Biografía| Alberto Fernández, "Mezquita": un eterno bohemio

Comenzaba el siglo XX, París estaba en su máximo apogeo, era la capital del mundo. Mientras tanto, en Rusia los trabajadores se organizaban para estallar en 1903.En Galicia, los románticos escritores regionalistas comenzaban a pronunciar la palabra patria. Mientras tanto, en el municipio de A Mezquita nacía Alberto Eladio Genaro Fernández Martínez, más conocido como "Alberto Mezquita".

Lois Pérez Leira - loisperezleira@hotmail.com

Publicado: 19 mar 2025 - 06:33

Alberto Fernández  "Mezquita" |Archivo Lois Pérez Leira.
Alberto Fernández "Mezquita" |Archivo Lois Pérez Leira.

Comenzaba el siglo XX, París estaba en su máximo apogeo, era la capital del mundo. Mientras tanto, en Rusia los trabajadores se organizaban para estallar en 1903.

En Galicia, los románticos escritores regionalistas comenzaban a pronunciar la palabra patria. Mientras tanto, en el municipio de A Mezquita nacía Alberto Eladio Genaro Fernández Martínez, más conocido como "Alberto Mezquita". Fue exactamente a la una de la madrugada del 14 de julio de 1899. Sus padres fueron Sergio Fernández Gómez, de profesión comerciante, y María da Concepción Martínez Barjacoba, familia emparentada con Felipe Armesto Fernández, "Augusto Assía", de quien era primo hermano.

Imagen aérea de A Mezquita|Concello de A Mezquita
Imagen aérea de A Mezquita|Concello de A Mezquita

Desde joven mostró vocación por el periodismo. A pesar de ello, comenzó a trabajar como ferroviario, destacándose como sindicalista. Su labor profesional lo llevó a Madrid, donde presenció la caída de la dictadura de Primo de Rivera y la proclamación de la 2ª República. En esos años, Alberto tenía ideas marxistas y comenzó su militancia en la Izquierda Comunista de España, dirigida por Andreu Nin, para luego integrarse en el POUM de Joaquín Maurín, de ideología trotskista. En ese grupo compartía militancia con otros gallegos residentes en Madrid, como el pintor Cándido Fernández Mazas, el poeta Lorenzo Varela, Eugenio Granell, quien más tarde sería uno de los más destacados pintores surrealistas, y el periodista Fersen, (Enrique Fernández Sendón).

Ese grupo de jóvenes revolucionarios, en sus momentos libres, participaba en las tertulias literarias de moda. Era muy frecuente verlos en la Granja del Henar, donde se encontraban con Rafael y Eduardo Dieste, Arturo Souto, Otero Espasandín, Federico Ribas, Maruja Mallo y con los diputados galleguistas Castelao, Otero Pedrayo y Suárez Picallo, quien por esos tiempos ocupaba un escaño en las cortes madrileñas.

Por aquellos días, Alberto tenía como pareja sentimental a la bella escritora Eugenia Serrano. Más adelante mantendría un apasionante romance con Maruja Mallo. Según quienes lo conocieron, era un hombre muy atractivo para las mujeres, logrando conquistar a escritoras y artistas. A través de Maruja Mallo, se vinculó con algunos de los más destacados intelectuales y artistas de ese momento: Rafael Alberti, Teresa León, Federico Lorca, Pablo Neruda, etc.

En la imagen, Maruja Mallo|Wikipedia
En la imagen, Maruja Mallo|Wikipedia

Durante la República, Mezquita colaboró con varios periódicos y revistas, entre ellas P.A.N., (Poetas, Andantes y Navegantes). Además de sus amigos filo-trotskistas, participaban también Sánchez Barbudo, Ramón Gaya, Antonio Espiña y Jaime Espinar.

Su actividad era incansable: trabajaba en el ferrocarril, militaba en la UGT y en el POUM, frecuentaba las tertulias literarias y, en sus momentos libres, colaboraba con sus amigos escritores buscando imprentas donde editar los libros que nacían en ese Madrid ilusionado.

En esas tertulias conoció al escritor venezolano Rómulo Gallegos, quien por esos tiempos se encontraba exiliado en España. Rómulo y su mujer vivían en la Casa de las Flores, lugar donde había residido Pablo Neruda. Alberto Mezquita comenzó a estrechar una profunda amistad con este escritor venezolano.

