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A medida que la carretera Villacastín-Vigo, a su paso por Ribadavia, se iba consolidando como la zona más próspera de la localidad, desde las páginas del Avia (1887) se reclamaba la apertura de una calle que partiendo de Yáñez, vaya a desembocar al Progreso (…) Para lo cual solo se necesita derribar el horno de san Juan, el cual debe demolerse por tener en continua alarma a los vecinos.
Diez años más tarde, conseguidos los fondos para la obra, el hebdomadario El Intransigente se lamentaba de la supresión de la partida de 1.000 Pts. que se asignan por la apertura de la calle de san Juan a la carretera, toda vez que el ensanche del cementerio católico es más indispensable (…). Sin embargo, y pese a estas dilaciones, el ayuntamiento que reconocía al Progreso como la calle más importante de esta población, (…) fue encargando el anteproyecto de la futura travesía. En dicho plano repleto de huertas y con una vivienda de proporciones considerables que también era preciso expropiar, figuraba el nombre que ostentaría: Elduayen. Un reconocimiento a José Elduayen, ingeniero de profesión y cuatro veces ministro, fue el promotor entre otras obras públicas beneficiosas para Galicia, de la línea férrea Vigo-Orense.
Una vez conseguida la ampliación del cementerio (1902) fue la creación de un mercado de abastos reclamado por la prensa local desde 1888, la máxima prioridad para el concello. Ya en el siglo XX se barajaban para su ubicación la ex rectoral de La Oliveira en la calle San Martín, o en el entorno de La Magdalena. Pero fue durante la alcaldía de Jesús Pousa cuando se procedió a la expropiación de fincas necesarias para el proyecto de la apertura de la calle que ha de conducir desde san Juan al Progreso, y la construcción de la Plaza de Abastos. Los vecinos afectados fueron la viuda de Sánchez, herederos de A. Casasnovas, y Agripina Lorenzo, pero fue Gualberto Ulloa quien después de infructuosas reclamaciones, se vio privado de su espaciosa vivienda en Progreso. En esta ocasión fue el arquitecto ourensano Conde Fidalgo el autor del proyecto.
La presente fotografía de Chao muestra el tributo de elogio que con carácter retroactivo se le tributó en 1950 al ex regidor Pousa, quien durante su mandato consiguió para la villa el Grupo Escolar, la Plaza de Abastos y la apertura de la llamada entonces Calle Nueva. En el centro, y teniendo como fondo parte del nuevo edificio, figuran el alcalde Emilio Casasnovas y Antonio Pinal, a continuación del homenajeado Jesús Pousa, le siguen Braulio Soto, el superior de los PP Franciscanos, A. Freijido y el juez Francisco Troncoso; entre el público reconocemos a Jesús Sánchez con pajarita y al industrial Manuel Dávila, en la escalinata destaca Jesús Freijido y un escalón más abajo distinguimos al niño con jersey a cuadros que atento observa los pormenores del acto, es José Luis García Casasnovas, quien años más tarde, y junto al desarrollo de su actividad profesional, sería el histórico corresponsal de La Región en Ribadavia.
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