil. Pocas horas después me operaban, vaciándome el ojo izquierdo.
Me encerraron en una sala solo, con dos guardias a mi lado y cuatro en los pasillos día y noche, y me sujetaron los pies con cadenas a los barrotes de la cama y las manos esposadas, no sacándome las esposas ni para comer. Así estuve once días. Allí, desde el director hasta el practicante hicieron lo que el jefe de la guardia civil mandaba. Todavía a medio curar, teniendo que llevarme entre dos, pues las piernas no me sostenían, me trasladaron al cuartel de la Guardia Civil, y en esa misma noche empezaron los “interrogatorios”. Quisiera callar por tratarse de mi, pero no debo. Lo que conmigo y Seoane han hecho es algo difícil de relatar. Solo te diré que mil muertes son preferibles a lo que con nosotros han hecho. Cuando el 1 de septiembre salí del calabozo era un esqueleto. El día de mi detención pesaba 73 kilos y peso 48. Tengo el intestino y el estómago destrozados, y los pulmones no cesan de vomitar sangre. Las manos, solo ahora con enorme dificultad, puedo coger la pluma. En fin, los cuatro años y medio que tardaron en cogerme los tenia rabiosos, y mucho más cayendo el secretario general del Partido Comunista en Galicia y el jefe de Guerrillas; al cabo de mes y medio todo lo que cogieron fue 11 comunistas. Los enfureció más el que a los seis días de nuestra detención se inició una ofensiva guerrillera y empezaron a caer fascistas y quemar centros de la Falange y los ayuntamientos de Abegondo y Viloeche, (Coruña), y uno en Ourense. Como ves Conchita, los palos y torturas cuando conocía estos hechos se soportaban hasta con alegría, al saber que nuestros bravos guerrilleros respondían como se debía y que aun caídos nosotros, con sus acciones nos querían decir que ya podrían marchar solos, que nada ni nadie podrá acabar con ellos ni con el partido….”
LAS CARTAS
Tanto Gómez Gayoso como Antonio Seoane son llevados a la cárcel de A Coruña, cerca de la Torre de Hércules. Los alojaron en Primera Galería, en la Celda Nº 4.
En el operativo policial fueron detenidos y juzgados Antonio Seoane; José Gómez Gayoso; Juan Romero Ramos, obrero; José Batrina, médico; José Ramos Díaz, sastre; José Rodríguez Campos, obrero; y cuatro mujeres: María Blázquez, obrera, que le perforaron el estomago de un tiro; Clementina Gallego, que quedó casi paralítica de una pierna; y Carmen Orozco, maestra nacional, que quedó en grave estado con lesión cardiaca.
Desde la cárcel tanto Gayoso como Seoane comienzan a enviar distintas cartas con el fin de potenciar la solidaridad internacional para evitar que fueran ajusticiados.
Concha y Pepito recibieron la noticia de la detención de Pepe con gran dramatismo. Comenzaron a llegar las primeras cartas donde Pepe les iba relatando su situación. Cada página de aquellas cartas eran conmovedoras llenas de valor y abnegación. Cartas sinceras de un comunista dedicadas a su compañera que tanto había querido, y a su hijo:
“…Y ahora, mi Conchi, algo de nosotros. Tal vez esta sea la última. Tu eres comunista y como tal debes acoger mi caída como la de un combatiente que cayó en el campo de batalla. Antes que yo han caído otros que valían infinitamente más. Sabe con que alegría y orgullo acogí la noticia de que iba a salir para España. Esta alegría se centuplico en cuanto llegué. ¡Qué grande y hermoso es nuestro pueblo! Cuando se trabaja con tesón y honradez se consiguen maravillas. Solo tengo un pesar: que por mi poca capacidad y por mis propios defectos no haber podido hacer más. Por que en cada corazón de español arde el odio hacia este canalla. Comprenderás claramente la razón de por que nunca escribí. Sin embargo, os he tenido siempre en mi corazón; han transcurrido ya bastantes años desde que nos separamos. Cualquiera que haya sido el rumbo de tu vida, lo considero acertado, siempre que hayas seguido siendo la comunista que yo conocí. Yo procuré cumplir con la promesa de te hice de que jamás ninguna actitud o acción denigrante acompañara mi condición de militante comunista. Este es el único legado que dejo a nuestro hijo. Te pido que cuando tenga edad para comprenderlo mantengas viva en su memoria su recuerdo. Te pido, te lo suplico, que lo eduques como yo quisiera, para que él sea un comunista fiel y honrado como lo fue su padre. Enséñale el amor al pueblo, a los trabajadores, a España, la patria querida por la que su padre dio la vida. Edúcalo en el respeto y el cariño a los dirigentes del glorioso Partido Comunista de España, a nuestra camarada Pasionaria. Este es mi ultimo ruego a ti, la compañera y camarada. Estoy seguro, porque te conozco, porque se lo que hay de honradez política en ti, que lo cumplirás…”
Coruña 6 de septiembre - celda 4.
En el juicio Gayoso habló durante 18 minutos denunciando al tribunal y al régimen franquista. Sus palabras fueron contundentes. Fue un alegato político donde asume su condición de militante comunista. En ellas alienta a los militantes antifranquistas a seguir la lucha.
El 18 de octubre se realiza el Consejo de Guerra dictando 5 penas de muerte. En todo el mundo se realizan actos pidiendo la suspensión de la pena. Tanto Gayoso como Seoane están preparados para la muerte. La afrontan con valor. Las últimas horas las dedican a escribirles a sus seres queridos.
En las últimas horas de su vida le escribe a Pepito:
Querido Hijo:
En mis últimos momentos quiero, junto con mi pensamiento, dedicarte las últimas palabras de despedida.
Mi deseo y ruego a ti es que estudies y te esfuerces para ser un hombre digno y honrado en la vida, que ames a tu patria y también a la patria de tu padre.
Cuida y ama a tu querida madre en cuyas manos está el hacer de ti lo que yo siempre he anhelado.
Recibe con mi despedida, el cariño entrañable de tu padre.
Pepito siempre tuvo en su mente esta carta, y cumplió con el mandato de su padre, honrando su persona. y continuando su legado político.
Gayoso y Seoane fueron ejecutados por garrote vil en la Coruña el 6 de noviembre de 1948.
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