Kike Figaredo, "el obispo de las sillas de ruedas" Asturiano Universal
Figaredo ha dedicado su vida a ayudar a las personas con discapacidad en el sudeste asiático, comenzando en Tailandia y luego en Camboya, centrando sus esfuerzos en apoyar a quienes han sido mutilados por las minas antipersona.
El sacerdote gijonés jesuita Kike Figaredo, prefecto apostólico de Battambang (Camboya) acaba de ser reconocido como “Asturiano Universal” en un acto organizado por los centros y casas de Asturias de la Comunidad de Madrid.
Su sobresaliente humanitaria y a su compromiso inquebrantable con los derechos humanos y la dignidad de los más vulnerables, especialmente de las víctimas de minas terrestres y personas con discapacidad en Camboya, donde se le conoce como "el obispo de las sillas de ruedas" le han hecho merecedor de este galardón.
Fue Santiago Menéndez, amigo de Figaredo desde la infancia y exdirector de la Agencia Tributaria, el encargado de presentarlo y de glosar su figura, su generosidad, y empeño en la rehabilitación y educación en Camboya. Figaredo agradeció el galardón y puso el foco en la importancia de la solidaridad y el esfuerzo colectivo en la construcción de una sociedad justa.
Kike Figaredo ha dedicado su vida a ayudar a las personas con discapacidad en el sudeste asiático, comenzando en Tailandia y luego en Camboya, centrando sus esfuerzos en apoyar a quienes han sido mutilados por las minas antipersona. Como parte de su compromiso, colabora con la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, y ha impulsado numerosas iniciativas para recaudar fondos y brindar asistencia a las víctimas.
En 1991, Figaredo fundó en Phnom Penh La Casa de la Paloma (Banteay Prieb), un centro educativo y formativo para niños que han sufrido amputaciones a causa de explosiones, donde también ha creado talleres en los que los propios afectados fabrican sillas de ruedas de tres ruedas, conocidas como modelo Mekong, utilizando madera local.
En Battambang, fundó el centro Arrupe y ha liderado proyectos para impulsar el desarrollo de toda la diócesis, promoviendo programas de educación, formación para adultos, mejoras en infraestructuras y apoyos sociales.
Además, sigue trabajando en la mejora de la calidad de vida en Camboya a través de diversas ONGs y participa activamente en campañas para la prohibición de las bombas de racimo.
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