Putin evita compromisos en Ucrania y eleva su amenaza a Europa

Vladimir Putin mantuvo en el Kremlin una reunión de más de cinco horas con los enviados especiales de Donald Trump, Steven Witkoff y Jared Kushner, en un encuentro que volvió a dejar fuera a los responsables diplomáticos de ambos países. Aunque el Kremlin asegura que Putin aceptó algunas de las ideas planteadas por Estados Unidos, ambas partes admiten que no hubo avances sustanciales y que el principal escollo, el estatus territorial, sigue sin resolverse.

La reunión llegó después de que el presidente ruso lanzara una nueva advertencia dirigida a la Unión Europea, afirmando que Rusia no desea una guerra, pero que respondería con contundencia “si Europa empieza”. Con este mensaje, Putin reforzó la narrativa de que son las potencias europeas las que obstaculizan el diálogo al presentar propuestas que considera “inaceptables”, con el objetivo, según él, de culpar a Moscú del bloqueo diplomático.

Un encuentro marcado por la tensión y el cálculo político

El Kremlin busca proyectar una imagen de disposición al diálogo, mientras evita compromisos que puedan limitar su posición militar en el terreno. Rusia ha logrado en 2025 sus avances más rápidos desde los primeros meses de la invasión, y pretende trasladar esa ventaja a la mesa de negociación. Desde Washington se subraya que las conversaciones están aún en una fase preliminar y que cualquier progreso dependerá de la voluntad final del Kremlin.

Europa, por su parte, observa con creciente inquietud la evolución del proceso. Excluida de la mesa por decisión rusa, la Unión Europea interpreta las declaraciones de Putin como una escalada retórica que busca presionarla en un momento delicado: Ucrania afronta escasez de soldados, tensiones con la Casa Blanca y un panorama económico frágil, mientras el continente se prepara para un invierno especialmente vulnerable en términos energéticos y estratégicos.