Trampas al solitario en la Plaza

Gonzalo Pérez Jácome continúa haciéndose trampas al solitario en su guerra abierta contra los comerciantes de la Plaza de Abastos Número 1 de Ourense. Con la publicación en sus redes sociales esta semana del acuerdo firmado entre el exalcalde Jesús Vázquez y los placeros en 2018, Jácome ha terminado por destapar sus propios incumplimientos y mentiras en todo este proceso.

Como se puede leer en el propio convenio de colaboración, el Concello se comprometió en su momento a la “inmediata ejecución de dichas obras de reforma y rehabilitación para no prolongar los daños y perjuicios que las mismas supondrían para los placeros”. Unas obras que se han alargado siete años en el tiempo, únicamente por responsabilidad directa de su gobierno, que ha incumplido sistemáticamente los plazos y ha perdido una subvención de 3,5 millones de euros.

También es responsabilidad directa de su gobierno municipal ser incapaz de acordar un plan funcional con los placeros entre junio de 2019 y mayo de 2024, y acabar rompiendo el acuerdo al que llegó con Xunta y placeros en noviembre de 2024 para desbloquear esta situación, que ahora empuja a un callejón sin salida.

Una obra inacabada

Jácome se excusa en el que convenio solo compromete al Concello a entregar el edificio tal cual se autorizó en el proyecto aprobado en junta de gobierno en 2013, con las modificaciones técnicas obligatorias, “que es como está el edificio rematado actualmente”, señala el alcalde. Nada más lejos de la realidad. Y es que el proyecto de reforma aprobado en noviembre del 2013, que fue lo que avalaron los placeros, era mucho más ambicioso de lo que finalmente ha ejecutado el Concello, ya que se rebajó por el camino. Además, y en relación con el edificio rehabilitado, el Concello implementó posteriormente de manera unilateral -lo que colisiona con lo acordado en el propio convenio- cambios que han alterado sustancialmente el proyecto acordado en 2013 en puntos clave, como suprimir sin consultarlo el montacargas en la fachada sur -que sí estaba en el proyecto licitado- o pretender usar los ascensores para las operaciones de carga, lo que hoy compromete la funcionalidad del edificio.

La Plaza está hoy incompleta como se puede apreciar a simple vista, pero esto no es solo un capricho de los placeros como se empeña en proclamar Jácome. Hasta los arquitectos responsables de la reforma lo corroboran. En un encuentro organizado por el propio alcalde, el arquitecto Alfredo Freixedo afirmó que “el edificio está sin acabar porque hay un programa de necesidades y un programa de actividades que realmente está sin hacer”.

Y, por cierto, esto también lo corroboró Jácome -aunque ahora se le olvide- cuando se comprometió a cofinanciar junto a la Xunta en noviembre del 2024 estas obras de adecuación pendientes. En otras palabras, por mucho que ahora el regidor pretenda retorcer las palabras del convenio, lo que acordó el Concello fue que los placeros volverán a pagar el canon y a correr la concesión en el momento en el que los comerciantes tengan “los mismos términos y condiciones” que las recogidas en el contrato concesional, en el año 2000, en el que entraron en una plaza completa, con puestos y enchufes. Es decir, el Concello debe devolver la plaza a los comerciantes en las mismas condiciones del contrato concesional. En su lugar, trata ahora de que sean los propios placeros los que completen la plaza, teniendo que pagar ellos mismos unas condiciones que en realidad tienen garantizadas por contrato.