Abre en Estonia la mayor fábrica de imanes de tierras raras de Europa

REDUCCIÓN DEPENDENCIA INDUSTRIAL UE

Publicado: 19 sep 2025 - 13:32 Actualizado: 19 sep 2025 - 18:05

Explotación minera de Penouta, en Viana do Bolo.
Explotación minera de Penouta, en Viana do Bolo.

La mayor fábrica de imanes procedentes de tierras raras de Europa se inauguró hoy en la ciudad estonia de Narva. La factoría, financiada por la Unión Europea, producirá este tipo de imanes que se utilizan en en sectores económicos clave, como vehículos eléctricos, aerogeneradores y microelectrónica. Dado que más del 90 % de los imanes que se importan actualmente en la UE proceden de China, la nueva fábrica aumentará considerablemente la autonomía estratégica y la competitividad de Europa, cruciales para la transición a una economía limpia e industrial.

El vicepresidente ejecutivo de Cohesión y Reformas, Raffaele Fitto, declaró que la apertura de esta nueva fábrica es un "ejemplo perfecto" de como la política de cohesión puede marcar la diferencia para una región y sus ciudadanos, al crearse nuevos empleos e impulsar la economía. Pero además, el proyecto contribuirá a aumentar la competitividad de toda la UE y demuestra que las política de cohesión "es beneficiosa para todos los europeos".

El proyecto se ha desarrollado gracias a un apoyo de 14,5 millones de euros del Fondo de Transición Justa. Tendrá un impacto positivo significativo en la economía de Narva y del condado de Ida-Viru, creando hasta 1.000 puestos de trabajo y atrayendo talento de todo el mundo. Además, mejorará considerablemente la capacidad industrial y la autonomía estratégica de Europa en el sector de los imanes de tierras raras. La fábrica aumentará la resiliencia de esta región y facilitará su transición hacia una economía que abandone la extracción de esquisto bituminoso, una actividad económica basada en combustibles fósiles de la que la región ha dependido en el pasado.

Desde la UE se apuesta cada vez más por el desarrollo de este tipo de proyectos para poder reducir el alto grado de dependencia actual de China que tienen los países de la UE para obtener componentes que son imprescindibles para la producción de vehículos eléctricos, ordenadores, smartphones y aerogeneradores, entre otros productos.

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