Viajeros y vecinos de Ourense afrontan un lustro de obras y parches

ESTACIÓN INTERMODAL

La provisionalidad de la estación de Ourense y la falta de servicios genera profundo malestar entre los usuarios

Taxistas y viajeros al sol en la Intermodal.
Taxistas y viajeros al sol en la Intermodal. | José Paz
La ciudad afronta una obra de renovación que genera continuo malestar entre vecinos y usuarios por la falta de utilidad de la instalación. La previsión de los trabajos es que las obras estén finalizadas en el 2030, pero en un año de trabajos solo se han ejecutado el 1,25% del presupuesto previsto.

Del faraónico proyecto presentado por Norman Foster a simple una obra de renovación. La historia de la reforma de la Intermodal está siendo un fiel reflejo de la máxima que acompaña de forma imperecedera a Ourense: reivindicar para no acabar recibiendo lo merecido.

La urbe, puerta de entrada del AVE a Galicia y uno de los principales nodos ferroviarios del noroeste, tendrá que conformarse con un proyecto que prevé el reciclaje de la actual instalación, construida en la década de 1950. El antes y el después en toda esta historia lo marcó la construcción de la nueva estación de autobuses de Ourense en 2020. Esta coyuntura prendió la llama de las protestas vecinales para demandar una “Intermodal digna” que integrara los barrios de A Ponte y O Vinteún, pero a la que las instituciones hicieron caso omiso. Además, dejó como resultado una instalación que pierde en la comparativa con sus homólogas gallegas con un modesto edificio contiguo al Empalme y unas dársenas desangeladas, más similares a un apeadero que una instalación del siglo XXI.

Paralelamente, los trabajos llevados a cabo para adaptar la estación a la llegada de los trenes de alta velocidad también han dibujado un panorama desolador. El parquin de la Estación es un auténtico quebradero de cabeza para sus usuarios. Apenas cuenta con 300 plazas, pero buena parte de ellas destinadas a empresas de alquiler de coches, lo que reduce sensiblemente la oferta y provoca un colapso constante que se verá agravado con la renovación en un futuro próximo. Ahora, Adif y la empresa concesionaria estudian eliminar los abonos de particulares que no tienen vinculación ferroviaria, con el objetivo de seguir poniendo parches a su mala planificación.

A esto hay que sumar el suplicio que supone utilizar la instalación en los días que la climatología es adversa. Adif ha desoído de manera sistemática sucesivas peticiones de construcción de una marquesina para refugiarse del sol y la lluvia. La falta de protección frente a los elementos atmosféricos no solo afecta a los viajeros al salir de la estación, también a los taxistas que se ven obligados a trabajar al raso sufriendo las inclemencias de las altas temperaturas o los chubascos.

Todo esto provoca que dentro de la instalación se sucedan cada semana las situaciones caóticas. Y es que ante el mínimo retraso, la estación colapsa fruto de la falta de espacio en su interior y la nula organización y respuesta por parte de Renfe.

Doce meses de trabajos sin apenas avances, mientras el plazo se echa encima

La inversión prevista para la ejecución de la nueva Intermodal alcanza los 111,7 millones de euros y el plazo de ejecución supera los seis años. Esto implica, que en el mejor de los casos los trabajos no estarán terminados antes del 2030. Esta es la teoría, pero cuesta creer que estas previsiones lleguen a buen término en la práctica. En una reciente respuesta parlamentaria al PP, el Gobierno señaló que la fecha oficial de comienzo fue el 17 de mayo del 2024 y que hasta el 13 de mayo del presente año tan solo se había ejecutado el 1,25% del total.

La futura estación contará, entonces sí, con una marquesina modular y triplicará su superficie con la remodelación del vestíbulo principal y con la construcción de una nueva sala de embarque acristalada y que tendrá vistas a la zona de vías. Ese punto tendrá un acceso con escaleras y ascensores a un paso elevado. De las once vías planificadas, tres serán destinadas a alta velocidad.

En lo que se refiere a la tan solicitada conexión A Ponte y O Vinteún, la solución escogida pasa por el cubrimiento parcial de las vías que irá desde el paso superarir de la avenida de Santiago hasta las calles Ático Noguerol y Alejandro Pedrosa. Sobre esa estructura de hormigón se plantea una zona verde y una pasarela peatonal cubierta con ascensor.

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