La implicación vecinal sostiene las “danzas brancas” en la provincia de Ourense

La primavera representa la explosión de las danzas gremiales o procesionales, también denominadas blancas por el color de su vestimenta. Un ritual popular y ancestral que se remonta siglos atrás y que han ido evolucionando y adaptándose en función de los tiempos, pero siempre ligados a sus gentes.

Tras las representaciones As Lamas (Xinzo) y Laza, en mayo saldrán también los danzantes de Vilanova dos Infantes y más tarde lo harán en Allariz, Santa Tecra (Castro Caldelas), Xuvencos (Boborás) y, si hay voluntarios, Castrelo do Val. Una exaltación de baile y música tradicional que requiere del compromiso y esfuerzo de la comunidad que, en muchos casos, se transmite de padres a hijos. “As danzas son algo do pobo”, resalta Xavier Álvarez, del Centro de Cultura Popular Xaquín Lourenzo, investigador y estudioso de las danzas rituales, quien explicaba como los años que siguieron a la Guerra Civil marcaron un punto de no retorno para alguna de ellas, como la de Maceda. En otros se recuperaron y se bailaron durante años, pero la falta de relevo dejó las fiestas de Güín (Bande), A Seara (Cartelle) o Cádavos (A Mezquita) sin danza.

Evitar su completa desaparición llevó, a finales de los años 90, a que el Centro de Cultura Popular plasmase en dos volúmenes la música, las coreografías y las vestimentas de las once danzas localizadas en la provincia. “A intención dos libros era plasmar os movementos para que, se a xente quere, poida volver bailalos”, recordaba Álvarez sobre un laborioso proceso en el que estuvieron guiados por los más ancianos del lugar y que podría tener ahora su recompensa. En A Seara, los vecinos a través de la asociación, están tratando de recuperar la danza que tenía lugar por San Roque. Una idea de la que también se ha hablado en Cádavos (A Mezquita).

Allariz: una tradición centenaria que escenifican los niños

Las danzas gremiales alaricanas, también llamadas blancas por la indumentaria de sus trajes, tienen su origen en el siglo XIV y están vinculadas a la cofradía del Corpus, festividad que está relacionada con la Festa do Boi. Reciben su nombre porque tradicionalmente las realizaban los gremios, y hoy Allariz conserva dos de estas danzas, la de “paus”, vinculada a los “labregos”, y la de “entrenzado” o “entrelazado”, en torno a un palo de cuatro metros y cintas de colores que se van entrelazando. Estas danzas se siguen celebrando el día de la procesión de Xan de Arzúa, que este año será el 15 de junio. Los protagonistas son los niños de 6º de Primaria del CEIP Padre Feijóo, que durante este mes participan en talleres para aprender esta danza y mantener la tradición.

Fontefría (Castrelo do val): la romería de Santa Marta busca nuevos danzantes

El baile de los “Danzantes de Santa Marta”, en Fontefría (Castrelo do Val) coincide con la romería de Santa Marta, el último domingo de agosto. Su origen es incierto, pero se relaciona con ritos agrarios paganos. Se recuperó en 1984 tras años sin celebrarse; de hecho no se baila desde 2022 debido a la falta de danzantes.

Los danzantes son seis hombres con casaca blanca y larga, pantalón del mismo color y una banda azul cruzada. En la cabeza llevan un gorro cónico, con cintas de distintos colores para cada uno que deben trenzar en el mástil conocido como “mapola” mientras giran alrededor del mismo, bailando al son de la música y las castañuelas.

As Lamas (Xinzo de limia): seis danzas que transmiten de generación a generación

Los Danzantes de Lamas son un grupo de ocho hombres, generalmente solteros, de As Lamas (Xinzo de Limia), que todos los años realizan su baile tradicional para honrar a la Virgen de Santa Cruz, durante la fiestas patronales que se celebran el primer domingo de mayo. Es una tradición centenaria, que muchos estudiosos relacionan con la celebración castrexa del “Beltain”, y muy vinculada a los “maios”. Se recuperó en 1981 tras y desde entonces ya han sido varias hornadas de danzantes las que han protegido esta tradición, que mantiene un total de seis danzas.

