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BOTÁNICA
Algunos de sus nombres populares son antagónicos, ya que sugieren al mismo tiempo amor y traición. Así, por ejemplo, viene denominado árbol del amor, árbore do amor en gallego, por el color rosa de sus flores y la forma acorazonada de sus hojas y, al mismo tiempo, árbol de Judas, apelativo debido a la leyenda según la cual el apóstol Judas Iscariote, lleno de remordimiento por haber traicionado a Cristo, se ahorcó colgándose de una rama de uno de estos ejemplares.
Parece ser que fue introducido en el centro de Europa en torno al año mil doscientos en la época de las cruzadas y su primer destino fue Francia. Allí se le llamaba árbol de Judea, por provenir de esa región del oriente medio; este nombre con el paso del tiempo derivó en árbol de Judas. Asimismo se le conoce como algarrobo loco, por su parecido con el algarrobo, arjorán, ciclamor o cercis.
Su nombre genérico deriva del griego kerkis que significa “nave o navecilla” aludiendo probablemente a la forma de la corola de la flor, concretamente a la quilla, típica de las flores papilonáceas, o a la del fruto; el epíteto siliquastrum procede de las palabras latinas siliqua que significa “algarrobo o legumbre” y astrum que significa “parecido” por sus frutos parecidos a los del algarrobo.
Posee una larga raíz central y un sistema radicular grueso y extendido. Puede alcanzar hasta los diez metros de altura y presenta un tronco retorcido. Su copa es amplia e irregular. Sus ramas no son numerosas. Su corteza, de color pardo rojizo en las ramas más jóvenes, es considerablemente más oscura en las ramas principales y en el tronco. Se resquebraja en placas rectangulares o cuadrangulares. Sus hojas redondeadas, lampiñas, de borde entero o ligeramente ondulado y con base profundamente acorazonada, se disponen en modo alterno; presentan el haz verde mate y el envés más claro o a veces verde azulado. En el otoño se vuelven amarillentas. Poseen un peciolo casi tan largo como el limbo de la hoja y se pliegan hacia el nervio central. Sus flores son hermafroditas, es decir, sus órganos sexuales masculinos, los estambres, y los femeninos, pistilos, se encuentran en la misma flor.
El cáliz presenta cinco sépalos y la corola, de forma amariposada, tres pétalos y diez estambres libres. Son numerosas, de un vistoso color rosa púrpura intenso, brotando en racimos a lo largo de las ramas principales y en el mismo tronco antes de la aparición de las hojas. Este raro fenómeno es conocido en botánica como “caulifloria”. Florece en primavera. Sus frutos son legumbres planas y colgantes, al principio de color verde, pasando luego al rosa y tornándose pardas al madurar. Suelen permanecer en el árbol, tras la caída de las hojas, durante todo el invierno hasta la siguiente floración. Se abren en dos valvas y contienen numerosas semillas. Crece lentamente, en lugares soleados, secos y rocosos y es resistente a los fríos invernales de las regiones templadas y también a las sequías, pero no soporta las heladas persistentes y los suelos encharcados.
Desde el punto de vista médico los frutos se usaron como astringente y la corteza en infusión para aliviar catarros. Desde el gastronómico las flores, que tienen un sabor agridulce, ligeramente picante, se pueden comer en ensalada; también se pueden utilizar para decorar paltos o preparar el relleno de algunos dulces. Los botones florales se se pueden escabechar con vinagre, igual que las alcaparras.
Su madera es bonita aunque no de buena calidad, pero por su tipo de floración, es una planta exótica muy decorativa que confiere al paisaje un agradable y llamativo impacto cromático. Es por este motivo por el que se encuentra en numerosos parques y jardines, también de Galicia, cultivado como árbol ornamental. Asimismo se puede hallar en terrenos baldíos. Además de este valor estético, por ser resistente a la contaminación ambiental se encuentra formando parte del arbolado urbano de algunas ciudades. Así, la céntrica calle del Paseo de Ourense, está flanqueada por sendas hileras de árboles de esta especie. También lo encontramos en otras zonas de la ciudad. Será siempre necesario tomar las medidas oportunas para preservar esta riqueza natural de la ciudad.
Actualmente, el Cercis siliquastrum es el símbolo de la ciudad turca de Estambul, antiguamente conocida como Bizancio o Constantinopla, donde se le denomina con el nombre de “erguvan”.
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