La “sextorsión”, un delito “oculto” que afecta principalmente a los jóvenes
CIBERDELITO
Los acosadores chantajean a las víctimas con la “sextorsión” para conseguir que estas les envíen más fotografías
Las víctimas de la sextorsión son, en su gran mayoría, personas jóvenes, las cuales son engañadas para que poco a poco vayan mostrando sus partes del cuerpo y esas imágenes luego se convierten en un arma de chantaje. El acosador logra enamorar a la víctima y establece con ella una relación emocional en la que le pide que le mande fotografías, logrando su confianza al enviarle él también imágenes que resultan ser ficticias.
“Engancha a la víctima y le pide más y más y llega un momento en el que llega la sextorsión: o tú me muestras más o yo lo divulgaré entre tu entorno familiar y tus amigos. Es una realidad que existía, que existe y que llega a límites insospechados”, indica Juan Salom, quien dirigió el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil y actualmente es cybersecurity advisor del Grupo Armora.
El perfil de las víctimas, explica, es normalmente el de personas tímidas que en el mundo real les cuesta encontrar una relación emocional con otra persona y la buscan a través de internet. “Se encuentran con estas personas adultas que intentan tener las imágenes para luego extorsionarlas con más imágenes hasta conseguir que hagan lo que ellos buscan”, señala Salom.
Aunque las víctimas cumplan con las exigencias del chantajista, normalmente estos no tienen piedad y las fotografías acaban circulando por las redes sociales o por distintos foros de pornografía. El destino de las fotografías también depende mucho del perfil de los acosadores, hay profesionales de la pornografía, pero también adolescentes que extorsionan a otros menores para crear una espiral de contenido.
“Los profesionales suelen actuar en solitario. El mundo de la pornografía en internet está vinculado a lobos solitarios, que luego conectan en foros para compartir contenido entre ellos, pero no es delincuencia organizada”, indica Salom.
Entre la espada y la pared
La persona que es víctima de una sextorsión siente que se encuentra entre la espada y la pared. “Siente que no es capaz de salir porque dice ‘he entrado en una espiral en la que me van a acosar con mis familiares, mis amigos…”, cuenta Salom.
Lo recomendable en estos casos es que la víctima cuente lo que está pasando para que pueda ser ayudada, sin embargo, es difícil que denuncien debido a la propia dinámica del delito. Esto se ha reflejado en investigaciones donde, una vez el acosador es detenido, se descubre que tiene decenas de víctimas que no han denunciado la situación que sufren, por lo que hay mucho delito oculto.
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