Rómulo Gallegos en la inauguración del Lar Gallego en 1945 | Archivo: Lois Pérez Leira
Rómulo Gallegos en la inauguración del Lar Gallego en 1945 | Archivo: Lois Pérez Leira

De esa íntima amistad nació la idea de que Rómulo Gallegos comenzara a pasar sus veranos en Galicia. Por influencia de Federico Ribas, Gallegos, junto a un grupo de exiliados venezolanos, se trasladó en 1933 a la playa de Beluso. El escritor quedó maravillado con esa Galicia, de donde eran originarios sus antepasados. Mezquita se convirtió en su guía y anfitrión. Rómulo Gallegos repitió sus vacaciones en 1934 y 1935. Junto con el periodista ourensano recorrieron Vilagarcía de Arousa, Santiago de Compostela, Redondela, Vigo, Ourense, etc. En diciembre de 1935, Rómulo Gallegos regresó a Venezuela. Mezquita perdió a un amigo entrañable, a un auténtico maestro.

Rómulo Gallego en sus largas vacaciones en Beluso. Junto a exiliados venezolanos, Mezquita y Maruja Mallo pasaban largas temporadas en este pueblo marinero de Bueu | Archivo: Lois Pérez Leira
Rómulo Gallego en sus largas vacaciones en Beluso. Junto a exiliados venezolanos, Mezquita y Maruja Mallo pasaban largas temporadas en este pueblo marinero de Bueu | Archivo: Lois Pérez Leira

En España se formó el Frente Popular y en Galicia se realizaba una intensa campaña por el Estatuto de Autonomía. Mientras tanto, la derecha amenazaba con provocaciones. Pocos meses después, la izquierda ganó las elecciones, y el clima político se volvía cada vez más enrarecido. Alberto y Maruja Mallo decidieron pasar las vacaciones en Beluso. Querían, de paso, recordar las vacaciones anteriores y visitar al pintor Federico Ribas, quien tenía una casa en esa villa marinera.

Como era costumbre cuando llegaba al pueblo, Alberto visitaba a los amigos pescadores. En el único bar que había por entonces, Alberto y Maruja conversaban con los parroquianos que hablaban de las últimas noticias llegadas de Madrid. Entre sus amistades estaba un carpintero de la ría, José da Torre, quien integraba la dirección del Frente Popular de Bueu. También la pareja mantenía una estrecha relación con Johan Carballeira, alcalde de esa villa, quien por aquellos tiempos era un destacado periodista de Pueblo Gallego de Vigo.

A mediados de julio, las noticias eran una sucesión de sucesos. Por todas partes aparecían rumores de un golpe de Estado. El 18 de julio llegó la noticia del “alzamiento” de Franco en África. En Bueu comenzó a organizarse el apoyo a la república y la resistencia armada. Varios grupos de civiles, con De la Torre a la cabeza, hicieron intentos vanos de resistencia. Alberto Mezquita y Maruja Mallo decidieron escapar hacia la frontera de Portugal. En una emotiva despedida con José De la Torre, según contó posteriormente la pintora, el carpintero comunista le dijo: “No huiré a las montañas. Quiero la victoria o el camposanto. El triunfo será nuestro.”

Al intentar pasar a Portugal, la pareja fue detenida. Maruja logró su libertad, mientras que Alberto fue deportado por la policía y entregado a la Falange.

Durante varios años, Mezquita sufrió encarcelamientos y persecuciones. Fue juzgado por trotskista y condenado a muerte. Mientras tanto, Maruja se exilió en Buenos Aires. Para ambos, fue la despedida definitiva, la guerra civil los separó para siempre. La misma suerte corrieron otros amigos. Ramón de Valenzuela y Velo Mosquera fueron detenidos, otros fusilados y arrojados a las cunetas.

Cuando fue puesto en libertad, la Guardia Civil lo mantenía vigilado, y sus pasos eran seguidos por los informantes del régimen. Durante su paso por las cárceles, se incorporó al Partido Comunista.

En Venezuela, su amigo Rómulo Gallegos, en 1947, logró la presidencia de la república. Por influencias del escritor venezolano, Alberto salió de la España franquista y se exilió en Caracas. En esa ciudad y con el apoyo de Rómulo, comenzó a trabajar en el Palacio de Miraflores. La primavera venezolana duró poco tiempo, pues los militares dieron un golpe de Estado. Mezquita, al igual que Gallegos, decidió exiliarse en Cuba. En este país trabajó como periodista y se casó con una hermosa mulata llamada Margarita Redonet, con quien tuvo un hijo.

