Inspirar para crecer: las buenas prácticas de los centros asturianos en el exterior

IV CONGRESO MUNDIAL DE ASTURIANÍA

Iniciativas culturales y gastronómicas revitalizan la vida asociativa en comunidades de todo el mundo

Los centros asturianos presentaron sus experiencias de éxito en las entidades
Los centros asturianos presentaron sus experiencias de éxito en las entidades | Gobierno de Asturias

'Inspirar para crecer: las buenas prácticas de los centros asturiano' reunió en una mesa de intercambio de experiencias a varios centros asturianos del mundo con el objetivo de compartir buenas prácticas que contribuyan a revitalizar la vida social y cultural de estas entidades. Durante la sesión, incluida dentro del IV Congreso Mundial de Asturianía, representantes de distintas casas expusieron sus estrategias para atraer nuevas generaciones, acercarse a la sociedad local y garantizar la continuidad del legado asturiano fuera de las fronteras del Principado.

Sabores de Asturias: la gastronomía como puente cultural en Lausana

El primero en intervenir fue Emilio Álvarez, presidente del Centro Asturiano de Lausana (Suiza), quien relató el proceso de renovación que ha vivido su entidad tras décadas de actividad marcada por el baile, el fútbol y los bolos. “Con el paso del tiempo muchos socios regresaron a Asturias o echaron raíces en Suiza, y poco a poco se fueron perdiendo las actividades tradicionales”, explicó.

Para mantener viva la presencia asturiana, la junta directiva decidió apostar por la gastronomía como herramienta de promoción cultural. Así nació el evento “Sabores de Asturias”, una cita anual que desde 2023 reúne a socios, descendientes y público suizo en torno a menús elaborados por reconocidos restaurantes del Principado.

En sus tres ediciones, el encuentro ha contado con la participación de establecimientos como La Sidrería Los Comadres, Restaurante Ciudadela y Los Pisones, todos de Gijón. “Queremos conquistar por el estómago y despertar la curiosidad por Asturias entre quienes no la conocen”, señaló Álvarez, destacando además que los productos utilizados son siempre asturianos, pese a las dificultades logísticas que implica importarlos a Suiza.

El éxito de la iniciativa se refleja en el creciente número de asistentes y en el regreso de antiguos socios e hijos de emigrantes al centro. “Estamos creando vínculos de amistad con los restaurantes y con nuevos públicos. Lo importante ahora es proteger lo que existe y apoyar a los centros que todavía seguimos activos”, subrayó Álvarez.

Creatividad y tradición: máscaras y antroxos en Alcalá de Henares

Por su parte, el presidente de la Casa de Asturias en Alcalá de Henares, David Ruíz presentó su proyecto sobre las máscaras y el antroxu de invierno, una actividad que combina investigación etnográfica, talleres artesanales y participación juvenil.

El proyecto surgió de una iniciativa de los socios para acercar las tradiciones asturianas a los vecinos del municipio. A través de materiales reciclados y trabajo manual, elaboraron máscaras, trajes y personajes típicos del carnaval asturiano. La implicación de los jóvenes fue clave para el éxito del proyecto, que se ha consolidado como una cita cultural destacada en la localidad madrileña.

Educación y futuro en La Plata

Desde Argentina, Mariela Tenutta, del Centro Asturiano de Santa Fe, presentaron uno de los ejemplos más inspiradores: la creación y consolidación del Colegio Covadonga, un proyecto educativo con más de 30 años de trayectoria que integra la cultura asturiana en su currículum.

Con más de 400 alumnos y tres niveles educativos —inicial, primario y secundario—, el colegio se ha convertido en un referente en la ciudad y en un auténtico semillero cultural. “Los niños aprenden lengua, danza, música y gastronomía asturiana desde los dos años. No solo estudian Asturias, la viven”, explicó quien además anunció el trabajo conjunto con la Consejería de Educación del Gobierno de España para que el centro obtenga el reconocimiento como colegio de convenio y titularidad española.

“La escuela garantiza la permanencia del centro asturiano. Sin estas iniciativas, muchas de nuestras casas correrían el riesgo de convertirse en museos”, destacó Pérez.

Tradición e inclusión: los huevos pintos en Alicante

Por último, el Centro Asturiano de Alicante, Nuria García, compartió su experiencia en la celebración de los Huevos Pintos, una actividad que promueve la inclusión y la creatividad a través de talleres compartidos con la asociación APSA, que trabaja con personas con diversidad funcional.

Esta colaboración, que se celebra cada año tras la Semana Santa, permite a los participantes pintar y exponer sus creaciones en un ambiente festivo y de convivencia. “Nuestro objetivo es difundir la cultura asturiana, pero también fomentar la igualdad y la participación de todos”, señalaron sus organizadores.

El sentido de pertenencia se construye desde la infancia

La presidenta del Centro Asturiano de La Plata, Soledad Noemí Pérez, abrió la sesión con una intervención llena de entusiasmo y orgullo. Con la cercanía de quien creció dentro de la institución, relató cómo la danza, la música y las actividades culturales fueron el punto de partida para formar una comunidad intergeneracional sólida y comprometida.

