Progreso, el nuevo eje de Ribadavia

En 1910 se inauguraba la casa del señor Morgade que albergaría desde 1911 el Café Moderno

Procesión en la calle Progreso de Ribadavia, en los años treinta. (Tirso Sánchez Rey)
Procesión en la calle Progreso de Ribadavia, en los años treinta. (Tirso Sánchez Rey)

El desarrollo de la actividad constructora en la calle Progreso de Ribadavia fue muy dispar en ambas aceras, durante la última década del siglo XIX. Mientras que la margen izquierda, sentido Vigo, contaba con edificaciones de planta baja, casas de madera y huertas domésticas, su homóloga de enfrente estaba ocupada por inmuebles de dos alturas construidos con sólidos materiales de calidad.

En dicha acera en 1910 se inauguraba la casa del señor R. Morgade que albergaría desde 1911 el Café Moderno, cuyas instalaciones pondrán a nuestra villa al nivel de las grandes poblaciones. A su derecha despuntaba con fachada de cantería la propiedad de doña Delfina, viuda de Lira, que en su totalidad alquiló Paulino Guerra para instalar su establecimiento hostelero que publicitaba en la prensa local: Fonda Nueva de Paulino Guerra. La mejor situada y la más céntrica, en pleno Progreso, servicio esmerado, alumbrado eléctrico y timbre en todas las habitaciones.

Entonces era frecuente que profesionales de todo tipo alquilaran las dependencias hoteleras para ejercer allí su actividad. En febrero de 1913 se anunciaba J. Aznar, reputado ortopédico. Recibirá consulta en Ribadavia en la Fonda Nueva, el 5 de marzo próximo, para los que padezcan hernias y toda clase de desviaciones y deformidades; en fechas posteriores Alfredo Alcaide, Cirujano Dentista, anunciaba su Consultorio en Fonda Nueva del 3 al 30 de este mes; y ya con nueva denominación (1915) la Camisería Inglesa, de Orense, participaba que el próximo jueves ofrecerá su muestrario en el Hotel Castilla de Ribadavia. Dichos edificios, salvo el solar donde construiría don Casiano, completaban ese tramo de la acera.

Contemporáneo al Moderno que permanece in situ se levanta enfrente el edificio La Estrella. Almacén de calzados y curtidos, que igual que la casa de Morgade lucía un característico ladrillo en la fachada principal, donde, haciendo honor a su nombre, figuran luceros adornando los entrepaños.

Más allá de la actividad mercantil en la planta baja, sabemos que en 1912 estrenó el primer piso la sociedad deportiva Avia Football Club, invitando a sus nuevos salones (…) Que se inaugurarán con un baile que como todos los suyos resultará espléndido, concurridísimo y lucido. El mobiliario todo nuevo, y el baile amenizado por un cuarteto de Orense donde las jóvenes serán obsequiadas con carnets elegantísimos. Una vez disuelta dicha asociación, fue la primera sede del Club Artístico nacido en 1914, que a lo largo de su existencia ocuparía, siempre en Progreso, cuatro edificios.

La presente imagen realizada a comienzos de los años treinta por Tirso Sánchez Rey, cedida gentilmente por sus hijos, nos muestra ese tramo de La Carretera un 8 de septiembre, cuando la solemne procesión del Portal recorre las calles de la villa. En ella observamos la vivienda de don Ramón Nogueira con la altura actual. En el bajo de La Estrella cuelga en su entrada el cartel del comercio de ultramarinos La Honradez de José Mato, con la imprescindible folla de bacallau, entonces icono identificativo de los establecimientos del ramo, y en consonancia con el día exhibe, bajo el cartel de Chocolates Chaparro, su muestrario de cirios. A su lado estaba la sastrería mercería La Criolla (ausente en la foto), donde el modista… Por su hermoso corte y confección, al viejo hace joven y al joven mocetón. Especialidad en el corte de trajes de señora con hechura de hombre.

La generación de esta cronista recuerda en los años cincuenta el inmueble La Estrella con los siguientes inquilinos: en el bajo con vivienda y comercio vivía la viuda de Mato, la señora Digna, con sus hijos, seguido del local de la mercería sastrería; en el primero el sastre Gabriel González Adán El Criolla, con su familia, y en el último las hermanas Vidal.

A comienzos de los sesenta la del Mato como se le llamaba popularmente, se trasladó a un inmueble de su propiedad en la misma calle, donde permaneció hasta el fin de su actividad. La Estrella, totalmente vacía, la adquirió a finales de los sesenta la Caja de Ahorros con el proyecto, que se materializó, para oficinas, cafetería, viviendas y un hotel, una necesidad en la villa, por lo que se le concedieron unas alturas contra natura en la zona. El Hotel Avia, como se llamó, funcionó unos años y posteriormente su espacio se transformó en pisos que vendió la entidad financiera.

Contenido patrocinado

stats