Rómulo Gallegos se convierte en presidente de Venezuela | Archivo Lois Pérez Leira.
Rómulo Gallegos se convierte en presidente de Venezuela | Archivo Lois Pérez Leira.

Con la caída del dictador Pérez Jiménez, regresó a Venezuela. En ese país, comenzó a trabajar en la prensa. Al poco tiempo, por recomendación de Rómulo Gallegos, se incorporó a la Secretaría Central de Información (OCI), fundada por el diplomático Simón Alberto Consalvi.

Se vinculó al grupo de exiliados gallegos organizados en la Unión de Combatientes Españoles. Junto con Xosé Velo Mosqueira, fundó el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación, (D.R.I.L.), al cual se integró posteriormente Sotomayor. Su objetivo era organizar la resistencia en el interior de España y derrocar las dictaduras de Franco y Salazar. La acción más importante de este grupo fue la captura en altamar del trasatlántico portugués Santa María con el objetivo de comenzar la lucha anticolonialista en África. La acción conmovió al mundo. Durante varios días, fueron perseguidos por la flota americana. Mezquita, a pesar de pertenecer a esta organización, no participó en el secuestro. Por ese entonces, gracias a su amistad con Gallegos, mantenían muy buenas relaciones con figuras de Acción Democrática. Durante esos sucesos, trabajaba en la revista venezolana Momento, compartiendo redacción con otro periodista gallego y fundador del DRIL, Xulio Formoso. En el momento de su llegada a Venezuela, se radicó su hermano Higinio.

Alberto Fernández durante su estancia en Yugoslavia|Archivo Lois Pérez Leira.
Alberto Fernández durante su estancia en Yugoslavia|Archivo Lois Pérez Leira.

En 1960, se trasladó con el doctor Simón Alberto Consalvi a Yugoslavia, quien fue nombrado Enviado Extraordinario y Plenipotenciario. Consalvi había sido elegido diputado por la democracia y era un joven con grandes dotes políticas e intelectuales. Años más tarde, fue ministro de Relaciones Exteriores de ese país. Consalvi y Mezquita se hicieron grandes amigos. El diplomático venezolano solía pedirle algún que otro consejo, ya que lo consideraba un hombre talentoso. Durante su estancia en Yugoslavia, aprovecharon su paso por Europa para recorrer varios países, entre ellos Grecia e Italia. Juntos visitaron museos y galerías de arte. Seguramente, en su interior, siempre con la idea de encontrar algún rastro de su amada Maruja Mallo.

Consalvi recuerda: “Era un gran conocedor del arte, era todo un privilegio hacer una visita con Mezquita a un museo. Alberto vivía con mi familia en la misma residencia que tenía como embajador. Él era parte de mi propia familia. Lo recuerdo con mucho cariño. Era un hombre extraordinario”.

En ese país donde gobernaba Tito, Mezquita se convirtió en su hombre de confianza. Al mismo tiempo, aprovechó su estancia en esa república socialista como contacto del DRIL, con el objetivo de conseguir ayudas económicas para futuras acciones revolucionarias.

Otra instantanéa de su estancia en Yugoslavia |Archivo: Lois Pérez Leira.
Otra instantanéa de su estancia en Yugoslavia |Archivo: Lois Pérez Leira.

En varias oportunidades, utilizó su condición de diplomático para visitar España. En uno de sus viajes, se encontró con el periodista Borobó, quien relata su encuentro: “Al final de su misión, pasó por Madrid, donde recuerdo verlo en la presentación de un libro de su primo Felipe. Se encontró allí con Eugenia Serrano, la espléndida morena y literata, quien había sido amante, y muy querida, de Eugenio Montes. Ella ya estaba algo envejecida, pero se fundió en un abrazo tan fuerte con su antiguo amor que casi ocultó entre sus brazos la última imagen que me quedó de Alberto Fernández, pues murió poco después de regresar a Caracas.”

Bibliografía Consultada:

López Barxas, Paco: Eugenio Granell, O surrealismo felizmente vivo. Ir Indo Edicións. Vigo, 2000.

Rei Núñez, Luis: Rafael Dieste. Ir Indo Ediciones. Vigo, 1995.

Entrevista oral: Simón Alberto Consalvi. Caracas, 2002 Archivos Fernández Soutomayor.

A Nosa Terra, artículo de Raimundo García Domínguez Borobó.

Vidal, Carme: Maruja Mallo. Edicións A Nosa Terra, Vigo 1999.

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