Gotas en los ojos en lugar de gafas, el futuro de la lectura
VIDA OURENSANA
Científicos de Argentina presentan un estudio para evaluar la vista tras usar colirios
Expertos del Centro de Investigación Avanzada en Presbicia de Buenos Aires (Argentina) presentaron en el 43 Congreso de la Sociedad Europea de Cirujanos de Catarata y Refractivos (ESCRS) un estudio retrospectivo de 766 pacientes revela que la mayoría podía leer dos, tres o más líneas adicionales en la tabla optométrica utilizada para evaluar la agudeza visual cercana (la tabla de Jaeger) tras usar colirios especialmente formulados. Esta mejora se mantuvo hasta dos años.
La doctora Giovanna Benozzi, directora del Centro de Investigación Avanzada en Presbicia de Buenos Aires, Argentina, apuntó: “Realizamos esta investigación debido a la importante necesidad médica insatisfecha en el manejo de la presbicia. Las soluciones actuales, como las gafas de lectura o las intervenciones quirúrgicas, presentan limitaciones, como la incomodidad, el malestar social y los posibles riesgos o complicaciones. Existe un grupo de pacientes con presbicia que tienen opciones limitadas aparte de las gafas y que no son candidatos a cirugía; estos son nuestro principal interés. Buscamos aportar evidencia clínica sólida que respalde una solución farmacológica innovadora para ofrecer a los pacientes una alternativa no invasiva, cómoda y eficaz”.
Dos agentes activos
Las gotas para los ojos, desarrolladas por el padre del doctor Benozzi, el difunto doctor Jorge Benozzi del mismo centro, contienen una combinación de dos agentes activos: pilocarpina, un fármaco que contrae las pupilas y el músculo ciliar, que es un músculo que controla la acomodación del ojo para ver objetos a diferentes distancias, y diclofenaco, un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que reduce la inflamación y el malestar que a menudo causa la pilocarpina.
A los pacientes se les administró el colirio dos veces al día, generalmente al despertar y de nuevo aproximadamente seis horas después, con una tercera dosis opcional si los síntomas reaparecían o se necesitaba mayor comodidad visual. El grupo de pacientes (373 mujeres y 393 hombres, con una edad promedio de 55 años) se dividió en tres grupos para recibir una de tres formulaciones de colirio. Cada formulación contenía una dosis fija de diclofenaco, pero las concentraciones de pilocarpina fueron del 1%, 2% y 3%.
Los investigadores evaluaron la mejora en la capacidad de los pacientes para leer la tabla Jaeger sin gafas (agudeza visual cercana sin corrección) una hora después de la primera administración de las gotas y realizaron un seguimiento de los pacientes durante dos años.
Según Benozzi: “Nuestro resultado más significativo mostró mejoras rápidas y sostenidas en la visión de cerca con las tres concentraciones. Una hora después de administrar las primeras gotas, los pacientes experimentaron una mejora promedio de 3,45 líneas de Jaeger. El tratamiento también mejoró el enfoque a todas las distancias”.
Visión de cerca óptima
Sorprendentemente, el 99% de los 148 pacientes del grupo de pilocarpina al 1% alcanzaron una visión de cerca óptima y pudieron leer dos o más líneas adicionales. Aproximadamente el 83% de los pacientes mantuvo una buena visión de cerca funcional a los 12 meses. Cabe destacar que no se observaron efectos adversos significativos, como aumento de la presión intraocular o desprendimiento de retina. En el grupo del 2%, el 69% de 248 pacientes pudieron leer tres o más líneas adicionales en la tabla de Jaeger, y en el grupo del 3%, el 84% de 370 pacientes pudieron leer tres o más líneas adicionales.
La mejoría visual de los pacientes se mantuvo hasta dos años, con una duración media de 434 días. Los efectos secundarios fueron leves, siendo los más frecuentes la visión borrosa temporal (32% de los casos), la irritación al aplicar las gotas (3,7%) y la cefalea (3,8%). Ningún paciente interrumpió el tratamiento.
Los efectos secundarios adversos comunes de la pilocarpina también pueden incluir enrojecimiento de los ojos, ojos llorosos, visión borrosa, visión tenue u oscura, sensibilidad a la luz o problemas para cambiar el enfoque entre objetos, ver destellos de luz o “moscas volantes” en la visión y, en casos raros, desprendimiento de retina.
Benozzi continuó: “Casi todos los pacientes experimentaron mejoras positivas en la agudeza visual cercana, aunque la magnitud de la mejora dependió del estado de su visión antes del tratamiento al inicio”.
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