La Nueva Ourensanía | Lourdes Orozco: En la Festa da Istoria inició su historia en la provincia

LA NUEVA OURENSANÍA

Natural de México, de abuelo lucense emigrado a Cuba y posteriormente al país azteca, con marido ribadaviense y residencia ourensana, Lourdes Orozco representa un híbrido cultural gallego y mexicano. “Galicia es para mí un hogar”, declara.

La Nueva Ourensanía | Lourdes Orozco | La Región

Era Lourdes Orozco Díaz, más conocida como Marilú en estas tierras, mociña, cuando conoció al que se convirtió en su marido, en Ribadavia. “Yo venía todos los años con mi abuelo, que era de Pígara, en Lugo, a pasar los veranos”, explica. Fue invitada a una Festa da Istoria a casa de unos amigos de la familia, que literalmente hicieron de casamenteros. “Me animaron a que fuese con Yago por ahí”, informa en relación al pretendiente. “Fue un flechazo aunque al principio no veía la relación porque yo vivía en México”, añade.

La Nueva Ourensanía | Lourdes Orozco Díaz
La Nueva Ourensanía | Lourdes Orozco Díaz

El romance fue creciendo a base de visitas mutuas. “Al final me vine a hacer un máster aquí de psicología del trabajo y las organizaciones”, comenta. Estudió en México publicidad y trabajaba en un periódico. “En ventas y relaciones públicas”, concreta.

Un canto en Galicia

“Nos enseñaron a amar Galicia desde niños”, confiesa Lourdes. “Mi abuelo era muy bohemio, nos leía los poemas de Rosalía de Castro”, comparte. Hizo su antepasado fortuna con una empresa de vinos, ultramarinos y licores. “Llegó a tener ciento y pico tiendas”, revela. Cuenta Lourdes que su lado artístico encontraba su lugar en la composición de canciones para José Alfredo Jiménez, conocido como el rey de la canción ranchera.

Se estableció pues la nieta aquí de rebote, tras ese idilio que arrancó a orillas del Avia. Acabó la cosa en matrimonio, dos hijos y estancia en la capital ourensana. A México vuelve todos los años a ver a los suyos, principalmente a su padre puesto que sus dos hermanos residen en A Coruña y Vigo. “Tienen mujeres mexicanas pero igualmente se fueron asentando laboralmente en España”, aclara.

En su casa se come muy de aquí porque ya su madre heredó las artes gastronómicas de la tierra y su plato favorito son los mariscos. No sabe nada Marilú, como decimos aquí, ‘chámalle parva’. “Rabudiña”, es el apodo que le dedica a su hija pequeña Lúa, “toxo” a su marido cuando no se cuadra. Yago junior, que es el hijo mayor, pregunta mucho por las raíces del otro lado del océano, se ve que es medio celta, medio charro.

Estuvo también Marilú, Marilou en Suiza, para estudiar en un internado. “Mis padres eran muy serios, y lo de hacer un año sabático no lo veían”, explica. Es costumbre del otro lado del charco un tiempo de recreo y placeres por el mundo para decidir a qué te quieres dedicar en la vida. “Etiqueta, protocolo”, fueron algunas de las enseñanzas, aparte de idiomas varios. De ahí heredó buenas amistades europeas con las que se ve siempre que puede en algún lugar del globo. Destaca una amiga griega con la que está planeando una escapada.

Su ocio cotidiano se reparte entre las ciudades en las que viven sus hermanos, y un salto de vez en cuando a Cangas. “Mis suegros tienen un piso”, explica el salto a las rías, de vez en cuando también se la ve en el COB, en el Galiocio, o en donde toque con las crianzas.

Anda Lourdes pergeñando un objetivo que quizá se realice cuando los niños sean un pelín más grandes. “Montar un negocio, algo de viajes o turismo”, esboza una idea. Se la ve paciente e inquieta a la vez; decía Marco Aurelio que “el tiempo es un río de acontecimientos que arrastran a otros”, así pues la realización profesional llegará para Lourdes, atrás quedará la maternidad dichosa, bendito cambio.

Se nos antoja tras conocerla pensar que es de toda la vida de aquí, pues ¿quién no se ha hecho ojitos en una verbena de aldea, y jugado a enamoriscarse? Solo su parcial acento y las anécdotas de otros mundos la ubican en la categoría de ourensanía nueva.

Mi abuelo salió de Pígara para ir a Cuba, allí no hablaba gallego porque por lo visto se veía mal, sus negocios y su vida la hizo en México

La aplicación del derecho a retorno para los que algún día se fueron a pasarlas canutas o a brillar debería ser universal, no solo en el papel.

Aquí me siento en casa, Galicia es para mí un hogar”, concluye Lourdes Orozco Díaz. Qué duda cabe, el flujo natural de la vida la trajo a la provincia, las celestinas hicieron su trabajo, y un poco también las meigas.

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