El 85% de los fallecidos por calor tiene más de 65 años

CAMBIO CLIMÁTICO

El 68% de muertes por calor extremo en Europa se deben a las consecuencias del cambio climático

España es el segundo país de Europa con más muertes estimadas por el cambio climático este verano.
España es el segundo país de Europa con más muertes estimadas por el cambio climático este verano.

Hasta el 68% de las muertes por calor extremo en Europa ocurridas durante el verano son atribuibles al cambio climático, según un estudio del Imperial College de Londres, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la Universidad de Berna (Suiza), el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y la Universidad de Copenhague.

El aumento de las temperaturas medias hasta 3,6 grados ha provocado la muerte de 24.400 personas en las 854 ciudades europeas analizadas, de las que se podrían haber evitado unas 16.500 defunciones sin este incremento del calor, inducido por la quema de combustibles fósiles y la deforestación, según los autores del estudio.

Las personas mayores de 65 años son las más vulnerables al calor, representando el 85% del exceso de muertes, algo especialmente relevante teniendo en cuenta el envejecimiento de la población europea y que el continente es el que más rápido se calienta.

“Esto amenazará la vida de las personas mayores y sobrecargará los sistemas de salud. Se necesitan políticas para que las ciudades sean más resilientes al calor extremo”, afirman los investigadores, recordando que el 70% de la población europea vive en ciudades, que suelen tener entre 4 y 6 grados más de temperatura que las zonas rurales.

Por ello, recomiendan ampliar los espacios verdes y azules, un recurso vital durante épocas de calor extremo, especialmente en comunidades de bajos ingresos con viviendas más calurosas y densas. “Las ciudades son muy vulnerables a las olas de calor debido a que grandes cantidades de superficies de hormigón y asfalto atrapan y retienen el calor, mientras que el transporte y el consumo de energía generan aún más, intensificando las peligrosas temperaturas urbanas. Las tendencias convergentes de urbanización, envejecimiento de la población y cambio climático impulsan la vulnerabilidad y aumentan el riesgo de alcanzar los límites de la adaptación”, agregan.

A pesar de la necesidad de políticas de protección, los expertos insisten en el “rápido abandono” de los combustibles fósiles como la forma más eficaz de evitar veranos más calurosos y mortales.

Los países con más muertes estimadas por el cambio climático este verano son: Italia (4.597), España (2.841), Alemania (1.477), Francia (1.444), Reino Unido (1.147), Rumanía (1.064), Grecia (808), Bulgaria (552) y Croacia (268).

Las capitales más afectadas han sido: Roma (835 muertes), Atenas (630), París (409), Madrid (387), Bucarest (360), Londres (315) y Berlín (140).

Madrid ha sido la segunda capital con mayor proporción de muertes atribuibles al cambio climático (93%), solo superada por Estocolmo (97%), seguida por Bratislava (85%).

Ligeros aumentos del calor pueden causar muchas muertes

En el mismo estudio sobre los efectos del calor, los investigadores han subrayado que incluso unos “pocos grados adicionales” pueden causar “grandes aumentos repentinos” de fallecimientos, principalmente por la exposición de personas vulnerables a temperaturas superiores a las que están acostumbradas.

Entre junio y agosto de este año se ha registrado un incremento de 0,9 grados por encima de la media de la serie 1990-2020, convirtiendo a este período en la cuarta temporada de verano más cálida.

Además, las temperaturas veraniegas en Europa son entre 1,5 y 2,9 grados superiores a las que habrían sido en un clima 1,3 grados más frío, sin el aumento del calor provocado por la quema de combustibles fósiles.

“Puede que no parezca mucho, pero nuestro estudio demuestra que cambios en el calor estival de tan solo unos pocos grados pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas. Es otro recordatorio de que el cambio climático no es un problema que podamos abordar en el futuro”, ha insistido la investigadora del Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, la doctora Clair Barnes.

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