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75 AÑOS DE ACTIVIDAD
Ribadavia se despedía ayer de uno de sus negocios históricos, la frutería “El Murciano”, situada en la calle Progreso. Tres generaciones de la misma familia regentaron durante décadas esta frutería mayorista que bajó la persiana tras 75 años de actividad en la capital de O Ribeiro.
La historia comenzó en 1950, cuando Santiago Martínez Lucas, natural de Murcia, aconsejado por su hermano Daniel, almacenista de plátanos en el barrio ourensano de A Ponte, decidió asentarse en Ribadavia y abrir un negocio de fruta al por mayor, que pasó después a manos de su hijo y posteriormente a su nieto, Santiago Martínez, que lleva 42 años dedicado al oficio.
Santiago Martínez comenzó con 18 años a trabajar con su padre, aunque el negocio siempre estuvo presente en su vida “me salieron los dientes en la frutería”, apunta. Cuenta que “a día de hoy es duro, porque yo me levanto a las 2,30 de la madrugada para ir a recoger la fruta a los almacenes y hacer reparto, pero antes lo era mucho más, había menos comodidades. Mi abuelo recogía la mercancía que llegaba en tren a la estación, hasta que comenzó a llegar en camiones”.
Con cierta nostalgia recuerda como se maduraban los plátanos en el almacén “llegaban verdes, y se colgaba la planta entera en el techo y con estufa de butano se le daba calor. Luego mi padre los repartía en bicicleta por las fruterías, y nosotros jugábamos a zurrarnos con los ramos”.
El negocio fue el sostén familiar de tres generaciones: “en su día era una mina, pero ahora ya no. Los días de feria se vendían más naranjas entonces de las que se venden ahora en medio año”, relata Santiago.
El número de clientes se fue reduciendo “porque la fruta de calidad es más cara y ahora se consume menos. Antes trabajaba con cerca de 40 fruterías y con el paso del tiempo se redujeron a 10, y el volumen de ventas disminuyó a un 15% de lo que fue”. De ahí la decisión de cerrar un negocio que se queda sin relevo, ya que ni las hermanas ni los hijos de Santiago se dedican al sector.
Ayer muchos vecinos de Ribadavia pasaron por “El Murciano” para despedirse de Santiago y Nati, la vendedora de la frutería. “Nos dicen que van a echarnos de menos y nosotros a ellos también, pero después de mucho esfuerzo, ahora nos toca disfrutar de un merecido descanso".
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