El consumo de alcohol entre los ourensanos crece y roza cotas de riesgo

BEBER SOCIAL

Un 15% de la población de la provincia de Ourense presenta un consumo alcohólico de riesgo, por encima de la media nacional

Una mujer se sirve una copa en una terraza de la ciudad.
Una mujer se sirve una copa en una terraza de la ciudad. | Xesús Fariñas

El alcohol se consolida en Galicia como una de las adicciones con mayor prevalencia, con un 94,7% que llega incluso a superar la media nacional de 93,2%, según la última encuesta sobre alcohol y otras drogas en España del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Mientras que otras sustancias psicoactivas como el tabaco ven reducido su consumo conforme pasan los años, mostrando una tendencia a la baja; las cifras en cuanto al consumo de alcohol alcanzan cotas preocupantes en las provincias gallegas.

En Ourense, el 15% de la población presenta un consumo de riesgo, en constante crecimiento desde hace más de un lustro, y con un perfil marcado mayoritariamente por hombres de mediana edad. En un contexto donde más del 92% de la población entre 15 y 64 años manifiesta haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida, el alcohol se posiciona como la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo, con gran distancia frente a la que le sigue en cifras: el tabaco, con una media de consumo del 66,6%.

El beber como un acto socialmente normalizado y la especial tradición a la que se vincula la copa de vino, son los principales motivos que alimentan un consumo tan elevado y tan enraizado entre los ourensanos, acostumbrados a tener siempre una bebida en la mesa. Este consumo, lejos de minimizarse en los últimos cinco años, ha aumentado notablemente a causa de la pandemia. Así lo indican desde la Unidad de Tratamiento de Alcoholismo (UTA) en Ourense, donde cada año ven una media de 360 nuevos usuarios, con un alto volumen de seguimientos. Todos ellos, pacientes derivados por el médico de cabecera o un profesional especialista al detectar un consumo peligroso para la salud que se suele presentar a una edad temprana. Los ourensanos prueban —de media— su primera copa a los 13 años, 3 años de diferencia con respecto a la media nacional, que supera los 16. Emilia Martínez, psicóloga en la UTA, señala con preocupación un consumo cada vez más prematuro, normalmente vinculado a otras sustancias: “En la juventud el problema no es solo de alcoholismo, suele ir muy unido a fumar cannabis o a tomar pastillas, aunque el problema principal sea el alcohol”.

El hombre es bebedor social y la mujer lo hace en soledad

La incapacidad para identificar el excesivo consumo de alcohol es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los ourensanos. La normalización es tal, que “hay bastantes personas que están incluso en lista de espera para un trasplante de hígado, -porque lo tiene ya muy fastidiado- y ni se dan cuenta”, afirma la psicóloga Emilia Martínez, quien explica que “como el hígado no duele, en un gran número de casos, ni son conscientes de lo que está pasando”. Una situación que, reconoce, se da más en el rural, donde beber es algo más cotidiano que en espacios urbanizados.

“Siempre tenemos que estar con psicoeducación, explicando que la uva está fermentada y que también es alcohol y hace daño aunque no esté destilado”, reconoce Martínez en relación al trabajo que desempeñan en la Unidad de Tratamiento de Alcoholismo, donde se enfrentan a una sociedad que niega la presencia de una adicción, a pesar de vivir con una jarra de vino o de cerveza, siempre presente en su mesa. Este hábito de su mesa, aunque muy interiorizado a nivel general, es más próximo al género masculino, que entiende el alcohol como un “acto social”. No obstante, en el caso de las mujeres, la adicción puede ser más peligrosa y difícil de identificar, puesto que acostumbra a experimentarse en soledad, recluida entre cuatro paredes y normalmente bajo el abrigo de la mentira, por verse más expuestas a la crítica popular.

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