El juzgado ordena acometer las obras en Galerías Centrales, en plena agonía

Las Galerías Centrales de la ciudad de Ourense, construidas en 1959 y antaño símoblo de prosperidad comercial, agonizan. El conglomerado comercial, en el que curiosamente el actual alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, presume de ser propietario mayoritario y cuya presidencia de la comunidad lidera desde hace semanas, tiene la Inspección Técnica de Edifcios (ITE) desfavorable desde 2016, las obras para arreglar la situación sin acometer y cuenta con informes técnicos del servicio eléctrico que alertan del grave peligro público de la instalación, y cada vez que hay lluvias intensas o tormentas, la situación se complica.

Un grupo de propietarios, minoritario, lleva años luchando por solucionar la situación y finalmente han tenido que recurrir a la Justicia para que Jácome y sus afines den su brazo a torcer. Según pudo saber este periódico, una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 7 de Ourense acaba de ordenar que se acometan obras de manera inmediata en las galerías, tras la demanda presentada por una parte de los propietarios, hartos de que una parte, con el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, a la cabeza, bloquease las obras. Tanto es así, que una de las técnicas que asumió el proyecto para pasar la ITE acabó renunciando.

Un “calvario” de años

Durante años, algunos de estos propietarios, han sufrido un verdadero “calvario”, confiesan, en los que Jácome y un grupo de afines ha estado dilatando las obras desde que la ITE fuese desfavorable. Tal fue el hartazgo, que un grupo de propietarios presentó escritos al Concello exigiendo la ejecución forzosa de obras y, ante la falta de respuesta, optó por iniciar un procedimiento judicial contra la propia comunidad de propietarios, que ahora puede solucionar el conflicto.

Unas galerías abandonadas y un “pelotazo” en el horizonte

Ahora, con la sentencia en la mano, parece que el calvario puede tocar a su fin, aunque una parte de los propietarios no se fía. En principio, la comunidad se ha allanado y ha aceptado a hacer las obras, pero temen que estas se dilaten durante meses en los despechos del Concello, ya que sostienen que la intención no invertir nada en los arreglos e intentar vender las galerías -ya con muy pocos negocios en funcionamiento, ni siquiera el del alcalde está abierto- con algún “pelotazo” programado, aun a costa del riesgo para la salud de los ciudadanos.

El peligro es “real” si no se acometen las obras, ya que usuarios de las galerías señalan cómo es habitual, sobre todo en fines de semana, ver a niños jugando en las zonas que están “clausuradas” por el mal estado con unas cintas. Los propietarios lo saben, pero la “dictadura” que afirman sufrir por parte del actual regidor de la ciudad, ha impedido en todos estos años mover ficha.

Ahora el proyecto deberá transitar por los despachos municipales de Urbanismo donde, con los precedentes en la mano, la aprobación puede tardar años.

Los propietarios que luchan por hacer las obras creen que el interés sigue siendo nulo y, por tanto, no descartan pedir la ejecución de sentencia para evitar más demoras. Una década después, la ciudad de Ourense sigue emulando a series de comedia como “Aquí no hay quien viva”, pero reconvertido más bien en película de terror.