Rafael Altamira regresa a su tierra 7 décadas después de su exilio a Francia y México

Altamira se vio obligado a abandonar España al estallar la Guerra Civil en 1936, y desde entonces vivió en el exilio, primero en Francia y luego en México, donde falleció.

Rafael Altamira, jurista, literato y pedagogo, y su esposa Pilar Redondo, descansan por fin en El Campello (Alicante), la localidad que Altamira consideraba su "rincón de amores más gratos".
Rafael Altamira, jurista, literato y pedagogo, y su esposa Pilar Redondo, descansan por fin en El Campello (Alicante), la localidad que Altamira consideraba su "rincón de amores más gratos".

Rafael Altamira, jurista, literato y pedagogo, y su esposa Pilar Redondo, descansan por fin en El Campello (Alicante), la localidad que Altamira consideraba su "rincón de amores más gratos". En una emotiva ceremonia coincidiendo con el 159º aniversario del nacimiento de Altamira, el Rey Felipe VI presidió la inhumación que contó con la presencia de familiares, autoridades locales y una multitud de ciudadanos.

Altamira se vio obligado a abandonar España al estallar la Guerra Civil en 1936, y desde entonces vivió en el exilio, primero en Francia y luego en México, donde falleció.Su regreso es la culminación de una voluntad expresada por el propio Altamira, quien dejó claro en su época que, al retirarse de la "vida oficial", quería ser enterrado en El Campello, un lugar que siempre le fue querido.

La repatriación se llevó a cabo el pasado diciembre, tras tres años de trabajos y con el respaldo de diversas administraciones. La ceremonia de inhumación, que tuvo lugar en el cementerio municipal de El Campello, se celebró en un monumento funerario construido por el Ayuntamiento en honor a la memoria del ilustre intelectual.

El alcalde de El Campello, Juan José Berenguer, destacó la relevancia histórica del regreso de Altamira a su tierra natal y lo definió como "uno de los intelectuales y juristas más valorados a nivel mundial". En su intervención, Berenguer recordó la difícil experiencia del exilio que vivió Altamira, quien compartió el destino de muchos otros intelectuales durante la Guerra Civil. La repatriación de sus restos representa, según el alcalde, "la culminación de un viaje que trasciende el tiempo y reafirma su legado".

María Luz Altamira, nieta del jurista, compartió la profunda emoción que este acto ha significado para su familia. Recordó con cariño su primer encuentro con su abuelo en el exilio y cómo la imagen de su "majestuosa barba, símbolo de sabiduría" quedó grabada en su memoria. María Luz subrayó que este acto representa el cumplimiento del "deseo más íntimo" de su abuelo, quien siempre expresó su deseo de ser enterrado en El Campello, su lugar de referencia.

Asimismo, Ignacio Ramos, bisnieto de Altamira, manifestó el orgullo y la felicidad de su familia ante el apoyo unánime de las instituciones y partidos políticos para llevar a cabo la repatriación de Altamira y su esposa. "Este acto es un reconocimiento a una persona que antepuso el interés de todos los españoles a su propia ideología", afirmó Ramos.

El presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, resaltó la importancia de Altamira a nivel nacional e internacional, recordando su contribución al patrimonio intelectual de España y Europa. Destacó que, a lo largo de su vida, Altamira "abogó por la paz y la concordia", principios que guiaron su labor y su pensamiento.

Al finalizar la ceremonia, los restos de Altamira y Redondo fueron inhumados en el monumento funerario, frente a la presencia de los familiares y las autoridades. Tras el acto, el Rey Felipe VI se dirigió al Ayuntamiento de El Campello, donde firmó en el libro de honor municipal y posó para una foto de familia con la corporación.

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