La inmigración dispara el censo y planta cara a la despoblación de Ourense

La provincia gana población gracias al bum migratorio, que sumó 1.500 nuevos residentes foráneos en un solo año en la ciudad, y alrededor de un millar más en las principales cabeceras de comarca. Sin embargo, la transformación demográfica se dejan notar también en concellos más rurales, como A Gudiña o A Teixeira, que lideran el crecimiento porcentual de población foránea.

La batalla de Ourense contra la despoblación tiene un claro ganador en 2025, y habla con acento foráneo. El censo oficial a 1 de enero publicado la pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma que la provincia ha logrado no solo mantener, sino aumentar sus cifras de habitantes, gracias exclusivamente al saldo migratorio. El mapa de la inmigración en Ourense dibuja dos velocidades: un volumen masivo de llegadas concentrado en la ciudad y las grandes villas, y un impacto porcentual silencioso pero decisivo que está transformando la estructura demográfica de los pequeños concellos del rural.

Ciudad y villas

El gran motor de este cambio de ciclo es la ciudad. De los 2.603 habitantes nacidos en el extranjero que ganó la provincia en el último año, casi el 60% se instalaron en la capital. Ourense ciudad suma 1.549 nuevos vecinos nacidos fuera de España en tan solo doce meses, elevando su total a 18.723. Esto supone que el 17,7% de los empadronados en la urbe ya tienen su origen en el exterior, un salto de más de un punto respecto al año anterior.

Sin embargo, el fenómeno se nota con mayor intensidad en las villas, que actúan como polos de atracción laboral y de servicios. El caso de Carballiño y Verín es paradigmático. Ambas cabeceras de comarca han roto moldes este año, sumando 260 y 261 residentes nacidos en el extranjero respectivamente. La cifra tiene una lectura demográfica de calado, ya que en ambos municipios más de uno de cada cinco vecinos ya ha nacido fuera. En Carballiño el porcentaje escala hasta el 23,3% y en Verín, al 21,9%, cifras que evidencian un dinamismo social muy superior a la media gallega.

A este vagón de cabeza se suman O Barco, que incorpora a 190 nuevos residentes foráneos (superando el 20% del total de su padrón), y Allariz. La villa alaricana, habitualmente atractiva para la población local, también se ha convertido en un imán internacional: ganó 100 vecinos nacidos en el extranjero en un año y su peso poblacional sube al 13,2%.

La transformación del rural

En concellos con menos población, la llegada de unas pocas familias lo cambia todo. Es el caso de A Gudiña, que protagoniza el mayor salto proporcional de toda la provincia. En solo un año, el peso de sus vecinos nacidos en el extranjero ha crecido casi 3,5 puntos, pasando del 15% al 18,6%.

Un fenómeno similar vive A Teixeira. Uno de los concellos con menos habitantes de Galicia ve cómo su padrón revive: casi el 10% de sus vecinos son ya nacidos fuera, tras un incremento de tres puntos en el último ejercicio. La lista de municipios donde la inmigración está frenando el envejecimiento se amplía con A Veiga, Verea y Nogueira de Ramuín, todos ellos con crecimientos muy superiores a la media provincial.

En el lado opuesto de la balanza, el censo de 2025 revela el estancamiento o retroceso de los concellos tradicionalmente vinculados a la emigración histórica, como Beariz o Avión. Aunque siguen siendo los municipios con mayor porcentaje total de nacidos en el extranjero de toda la provincia (con un 29,6% y un 35,4% respectivamente, debido al fuerte vínculo con México), pierden efectivos, lo que sugiere que el nuevo bum migratorio no sigue los cánones del retorno de los años 90, sino que busca oportunidades laborales en núcleos más poblados o conectados.