Identifican mediante regeneración dactilar el cadáver de A Ponte

El equipo de Policía Científica de la Comisaría consiguió identificar al hombre que apareció muerto el pasado sábado en un edificio abandonado ubicado en la avenida de As Caldas, en el barrio de A Ponte. Se trata de un varón de 45 años que llevaba viviendo en la ciudad varios meses, aunque no tenía hogar. Era conocido por las personas que acudían habitualmente al inmueble en el que apareció, frecuentado por drogodependientes. Precisamente una persona asidua al edificio fue quien dio aviso a la Policía al encontrarse el cadáver, acudiendo al lugar agentes de Seguridad Ciudadana y posteriormente de Policía Científica y Judicial.

Una vez en el lugar, la médico forense determinó que no había indicios de que fuese una muerte violenta y por ello las gestiones policiales se centraron en la identificación del cadáver, algo que fue imposible in situ debido al estado en el que se encontraba. Ante esta situación, se trasladó el cuerpo al instituto anatómico forense del Imelga, en el CHUO, donde se determinó que llevaba muerto alrededor de 48 horas. Una de las mayores dificultades para conocer quién era el fallecido residía en el deterioro de las extremidades superiores por la acción de los roedores que hay en el edificio en ruinas, lo que complicaba significativamente la toma de huellas dactilares de la mano.

Pese a ello, los especialistas lograron regenerar varias falanges y obtuvieron impresiones dactilares. Estas fueron cotejadas con posibles candidatos, lo que llevó a una identificación plena del fallecido, sobre el que constaba un antecedente policial. Así los investigadores pudieron conocer que se trataba de un hombre de 45 años que llevaba varios meses residiendo en la ciudad, pero que no tenía hogar. Los análisis también determinaron que era adicto a la heroína y que tenía el hígado muy deteriorado.

Entrega a servicios sociales

De esta forma, se agilizó notablemente la identificación del finado, ya que si esta técnica no daba resultado habría que recurrir a otros métodos que requieren de un tiempo notablemente superior. Una vez determinada su identidad y al no hacerse cargo de los restos mortales ningún familiar, se acordó la entrega del cuerpo a los Servicios Sociales del Concello de Ourense.

Desde el primer momento, había pesimismo en cuanto a que alguien reclamase el cuerpo, ya que los investigadores sospechaban que era toxicómano, un perfil que habitualmente presenta una fuerte desvinculación de sus seres queridos.