Laza: los danzantes, clave durante el Santo Cristo

La danza es una parte integral de los Maios en Laza, que en la villa se celebran a través de la Festa do Santo Cristo, una combinación de rituales paganos que fueron posteriormente cristianizados.

Los danzantes lazanos son siempre seis chicos jóvenes, y cumplen un ciclo de varios años bailando. Son los encargados de recibir a Eva desde que sale por la mañana de una vivienda en la Praza da Picota, y también los últimos en saludarla desde el balcón tras la misa. Visten de blanco, gorro incluido, salvo por una tela roja en la cintura y una banda celeste cruzada, y portan castañuelas en las manos.

En cuanto a la danza, que ejecutan seis veces durante todo el ritual, esta se conoce como danza de Santa Cruz o del Santo Cristo.

Santa Tegra de Abeleda (Castro Caldelas): entre cocas y danzantes

En Santa Tegra de Abeleda, concello de Castro Caldelas, no se entiende la fiesta en honor a la Virgen de la Luz sin las cocas y danzantes. Una escenificación llena de colorido y devoción que tiene lugar el primer domingo de agosto después del día 5, y donde la Virgen sale en procesión acompañada de ocho danzantes, seguidos de una pareja de gigantes (Coco y Coca).

No hay documentación escrita que recoja el origen de la danza, si bien la tradición popular es que fue un indiano emigrado a México que, agradecido por la curación de su hija de un problema de la vista, trajo desde el país azteca la danza y la devoción por la Virgen de la Luz. Su escenificación, que tuvo un parón en la etapa franquista, se recuperó en los años 80 del siglo pasado de la mano de los vecinos y con la colaboración del grupo “Fiadeiro” de Ourense. Desde entonces, gracias a la pasión que le ponen los vecinos y los danzantes de Castro Floxo, un total de ocho que la representan desde hace 30 años, se puede disfrutar del ritual ancestral.

Vilanova dos Infantes (Celanova): danza gremial cedida a la Virgen

Dos son los días marcados en rojo en Vilanova dos Infantes para disfrutar de sus danzantes. La primera, y principal, con motivo de la fiesta en honor a la Virxe do Cristal que se celebra el 15 de septiembre. La segunda, más concurrida y mediática, en el marco de la romería etnográfica Raigame que cada 17 de mayo se celebra en el burgo medieval.

La danza, en su origen dedicada a los zapateros -gremio de gran tradición en el núcleo- se cedió después a la Virxe do Cristal, en una tradición que se mantiene en la actualidad. Ocho son los danzantes, en su origen eran hombres pero a día de hoy son mayoritariamente femeninas, que escenifican este ritual donde se entrelazan música, coreografía y vestimenta. Una labor que, con mucho esfuerzo, mantienen viva en Vilanova dos Infantes en una tradición que, en muchas ocasiones, se pasa de padres a hijos, de abuelos a nietos. Con el deseo de que la tradición perdure muchos años más, recientemente se ha puesto en marcha un pequeño grupo infantil, conformado por 8 menores entre 6 y 12 años.

Xuvencos (Boborás): hay que esperar al 2028 para volver a disfrutarlos

Boborás recuperó en 2024 su secular Danza de Xuvencos, tras el paréntesis provocado por la pandemia, y coincidiendo con la segunda jornada de la Festa das Mudaciós en el mes de mayo. El ritual se repite cada cuatro años y sus orígenes son desconocidos, contando tan solo con una referencia escrita de la Festa das Mudaciós que data de 1772.

El historiador Xosé Luis Sobrado, en su libro “Xuvencos. Historia e Tradición”, se refiere a la similitud con otras danzas, que nacieron en la Edad Media, “e que se corresponden na súa orixe coas chamadas danzas gremiais: manifestacións pagano-relixiosas”. Ocho jóvenes de Xuvencos fueron los danzantes este último año dirigidos por Tatiana Rodríguez Fírvida. La danza tiene lugar entre la capilla de Boborás y la iglesia de Xuvencos.