“En nuestro centro, el sentido de pertenencia se construye desde la infancia”, afirmó. “Los niños y jóvenes participan desde pequeños, aprenden cómo funciona la institución, colaboran en los eventos y sienten que este lugar es suyo”.

Pérez recordó sus propios comienzos, cuando con apenas 15 años fue alentada por un expresidente a asumir responsabilidades. “Me enseñaron que participar no era solo bailar o asistir, sino involucrarse, aportar ideas y construir comunidad. Hoy intento hacer lo mismo con los más jóvenes”, explicó.

Una de las claves del éxito del Centro Asturiano de La Plata, dijo, ha sido mantener un diálogo constante entre generaciones. “Los que ya fueron presidentes siguen cerca, orientando, aconsejando, y los nuevos aportan energía y visión. Es un ciclo vivo que se retroalimenta”.

Además, subrayó un aspecto esencial de su centro: la apertura. “Entre nosotros también hay personas que no son descendientes de asturianos, pero que sienten el mismo amor por la cultura. Eso demuestra que lo que realmente nos une no es solo la sangre, sino la pasión y las ganas de mantener viva la cultura asturiana”.

Para Pérez, la formación a través de la Escuela de Asturianía ha sido otro pilar de conexión con el Principado. “Muchos de nosotros viajamos a Asturias, conocimos su historia, su geografía y su gente, y regresamos con la energía de transmitirlo. Esa experiencia nos marcó profundamente y reforzó nuestro compromiso con el centro”.

Lo centros como escuelas de convivencia y de asturianía

El presidente del Centro Asturiano de Madrid, Valentín Martínez-Otero, ofreció una intervención que combinó reflexión y pedagogía, en la que defendió la necesidad de convertir los centros asturianos en espacios de aprendizaje y cohesión social.

“Después de escuchar experiencias tan inspiradoras como las de La Plata o Mendoza”, señaló, “uno se pregunta si no deberíamos todos fundar una escuela dentro de nuestros centros. Una escuela de inclusión, de relación intergeneracional, de convivencia y de desarrollo sociocultural”.

Desde su perspectiva como docente y psicólogo, Martínez-Otero propuso pensar los centros como escuelas vivas, donde las tradiciones se transmitan, pero también se transformen con el tiempo. “La teoría y la práctica deben ir de la mano —afirmó—. Por eso hablamos de tener un faro asturiano que nos ilumine, que nos oriente en tiempos difíciles y nos recuerde hacia dónde queremos navegar”.

En su análisis, destacó cuatro pilares fundamentales: una gestión sólida, el trabajo conjunto entre directivos y órganos consultivos, el compromiso de los socios y la programación cultural constante. “Solo con esa estructura, sostenida por la reflexión y la acción, podremos asegurar el futuro de nuestras instituciones”, concluyó.

Como reactivar un centro después de la pandemia

La presidenta del Centro Asturiano de Mendoza, Carmen Noval, habló con honestidad sobre la etapa más reciente de su institución y los retos que trajo consigo la pandemia. “Asumí la presidencia en abril de 2022, cuando el centro apenas funcionaba. Fue uno de los mayores desafíos de mi vida, pero también una oportunidad para reconstruir desde la solidaridad y la tradición”, dijo.

Su exposición giró en torno a la sostenibilidad social, que para ella se logra a través del trabajo voluntario y la participación activa de los socios. “En nuestro centro no contratamos servicios externos. Todo se hace con voluntarios: las comidas, los eventos, las decoraciones. La receta de la fabada, por ejemplo, se transmite entre generaciones. Los jóvenes aprenden de los mayores, y así se preserva una parte esencial de nuestra identidad”.

Noval compartió fotografías históricas del centro, mostrando su evolución desde las primeras comisiones directivas, integradas solo por hombres, hasta la actualidad, con una presencia creciente de mujeres y jóvenes. “Desde los años noventa se dio un cambio profundo. Hoy somos un equipo diverso, dinámico y con una enorme vocación de servicio”.

“Las fabadas, las fiestas, los talleres, son mucho más que actividades: son encuentros donde se mezclan historias, acentos y edades. Esa convivencia es lo que nos mantiene vivos”, resumió.

Las casas de Asturias como faros culturales y no solo refugios de la nostalgia

El representante de la Casa de Asturias en Guadarrama, José Luis de la Cera, cerró la mesa con una reflexión sobre el papel actual de las casas regionales. A su juicio, “el desafío de las instituciones asturianas fuera del Principado es mantenerse abiertas, vivas y conectadas con su entorno”.

“Las casas de Asturias no pueden limitarse a conservar la memoria —dijo—; deben convertirse en faros culturales y sociales. Espacios donde se dialogue con la comunidad local, donde los jóvenes encuentren un lugar de pertenencia y donde las tradiciones sirvan como puente entre generaciones”.

De la Cera defendió la necesidad de adaptar los programas culturales y sociales a las nuevas realidades, combinando la herencia asturiana con las demandas de la sociedad actual. “Si logramos integrar la cultura tradicional con las nuevas formas de participación, nuestras casas seguirán siendo relevantes y necesarias”.

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