La hemodiálisis en casa ya es posible para los pacientes renales de Ourense

La implementación de la hemodiálisis domiciliaria en el Hospital Universitario de Ourense ha supuesto un salto cualitativo en el tratamiento de la insuficiencia renal crónica, ofreciendo una terapia que prioriza la comodidad y la calidad de vida sin sacrificar la seguridad clínica. Esta técnica, que traslada el tratamiento hospitalario al hogar con la máxima sencillez, está demostrando aportar grandes ventajas tanto a nivel médico como emocional.

Los avances tecnológicos han posibilitado la puesta en marcha de este programa, que arrancó en febrero de 2024 y por el que han pasado 11 pacientes de los cuales ahora mismo hay siete en activo. Al igual que ocurre con la diálisis hospitalaria, se trata de una máquina que extrae la sangre, la limpia a través del dializador y la devuelve depurada al organismo, realizando así la tarea que realizan los riñones cuando estos fallan.

La doctora Cristina Pérez Melón, jefa del servicio de Nefrología, detalla las ventajas del tratamiento en casa, que ahora es posible a través de un monitor portátil que no necesita obras. “Una máquina pequeña, fácil, manejable y, sobre todo, muy segura” es la encargada de mejorar la calidad de vida de los pacientes renales en sus domicilios, sustituyendo las cinco o seis sesiones por semana que deben realizar en el hospital.

Para garantizar la misma calidad del tratamiento, cuenta con un proceso de telemonitorización que traslada los datos de cada paciente al servicio de Nefrología, con el que están en contacto permanente y al que acuden de forma presencial, al menos, una vez al mes.

De este modo, para los pacientes son todo ventajas “clínicas, sociales y personales”, haciendo hincapié en que la diálisis, al ser más frecuente y de menor tiempo, es “mucho mejor tolerada, disminuye mucho la fatiga” y mejora el control de parámetros como la tensión arterial. Respecto al feedback de los pacientes, asegura que es “buenísimo”, muchos de ellos “nos dicen que les ha cambiado la vida, se encuentran mucho más animados y clínicamente están mucho mejor”.

Formación con garantías

Dar el salto a la hemodiálisis domiciliaria requiere de un proceso de formación que los pacientes o sus cuidadores realizan acompañados de los profesionales sanitarios. Este proceso, que dura una media de cuatro o cinco semanas, no se establece por tiempo, sino por objetivos, otorgando a cada paciente las sesiones que necesita para poder iniciar el tratamiento en casa con las máximas garantías. “Nadie se va a casa sin tener nosotros la garantía de que lo están haciendo bien ni que ellos se sientan seguros de que quieren empezar”.

Así lo explica Lidia Queija, la enfermera encargada de la formación, subrayando el beneficioso impacto del programa. “La técnica aporta beneficios muchísimo mayores que la hemodiálisis convencional”. Según explica, “es la técnica hospitalaria llevada a casa a la máxima sencillez y seguridad para el paciente”. Para la profesional, que guía la formación de los pacientes o sus cuidadores, incide en que el beneficio va más allá de lo analítico, con especial hincapié en la mejora de la calidad de vida. “Nos acerca más a que el enfermo renal deje de ser un enfermo como tal y simplemente sea una persona que tiene enfermedad renal”, puntualiza.

A la formación en la hemodiálisis hospitalaria, “todos los pacientes llegan con miedo”. Cada uno con los suyos por todas las variables que pueden convertirse en motivo de preocupación. Su misión en estos casos es “disipar esos miedos con información y formación”. Lidia lo explica junto a Juan José de la Fuente, un paciente renal que estos días comenzará el tratamiento en casa y que confirma esos miedos iniciales con los que arrancan la formación. “La primera semana pasas mucho miedo, pero tienen un equipo muy bueno y poco a poco lo vas perdiendo”, cuenta.

Pero todo sea por mejorar la calidad de vida. Él lo sabe bien porque acarrea problemas renales desde los 27 años y puede afirmar que “esta enfermedad no sólo te afecta a ti, sino también a tus familiares”. A partir de ahora, Juan José no tendrá que acudir a diario al hospital, sino que podrá hacer el tratamiento tranquilamente en casa junto a su familia.

Y, mientras nuevos pacientes se incorporan al programa, otros ya disfrutan de las ventajas de la hemodiálisis domiciliaria reafirmándose en esa mejora de la calidad de vida. En el caso de Alexia Ramos, cuya experiencia familiar previa con la diálisis hospitalaria de su abuelo fue dura, se ofreció como cuidadora para su padre, así que fue ella quien recibió la formación del servicio de Nefrología.

En su caso, optaron por adscribirse a este programa porque, “al ser diario es más ligero, con sesiones más cortas que dañan menos el sistema cardiovascular”. Para ella, los beneficios son evidentes y lo recomienda sin dudar a cualquier otro paciente. “Veo que mi padre se cansa menos, es capaz de hacer la hemodiálisis y seguir con su vida normal”. Como “un lujo” define ella la hemodiálisis domiciliaria porque “el ambiente del hospital no es lo mismo que estar en tu casa”. Cuenta Alexia que, a pesar de la independencia que aporta este programa, están en contacto permanente con los profesionales del hospital. Una vez al mes acuden a revisión en Nefrología, e incluso más si las analíticas lo requieren, con teléfonos de urgencias permanentes a su disposición.

Con todos estos ingredientes, el programa, que se acerca a los dos años de trayectoria, está demostrando ser una alternativa de calidad para los enfermos renales, una apuesta de la Xunta para que los pacientes puedan tener una mayor comodidad y normalidad en sus vidas.