Ourense se asfixia entre cartelería ilegal y suciedad generalizada

¿FEÍSMO O DEJADEZ?

Las calles, no solo de Ourense sino de los distintos municipios de la provincia, son víctimas de un problema que se mantiene en el tiempo, provocado por la cartelería ilegal y la basura, creando una imagen de descuido y abandono general

Puentes y viaductos utilizados como soporte publicitario.
Puentes y viaductos utilizados como soporte publicitario. | Xesus Fariñas

Festas de Ourense, circo en Expourense, tarot, actuaciones en el Auditorio o vota al partido político de turno. Estos son algunos ejemplos de la cartelería que cubre las paredes de edificios, contenedores, paradas de autobús, semáforos o postes de la luz a lo largo y ancho de la provincia de Ourense. Nada se libra de una ciudad empapelada de porquería, oculta tras miles de reclamos en cada esquina de la calle, que no respeta espacios privados ni el patrimonio púiblico.

Una problemática que se enquista en una ciudad sin normas y que genera un fuerte malestar entre los ciudadanos, que denota dejadez y pasotismo por parte de las autoridades competentes, aquellas quienes se deben encargar de su retirada y limpieza. Sin embargo, no sólo no cumplen con su función sino que a menudo son partícipes de este atentado contra el patrimonio común.

La presencia de esta cartelería ilegal procede de todos los ámbitos que uno se pueda imaginar. Desde la promoción de la apertura de un nuevo negocio, pasando por las fiestas patronales de las diferentes localidades de Ourense, y acabando con espectáculos acrobáticos o automovilísticos nómadas. Pero todas tienen un denominador común: nunca se acaba retirando, ensuciando el mobiliario urbano y afeando el paisaje se vaya por donde se vaya.

Nunca se retira

La situación empeora en plena campaña electoral, momento en el que lo único que se puede observar son las caras de los candidatos de todos los partidos del panorama político. Este tipo de cartelería está autorizada durante ese mes previo al “día D”, en el que los colegios electorales abren sus puertas durante toda una jornada. Pero también es cierto que se debe circunscribir a espacios concretos y que luego los partidos deben proceder a su retirada.

Pero todas esas caras que persiguen a los ciudadanos a su paso por las calles de las ciudades o municipios de Ourense, lo continúan haciendo hasta que esas miradas, estáticas y vacías, acaban por pasar desapercibidas, víctimas de la costumbre y del olvido. Esa cartelería ilegal, adherida a las paredes de edificios en cualquier punto de la ciudad, en contenedores de la basura, semáforos o postes de la luz. Cualquier rincón sirve en esa carrera hacia el feísmo. Cartelería que nunca se limpia y que solo ensucia.

El resto del año la invasión de anuncios no para y la ciudad -y el resto de villas- se mantienen empapeladas de manera atemporal con carteles de diferentes firmas comerciales. Cartelería que se pone pero no se quita. Que permanece en el tiempo hasta que pasa a formar parte del paisaje. Una publicidad que no tiene otra finalidad que la de ensuciar las calles.

Basura acumulada por dejadez de los ciudadanos y administraciones

Los bajos vacíos o los edificios abandonados de la ciudad son el principal cúmulo de basura y suciedad que existe en los diferentes barrios de Ourense. Un problema provocado por la inacción de las autoridades competentes, que miran para otro lado en cuanto a la exigencia de una limpieza de las zonas comunes de la ciudad. Un capítulo aparte merecen las pintada, sobre todo en el Casco Vello, donde las capas de pintura y mugren reciben a los miles de visitantes que nos vistan cada año.

En este reparto de culpas, llama la atención de muchos ciudadanos, que lejos de cuidar el patrimonio parecen inmersos en una cruzada para destrozar todo lo que es común. Falta civismo y educación ciudadana, y son muchos los casos de particulares que tiran todo aquello que deja de tener vida útil en cualquier esquina sin importar de qué se trate.

En el Casco Histórico ya han sido tapiados varios edificios habitados por okupas y donde la acumulación de basura era tal, que la insalubridad se apoderaba del entorno. Pero al igual que con la cartelería, la basura también se extiende a los municipios de la provincia. Descampados utilizados como vertederos, materiales de obras tirados por los montes y mobiliario urbano en mal estado arrojado sin control. Este tipo de quejas no son nuevas, y aunque a algunas de ellas se les pone solución, aparecen otras nuevas en diferentes zonas.

La falta de interés por mostrar un escenario limpio de cara a la galería está patente por parte tanto de la ciudadanía como de las administraciones. La educación, pilar fundamental, no parece que se aplique en cuanto al respeto por lo público. El mobiliario urbano es otra víctima de nuestra sociedad, con elementos comunes que acaban destrozados y que, a la postre, tienen que ser reparados y pagados con el dinero de todos los contribuyentes.

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