Seguridad ciudadana y ourensanos, a la altura: sin pillaje en la noche más larga

La noche fue larga en la sala de reuniones de la primera planta de la Subdelegación del Gobierno tras el gran apagón. Responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, Protección Civil, Policía Autonómica y Delegación Territorial de la Xunta -algunos mandos se turnaron- se dieron cita a las diez de la noche y, casi doce horas después, seguían allí, en el comité de dirección provincial.

El objetivo no era otro que la atención a puntos e infraestructuras críticas de la provincia, con especial atención a la seguridad ciudadana y los centros sanitarios y asistenciales, sobre todo aquellos con personas dependientes y enfermos. Tampoco olvidaron la cárcel de Pereiro, con su propio grupo electrógeno. El centro de crisis ourensano estuvo en contacto directo con el Cecopi de A Estrada.

La Policía Nacional triplicó sus efectivos con respecto a una noche iluminada (once patrullas por toda la ciudad) para impedir saqueos nocturnos, sobre todo “en aquellos negocios que no pudieron bajar la persiana por problemas eléctricos”, según confirmaron fuentes de la Comisaría ourensana.

La Guardia Civil se empleó a fondo, incluidos los efectivos de Tráfico, recorriendo todos los “punto críticos” para garantizar, sobre todo, que los grupos electrógenos no fallaban y no les faltaba combustible. Emerxencias de Galicia movilizó incluso a los bomberos a forestales para llevar gasóleo allí donde se necesitaba. Según detalló Eladio Santos, el subdelegado del Gobierno a primera hora de la mañana de ayer, se facilitó combustibles durante la noche a Puntos de Atención Continuada como Celanova, Trives o Cualedro. Bidones entre 100 y 500 litros. “Hubo patrullas volantes por todas partes para tener constancia de las necesidades que iban surgiendo”, aseguró Santos. Las estaciones de servicio, con equipos autónomos para el suministro, tuvieron como clientes prioritarios a los servicios policiales y de emergencias.

La Policía Local de Ourense dobló número de efectivos, incorporando ocho policías más para la jornada de noche (18 patrullaron las calles). Fueron muy visibles durante la noche, donde establecieron operativos de vigilancia en calles céntricas, como la avenida de La Habana con Curros Enríquez.

Bomberos de Ourense contó con dos mandos, 14 bomberos, un técnico y un administrativo, mientras que Protección Civil tuvo 20 efectivos. Hasta 14.000 litros de gasóleo fueron bloqueados, informó el Concello, para garantizar el suministro al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), y también centros de menores, servicio de abastecimiento de agua y sedes de Policía Local y bomberos.

El suministro, a los pocos

En Ourense el suministro eléctrico se fue recuperando paulatinamente, pero tardó con respecto al resto de la comunidad gallega. A las cinco de la mañana, había fluido eléctrico en el 50% del territorio. Después, hubo un parón de dos horas. “A las 06.30 horas el suministro estaba garantizado al 85%”, valoró el subdelegado del Gobierno. Las villas fueron las más rezagadas y no tuvieron energía eléctrica hasta pasadas las seis de la mañana. Trives fue la más rezagada, a las 11,20 horas. En la ciudad también fue por barrios, el último el de O Couto, a las 06,27 horas.

Los ladrones respetaron la falta de luz para cometer robos. Según la Policía Nacional, “no hubo incidentes”. Sí tuvieron constancia de puntuales crisis de pánico que se solventaron con conversación al pie de domicilio. De hecho, Santos felicitaba “a toda la ciudadanía” por su comportamiento cívico nocturno.

Con la llegada de la luz natural y la reposición de la electricidad, la delincuencia se desperezó y salió de su letargo nocturno. En A Ponte, hubo hurtos de carteras a media mañana. “Personas mayores que aprovecharon para sacar dinero del banco y fueron vigiladas desde fuera”, según fuentes de la Policía Local. En Seixalbo, un radar del Concello, aún no operativo, fue rociado con spray rojo.

Ya por la mañana, los 42 efectivos policiales (31 de seguridad ciudadana y 11 de tráfico) nocturnos pasaron a 76. El apagón invirtió los papeles, con más inseguridad diurna.