La 'Catedral del siglo XXI', de Gaudí, elevada a basílica
El Pontífice roció con agua las paredes de la Sagrada Familia y ungió con óleo el altar del templo
El Papa Benedicto XVI consagró ayer el templo de la Sagrada Familia, de Barcelona, considerado la catedral del siglo XXI, al que elevó a la categoría de basílica, obra del arquitecto modernista Antoni Gaudí (1852-1926), cuyo proceso de beatificación está en curso. La consagración, 'dedicación a Dios', la efectuó durante la misa solemne que oficia en el templo, a la que asisten unas ocho mil personas en el interior, entre ellas los Reyes, y más de 50.000 en el exterior.
La dedicación del templo comenzó con la presentación al Pontífice del agua, tras lo cual el Papa dijo en castellano: 'Queridos hermanos, al dedicar a Dios nuestro Señor esta santa iglesia de la Sagrada Familia, supliquémosle que bendiga esta agua, criatura suya, con la cual seremos rociados en señal de penitencia y en recuerdo del bautismo, y con la cual se purificarán los muros y el nuevo altar'.
Después, el Papa roció con agua bendita al pueblo y el altar, a la vez que seis sacerdotes rociaron con agua bendita los muros de la iglesia. Tras la liturgia de la palabra y la lectura del Evangelio, en esta ocasión de Lucas, y pronunciar la homilía, se procedió a la oración de dedicación y se cantaron las letanías de los santos.
AGUA BENDITA Y SANTOS ÓLEOS
A continuación, se procedió a la unción del altar y de los muros de la iglesia, tras lo cual, el Papa dijo desde el altar: 'Que el Señor santifique con su poder esta casa y este altar, que ungimos ejerciendo nuestro ministerio, para que manifiesten con un signo visible el misterio de Cristo y la Iglesia'.
Después vertió el crisma (óleos sagrados) en el medio y en las cuatro esquinas del altar y ungió toda la mesa. Paralelamente, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluis Martinez Sistach, el cardenal cecretario de Estado, Tarcisio Bertone, y diez obispos ungió los muros de la iglesia, signando las doce cruces distribuidas en la nave.
El ritual prosiguió con la incensación del altar y de la iglesia. Después se procedió a la iluminación del altar y de la iglesia, tras lo cual se inició la misa, a cuyo término el arzobispo de Barcelona leyó la Bula de Promulgación del templo de la Sagrada Familia como basílica.
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