Los enfermeros lusos, en éxodo por la crisis, echan un pulso al Gobierno

Los enfermeros portugueses, en éxodo masivo por la degradación de su situación laboral en Portugal, han vuelto a echar un pulso al Gobierno luso con la celebración de una nueva huelga, que obtuvo un 70 % de respaldo, según los sindicatos.

En el cuarto paro de este agosto, el gremio convocó una huelga a los cerca de 7.700 de enfermeros que trabajan en la zona centro del país, que alberga unas 6.000 camas repartidas en cinco hospitales y decenas de centros de salud.

El paro, que ya afectó la pasada semana a la zona sur y el distrito de Lisboa, ha perjudicado sobre todo a los servicios de análisis clínicos, consultas y cirugías poco urgentes.

Un portavoz del Sindicato de los Enfermeros Portugueses (SEP), José Carlos Martins, defendió la contratación de más especialistas -se estiman que unos 10.000 han emigrado de Portugal desde 2009- y denunció la degradación de las condiciones de los enfermeros, agravadas por el rescate financiero a Portugal (2011-2014).

El SEP exigió también que se devuelva al gremio la jornada laboral de 35 horas semanales y que elimine las 40 horas decretadas por el Gobierno conservador.

"Están cansados y exhaustos, además de ganar mal", lamentó en rueda de prensa Martins, en alusión a los entre 900 y mil euros mensuales que perciben el 80 % de los enfermeros, cuyas remuneraciones están además congeladas desde hace años.

Después de que mañana haya otra huelga regional, en la zona norte del país, el portavoz aseveró que aguardan en septiembre "contraofertas" del Ejecutivo, que, a su vez, amagó con romper el proceso negociador debido a las huelgas.

El éxodo de enfermeros por el empeoramiento de sus condiciones económicas en Portugal se ha convertido en un símbolo de las consecuencias de la crisis y del recorte en servicios sociales en Portugal.

Este gremio de profesionales cualificados arroja una de las más elevadas tasas de emigración, a pesar de que las necesidades del país no están completamente cubiertas en número de profesionales, denuncian desde el sector.

En muchos casos, los enfermeros abandonan Portugal en busca de un entorno laboral donde su trabajo sea más reconocido, como señalaron quienes se han marchado.

Waldemar Abreu, del Colegio de Enfermeros de Portugal, afirmó que los enfermeros que han pedido la homologación de su título para trabajar en el extranjero, especialmente en otros países de Europa, fueron 12.853 entre 2009 y el 31 de mayo de 2015.

Añadió que el número de peticiones ha crecido en los últimos años hasta situarse cerca de los 3.000 anuales desde 2012, un dato a través del cual el Colegio infiere que hasta 2.500 profesionales se marchan cada año.

La mayoría de ellos emigran al Reino Unido, como Márcia Valente, de 26 años, que pasó cuatro años trabajando en Inglaterra.

Esta enfermera relató a EFE que, aunque los portugueses valoran más desde el punto de vista humano los trabajos de cuidados, el hecho de que el Sistema Nacional de Salud británico (NHS) disponga de mucho más dinero que el portugués marca la diferencia.

"Los enfermeros también son humanos. También necesitan ser cuidados. La satisfacción o no con sus condiciones se refleja en el propio trabajo", aseguró Valente.

En el Reino Unido fue donde se creó la primera asociación de enfermeros portugueses en el extranjero.

Conocida en las redes sociales como "Diáspora dos Enfermeiros" (Diáspora de los Enfermeros), esta iniciativa evolucionó a "Saúde sem fronteiras" (Salud sin fronteras), una web gestionada por personal sanitario portugués en el Reino Unido que asesora a compatriotas en temas de acceso a los servicios de salud británicos.

Nuno Pinto, en el Reino Unido desde 2005, lidera la coordinación del proyecto y aseguró que muchos de sus colegas, en especial desde el comienzo de la crisis, salen de Portugal "por necesidad".

En un país de tan solo 10 millones de habitantes y con una población muy envejecida (un 25 % tiene 65 años o más), muchos profesionales del sector sanitario luso han alertado de las graves consecuencias que pueden tener "la sangría" de estos profesionales.