"Evidencias" del horror: 40 años del informe Nunca Más y la lucha por la verdad

"Únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo, solo ella puede mantener los esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que Nunca Más en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado”

Fragmento del prólogo del Nunca Más ( Informe de la Conadep)

Vista general de la inauguración de la exposición "Evidencias".

El 20 de setiembre se cumplieron 40 años del día en que la CONADEP (Comisión Nacional sobre la desaparición de Personas) entregó su informe al presidente Raúl Alfonsín a efectos de que procediera ordenar el juzgamiento de quienes habían violado los derechos humanos durante el trágico período de la dictadura (1976-1983) en Argentina.

Sábato y Alfonsín en la entrega del informe de la Conadep

Llegar a la Legislatura en esa mañana tenía una connotación distinta, el evento y la declaración de interés no remitían, como en otras oportunidades, a lo festivo sino a la conmemoración de un día histórico. Se inauguraba la muestra “Evidencias”, en que se exponen fotografías tomadas en los meses de investigación que precedieron al juicio.

Entrega de distinción a Enrique Shore, Diputada Ferrero, Matías Lopez, María Pace Subsecretaria de Derechos Humanos de la Legislatura, Diputado Alejandro Grillo, Diputada Inés Parry.

El nombre “Evidencias”, como dijeran en las palabras alusivas, se refiere a que no hay nada más para discutir, estas fotos son la prueba irrefutable de los horrores, dan cuenta de los registros de calabozos, campos clandestinos de detención y torturas que se lograron constatar en aquel año. Contra la evidencia no hay debate ni argumentación.

Trabajo de la Conadep , identificación y reconstrucción de lugares de cautiverio

En los paneles de gran tamaño que rodeaban a quienes transitábamos entre ellos, podían verse imágenes de las Madres y su búsqueda, de las manifestaciones populares, de los calabozos y de los sobrevivientes que volvían para decir, aquí y en estas condiciones estuvimos. Esta muestra, una iniciativa de la AMIA ( Asociación mutual israelita argentina), contó como curador a Elio Kapszuk, quien supo visibilizar el espíritu de las fotos de Enrique Shore.

Fue expuesta en distintos ámbitos, actualmente está en el Hall de la planta principal de la Legislatura, declarada de interés cultural para la Ciudad de Buenos Aires. Enrique Shore fue quien, hace cuarenta años, tuvo la inspiración de retratar para dejar testimonio gráfico de la recorrida que los miembros de la Conadep hacían acompañando a quienes aún podían bucear en su memoria los ecos de los días de tormento. Él también buscaba, Franca Jarach, su novia adolescente, era una de las “desaparecidas” y lo sigue siendo. La emoción circulaba entre los asistentes, representativos de distintos ámbitos e ideas, unidos en una causa que no admite discusión ni divergencias.

Franca Jarach, la novia adolescente de Enrique Shore, el fotógrafo de la Conadep

Los discursos fueron breves y dejaron traslucir las vivencias personales que influyeron en cada uno de los organizadores junto a las motivaciones culturales e históricas. La diputada Cecilia Ferrero, impulsora de la declaración de interés de la exposición, expresó, con la voz quebrada, el sentimiento de todos los presentes, aludiendo a su historia familiar.

Entre los asistentes se destacaba la presencia de Graciela Fernández Meijide, una de las integrantes de histórica Comisión ( Conadep) y madre de Pablo, secuestrado por las fuerzas armadas en su domicilio, desaparecido hasta el presente. Sus primeras palabras marcaron una señal imprescindible: “Nada tendríamos que hacer aquí ni Enrique ( Shore) ni yo, dijo con voz clara y firme, nada de esto sucedería, reiteró, sin la decisión del Doctor Alfonsín de investigar las desapariciones de personas y enjuiciar a sus responsables”.

Desde uno de los paneles las figuras de Ernesto Sàbato, Raúl Alfonsín y el fiscal Julio Strassera nos seguían recordando con su imagen que los hombres de bien y con valentía son el pilar de las sociedades y nada ni nadie podrá enturbiar sus acciones y principios.

Un calabozo, "Dios mio ayúdame", frase reconocida por el detenido clandestino.

La evocación de Graciela Fernández Meijide había sido el hito fundante de aquella ceremonia, poniendo en su lugar los personajes imprescindibles del largo periplo de la historia argentina de esos años. Las personas deben ocupar los sitiales que supieron conseguir. Si la justicia, según Platón, es darle a cada uno lo que le corresponde, hay que reconocer por siempre a ese hombre, ese político de origen gallego- Raúl Alfonsín- que hizo de la palabra un documento y fue el causante de un proceso jurídico que trascendió la historia nacional.

Vera Jarach en la muestra con Enrique Shore.

El juicio a las Juntas y el Nunca más- frase que quedó inscripta en las páginas de la historia- sentó jurisprudencia superando a los que tras la segunda guerra se llevaron a cabo en Europa. Al retirarme, como cierre y apertura de la muestra vi la imagen de Franca Jarach, la novia adolescente de Enrique Shore que me sonreía con dulzura desde el cartel.

Hoy su madre, Vera Vigevani de Jarach, recuerda que en su familia faltan dos tumbas, la de su abuelo, víctima del holocausto nazi y la de su única hija. La presencia de Vera y su abrazo con Enrique nos recuerdan que la fuerza de una madre supera cualquier dolor, porque lucha por la verdad, la memoria y la justicia.

Celia Otero Ledo.

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